En entrevista con La Mañana, de Brum habló sobre las perspectivas futuras de la política económica nacional, dando su visión tanto regional como internacional.
¿Podemos aventurar políticas económicas futuras de acuerdo con todos los anuncios que se han hecho?
Creo que claramente no hay una definición de un cambio profundo respecto de lo que ha estado ocurriendo en los últimos años. Incluso hasta lo que habían sido los propios gobiernos del Frente Amplio de antes. En este contexto, hoy por hoy, con lo que se sabe y lo que se escucha, la estimación más razonable es decir que hay cierta continuidad con políticas que se vienen aplicando en Uruguay ya hace varias décadas con todos sus pros y sus contras. Los pros están por el lado de cierto grado de previsibilidad. La contra es que ante los problemas endémicos que sabemos que la economía uruguaya tiene tampoco parece haber demasiado consenso en el próximo gobierno como para poder encararlos. Es un problema del sistema político en general, tener la capacidad de asumir los costos de efectuar reformas que eventualmente mejoren la situación del país a largo plazo. Dentro de ese contexto de continuidad, sí, va a haber seguramente una tirantez entre ciertas propuestas de tono más liberal, quizás que se parezcan más a algunas que iniciativas del gobierno de estos últimos cinco años, y otras iniciativas de corte más populista que tienen algunos sectores dentro del Frente Amplio. Habrá que ver en definitiva cómo se dirimen en los próximos años dentro del manejo del gobierno, pero por ahora es muy difícil saber hacia dónde va a estar inclinada la balanza.
Se propone reducir la jornada laboral sin afectar los salarios, ¿cómo impacta esto en la economía?
Es un desastre y es absurdo en el contexto de problemas de competitividad que tiene hoy por hoy Uruguay, y es también inconcebible dentro de lo que es hoy el nivel de desarrollo de la economía uruguaya. Es esa típica situación donde seguramente hay sectores dentro del gobierno que creen que esto no es oportuno, otros que lo querrán impulsar, y después lo vimos durante la campaña electoral y en alguna oportunidad en que se discutían las propuestas del gobierno del Frente Amplio. Decían: “Bueno, sí, pero esto es para después, y otros decían, no, esto tiene que ser para ahora”. En fin, habrá que ver cómo se maneja eso. Por ahora, lo que uno diría es que el 1º de marzo vamos a tener un programa no muy distinto al del 28 de febrero y después las grandes diferencias dentro del Frente Amplio se irán definiendo en los próximos días e iremos viendo hacia dónde se inclina la pulseada.
La presencia del Movimiento de Participación Popular (MPP) y el Partido Comunista dentro del esquema de gobierno, ¿puede marcar un rumbo en la economía del país?
El MPP no es tradicionalmente un sector que tenga una visión de país, es más bien un grupo político que lo que busca es llegar al poder y después, estando en el poder, arbitrar entre distintas fuerzas y sacar la pelota hacia donde pueda, hacia donde encuentre espacio. Seguramente, al ser el MPP la mayoría, lo que va a haber es un intento de arbitrar entre las posiciones antagónicas que existen dentro del Frente Amplio para poder llevar adelante una gestión de gobierno que va a estar equilibrada entre las tensiones que puedan venir, por un lado, del Partido Comunista y los sectores, llamémosles así, seregnistas, por el otro.
A nivel de política regional, ¿está en crisis la región? Las medidas que toma Donald Trump en Estados Unidos marcan claramente la decisión de sancionar, desde el punto de vista económico, a todo aquel país que no esté de acuerdo con él. ¿Esto puede incluir a Uruguay por una cuestión ideológica?
Ya vimos lo que pasó ahora con Colombia, un día la amenazó con tarifas y al otro día las retiró. No es tan fácil. Estados Unidos, más allá de que ciertamente la presidencia tiene un campo de acceso importante, es un país donde de alguna manera existe cierta separación de poderes y ya hemos visto cómo muchas veces el Parlamento o el sistema judicial intervienen medidas del gobierno que son plenamente de corte autoritario. O sea que, del dicho al hecho, en las manifestaciones de Donald Trump, siempre hay un trecho. Con lo cual, todas estas cosas hay que tomarlas con pinzas. Evidentemente, no creo que las medidas del gobierno norteamericano estén pensando ni en Uruguay, ni siquiera en la región. Ya lo dijo claramente Trump el otro día en una entrevista, “Ellos nos necesitan más que nosotros”, y hasta si lo apuraban desconocía que existía la región. Entonces, claramente, el foco de la administración Trump no va a estar hacia esta región, hacia el sur en particular, sino que todas estas amenazas evidentemente tienen como foco otros contrincantes a nivel internacional. Ciertamente, si la región tiene un tono amistoso con la administración norteamericana, va a ser más fácil tener acuerdos y llevar una relación fluida. Si la región se pone, sobre todo en algunas circunstancias, muy en contra de la postura de Estados Unidos, ahí sí puede llegar a haber algún tipo de presión, pero la va a hacer en temas muy puntuales y grandes, no en la cotidianeidad.
En los últimos días, el presidente de Argentina, Javier Milei, anunció la posibilidad de salir del Mercosur. ¿Uruguay tiene que quedarse en el Mercosur? ¿Es positivo o negativo?
Si Argentina se va del Mercosur, no hay Mercosur, punto. Y ahí, obviamente, le queda a Uruguay la puerta abierta para una renegociación de sus relaciones tanto con Argentina como con Brasil. Tenemos que entender que Argentina y Brasil son socios naturales para Uruguay. Lo que podría estar mal es el funcionamiento institucional del Mercosur como tal, como tratado de comercio, pero si no hay Mercosur, habrá otro tipo de acuerdos bilaterales, como lo tuvimos en su momento con cada uno de ellos. Así que si Argentina toma una decisión de ese tipo, evidentemente, será el fin del Mercosur y lo que va a tener que hacer Uruguay es buscar acuerdos bilaterales con Argentina y Brasil, pero algún tipo de acuerdo comercial con la región siempre hay que tener.
¿Esto abriría la posibilidad de nuevos tratados de libre comercio?
Obviamente, al ser un esquema más flexible, ahí volvemos a la situación previa a la creación del Mercosur, donde hacíamos tratados con quien nosotros queríamos.
La situación de los países más poderosos, los grandes socios, es difícil de analizar, porque China no ha crecido, es más, ha caído, y algunos otros países también están debilitados, como Rusia por la guerra. ¿Pasa a ser Estados Unidos el socio a mirar para tener en cuenta?
Hoy por hoy la dinámica de la economía mundial, todo pasa fundamentalmente por Estados Unidos, así que sí, ciertamente hoy en todo momento Estados Unidos es el mercado al cual apuntar y por lo tanto cuanto mejores sean las condiciones de acceso a este mercado, mejor va a ser para un país como Uruguay. Lo de China, evidentemente está golpeada por una situación interna que está allí amenazada por una crisis en el sector inmobiliario que por la propia opacidad del funcionamiento de la economía china no sabemos qué profundidad tiene y cuánto ha afectado al sistema financiero y a la finanza de los gobiernos regionales, pero todo parece indicar que es mucho y ahí está el gobierno chino intentando tapar el agujero, sea comprometido a poner todos los recursos necesarios como para poder superar la crisis del sector y sus ramificaciones hacia el resto de la economía y recuperar la confianza del consumidor. Ese va a ser uno de los temas importantes de 2025, ver cómo China eventualmente logra superar una situación de estancamiento como, por ejemplo, la que vivió Japón durante décadas precisamente por un origen similar.
El presidente electo Orsi a poco después de resultar electo, lo primero que hizo fue reunirse con el presidente Lula. ¿Qué puede aportar Brasil más de lo que ya ha aportado a Uruguay en materia económica?
Las relaciones con los países vecinos son naturales, vienen de la historia y es ciertamente una de las primeras cosas que tiene que mirar cualquier presidente electo, o sea que eso en sí no representa nada. El problema es cuando esa aproximación se hace de manera selectiva hacia determinados temas y con cuestiones que vayan más allá de los intereses económicos y sociales de nuestras respectivas sociedades. Y ahí es donde las cosas empiezan a confundir. Uruguay debe tener relaciones fluidas tanto con Argentina como con Brasil y además con la óptica de mirar hacia el mundo en general como un espacio de oportunidades y no como un campo de confrontación política. Ahí es donde le estaríamos errando. El hecho de que el presidente se reúna con Lula no me parece mal, debería hacer lo propio con Milei y mantener también una relación cordial con Argentina y en otros temas que son más polémicos como la situación de Venezuela, ahí debería actuar de acuerdo con lo que son los principios de nuestra democracia y de nuestras intervenciones a nivel internacional defendiendo lo que son ciertos ideales dentro del espacio al cual pertenecemos. Y ahí es donde uno va a tener su espacio de confrontación y de coincidencia con Estados Unidos. Todos nosotros somos, todos estos países han nacido como hijos y hay imagen y semejanza a lo que fueron en su momento los ideales de la revolución norteamericana y creo que de alguna manera compartimos todos esos ideales. En la medida en que cualquiera de estos países desde este hemisferio se aparta de lo que fueron esos principios que originaron el nacimiento de nuestras naciones, uno debería al menos tener una postura común de hablar tanto de ese tipo de situaciones.
¿Venezuela con su crisis institucional marca el rumbo de la región?
O sea, marca la agenda de algunos sectores y el problema es cuando eso llega a una confusión a nivel regional y claramente Venezuela no está en condiciones de marcarle el rumbo a nadie.
Julio de Brun es economista y expresidente del Banco Central, actualmente dedicado a la gestión de inversiones como asesor de Beca Advisors y al asesoramiento económico y financiero y a la estructuración de productos financieros como partner de First Corporate Finance Advisors
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