Los pobladores de Arrocera Zapata y Rincón de Ramírez la catalogaron como una de las inundaciones más grandes de las que tienen memoria. Hubo chacras que estuvieron hasta cuatro días bajo agua. Para el arroz, principal cultivo de la zona, las consecuencias no fueron tan acentuadas como sucedió con la soja y el maíz.
Los productores de Arrocera Zapata estiman importantes pérdidas tras las torrenciales lluvias que alcanzaron los 350 milímetros en tan solo seis horas entre la madrugada y el mediodía del lunes 20 de enero. Uno de los productores perjudicados, Felipe Lago, estimó que se perdió el 10% de las 40 hectáreas de soja que tiene plantadas en su establecimiento. Las mayores muertes de plantas se dieron en el centro de la chacra, donde se demoró más en evacuar el agua. Señaló que se trató de las aguas que descargaron las chacras de arroz que se encuentran un poco más arriba las que provocaron los mayores daños sobre la oleaginosa.
La mayor preocupación sobre el arroz es que en estas épocas está llenando el grano y las plantas estuvieron demasiado tiempo bajo el agua. Eso podría ocasionar daños severos y pérdidas importantes, que podrían bajar el rendimiento del cereal. Para Lago, el signo de interrogación estará abierto hasta que “no empiece a llenar el grano” y se conozca más en detalle las consecuencias que dejaron las lluvias más grandes que se hayan visto en esa zona del país.
Ese perjuicio climático también afectará los costos de producción que ya de por sí son altos, indicó el agricultor. Al encontrarse las partes muertas de la soja en el centro de la chacra, igualmente hay que hacerle aplicaciones de glifosato, fungicidas y fertilizantes foliares al resto de la producción. Eso determina que se utilicen esas tecnologías en zonas donde ya no existe producción.
En ese mismo sentido, este lunes aplicaron fungicida, un bioestimulante y dos fertilizantes foliares al arroz intentando “sacarle algún estrés que tenga” y lograr mejorar las condiciones del cultivo. De acuerdo con el panorama actual, Lago señaló que se podría perder entre el 10% y 15% del llenado de los granos, lo cual “son bastantes bolsas por hectárea”. “Nosotros nunca habíamos tenido una inundación así del arroz en el inicio de la floración”, enfatizó el productor consultado.
Hasta las últimas horas se estaban desarrollando trabajos de reparaciones de las chacras. Las mayores tareas tuvieron que ver con el reacondicionamiento con retroexcavadoras de las trancas que permiten regar los cuadros más altos. De todos modos, los cultivos de soja fueron los que insumieron más actividad, porque era necesario quitar el agua que se encontraba en esas chacras para evitar que las pérdidas fueran aún mayores.
Desde una avioneta, el jueves el productor pudo constatar cuáles eran las zonas más complejas y donde se deberían realizar los mayores trabajos. Ahora esperan que las condiciones del tiempo acompañen para que se pueda normalizar el desarrollo de ambos cultivos.
En total fueron afectadas unas 30 mil hectáreas de soja, arroz, sorgo y praderas. Se trata de unos cuatro productores perjudicados de las costas del río Tacuarí y diez del arroyo Zapata. Para Lago, las perspectivas para el arroz siguen siendo buenas, aunque para el caso de la soja el escenario no es tan alentador. Ambos cultivos sufrieron las bajas temperaturas durante varias noches de enero, lo que determinó serios perjuicios en un período importante de su ciclo productivo.
355 mm en Rincón de Ramírez
“Una locura el agua”, así lo resumió Eduardo García, productor agrícola que desde hace 38 años tiene sus explotaciones en Rincón de Ramírez en la 3ª Sección de Treinta y Tres. Desde su llegada a la zona nunca había vivido una situación tan extrema como la que le tocó padecer el lunes 20. A las 6:30 de la mañana el pluviómetro sumaba 31 milímetros. García lo descargó cuando llegó a los 141, un par de horas más tarde, y al mediodía el artefacto había alcanzado los 239 y seguía precipitando hasta que dejó de hacerlo sobre las 14:00 horas. En total, en su establecimiento llovieron 355 milímetros, de los registros más altos durante ese episodio en ese departamento. La fuerza de la lluvia destrozó literalmente las partes bajas del Camino Costas del Tacuarí y se llevó un puente.
García generalmente planta soja y arroz, pero este año se le ocurrió sumarle maíz y sorgo. Si bien este último cultivo no sufrió las consecuencias de la acumulación del agua, sí perdió la mitad de las 38 hectáreas que fueron destinadas al maíz. Parte de este cultivo se encontraba muy cerca de una cañada. En tanto de las 300 hectáreas de soja la peor parte la llevaron 18 de ellas, que son las que menos posibilidades tienen de sobrevivir.
El productor destinó 380 hectáreas para el arroz, que se encuentra en etapa de florecimiento, por lo que presume que no tendrá grandes consecuencias. Describió que en las 40 hectáreas de arroz temprano, plantado en los primeros días de octubre, “está bastante adelantado y llenando el grano”.
La peor situación para los cultivos fue el tiempo que estuvieron bajo las aguas. García señaló que el arroz estuvo 48 horas bajo agua, pero para el caso de la soja más afectada y el maíz esa situación se extendió durante cuatro días. En el caso de la soja, el sol fuerte de los días siguientes terminó matando las plantas, ya muy debilitadas. “Cocinó las plantas y las terminó de matar”, enfatizó el agricultor.
Para reparar los daños provocados en las chacras y evitar que el arroz perdiera agua, se puso a disposición a todo el personal y las maquinarias del establecimiento. “En realidad, el trabajo fue poco y se solucionó fácil” señaló. Agregó que “fuimos solucionando las roturas y echándole agua atrás” porque “estamos en una época en la que al arroz no le puede faltar el agua”.
A pesar de las dificultades que las intensas precipitaciones provocaron sobre la soja, a las plantas que se encuentran en las partes más elevadas les “vino espectacular”. Dijo que la seca ya estaba haciendo estragos sobre la oleaginosa y había muchas plantas amarillas.
El productor se mostró bastante afectado por esa situación “desesperante”, donde se ve caer “el esfuerzo y el trabajo de todo el año”. A pesar de todo, es optimista de que va a tener una buena producción.
TE PUEDE INTERESAR: