Sobre las seis de la tarde del jueves 20 un grupo de unas cien personas estaban en San Martín y Domingo Arena, en pleno Casavalle, ondeando sus banderas a la espera de la llegada de la candidata a la Intendencia de Montevideo por la coalición, Laura Raffo.
Este fue el primer punto de la recorrida por los barrios de Montevideo en el marco de la campaña hacia las elecciones de mayo. La anfitriona fue la diputada de Cabildo Abierto Elsa Capillera, (lista 11820, Agrupación Purificación), en un lugar donde tiene especial adhesión. No por casualidad la campaña del propio Guido Manini a la presidencia también se había iniciado en abril en el mismo sitio.
Pasadas las 18 y 30 alguien dijo: “Ahí llegaron”. Lentamente avanzó un grupo de personas encabezado por Laura Raffo y detrás de ella José Luis Alonso (suplente de la candidata por Cabildo Abierto), Romina Fasulo (Partido de la Gente) y Gerardo Sotelo (Partido Independiente).
Ni bien comenzaron a saludar, los vecinos le realizaron los primeros planteos. Relatan rapiñas, falta de transporte, suciedad en el barrio, y la ausencia total de la comuna de Montevideo. La zona de la visita es el barrio Tres Palmas en Casavalle. Está a pocas cuadras de San Martín y Antillas y prácticamente aislada del resto de la capital.
Los ómnibus no pasan por el lugar. Si se quiere llegar al barrio en transporte público la única solución es bajarse en San Martín y Antillas y caminar por San Martín unos 500 metros hasta Domingo Arena. Cuando preguntamos por qué los ómnibus no llegan a Tres Palmas se nos responde que es por seguridad. Es que en la noche la zona se convierte en una especie de “boca de lobo” donde la única iluminación es los focos de luz que colocan en su exterior las modestas viviendas.
Pero hay algo que llama más la atención: hay picos de luz (sin lámparas) colocados por todos lados. ¿Qué pasó entonces? ¿dónde están las luces? Desde la IM responden que no hay presupuesto para instalarlas. O sea que se llegó a poner las columnas y el cableado, pero lo que faltaron fueron las lámparas.
La recorrida continuó y se sumó el senador Manini Ríos quien también fue saludado por los vecinos. Al doblar una esquina Capillera señaló una modesta vivienda a Raffo y le dijo orgullosa: “Esa es mi casa”.
Mientras se avanzaba, la concejal vecinal María Ferreira aseguró que los principales problemas del barrio son, en su opinión, la inseguridad y las inundaciones cuando llueve. Cuando se le preguntó qué pasa con las autoridades del municipio que no solucionan estos problemas, fue tajante. “Acá es claro. Si sos de la 609 (MPP) te apoyamos si no lo sos, no te apoyamos. Si perteneces al grupo de la alcaldesa… bárbaro… si no olvidate”.
Ferreira se refiere a la alcaldesa Sandra Nedov, quien desde hace 10 años está al frente del municipio D y para estas elecciones de alcaldes, que se llevan en conjunto con las municipales, no se podrá presentar a la reelección.
Al hablar sobre la violencia en el lugar Ferreira manifestó que “acá pasa de todo, rapiñas, homicidios y hasta copamientos para quedarse con una casa”. Esta falta de seguridad también llevó a que no solo se han cortado líneas de ómnibus sino también los servicios de ambulancias. A mediados de febrero de este año, la línea 405 había suspendido sus servicios por la zona ya que en ochos días habían tenido 15 rapiñas. Días después los retomaría.
Esta zona es la más violenta de Montevideo. Según el último informe del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, el año pasado se presentaron 1.279 denuncias por rapiñas, todo un récord. Esto representa el 5% de todas las rapiñas denunciadas en Montevideo. Para tener una comparación, en Pocitos se denunciaron 360 y en Parque Batlle y Villa Dolores 352. Curiosamente, Casavalle es la que registra la menor tasa de hurtos. En 2019 se llegó a 817 denuncias, la más baja de todas las zonas de Montevideo. ¿Por qué esta diferencia tan grande? En la recorrida y conversando con los vecinos quedó evidente: ya ni se denuncian los hurtos o tampoco hay mucho para hurtar.
Sigue el recorrido; Raffo ya se ha sacado decenas de fotos. Se interesa por cada caso en particular que se le plantea y a una vecina le dice “si vinimos a escuchar es porque queremos solucionar los problemas”. Uno de esos problemas que le muestran a la candidata es cómo están tapados los cursos de agua. Cuando llueve todo el barrio se transforma en un gran lodazal.
Tras casi una hora y media, Raffo realizó una evaluación de su visita. “Los vecinos me dicen que esto es como el Montevideo olvidado. Hay graves problemas de inseguridad y de iluminación. Vimos donde están las columnas y no pusieron los focos. Hay un solo contendeor para todo el barrio y además tienen serios problemas con el transporte”, señaló.
En tanto, la diputada Capillera dijo a La Mañana que la llegada de Raffo a Tres Palmas fue muy buena “porque los vecinos están olvidados. Acá hay problemas con las calles, con la iluminación, la vivienda y la seguridad. Esto es una nueva esperanza… o sea que alguien escuche y haga”.
La legisladora sostuvo que el tema transporte es fundamental ya que esa zona está prácticamente aislada. “Hay que caminar más de cuatro cuadras para ir a una parada de ómnibus y pasar por un terreno baldío. Y esto no se ha solucionado porque dicen que no hay presupuesto para comprar lámparas y colocarlas en las columnas. Como a los ómnibus en la oscuridad los roban, entonces no pueden pasar. Tampoco hay una línea por San Martín que pase enfrente al barrio. Lo único que hay es un 158 (con destino Mendoza) pero ese destino es cada tres 158 que salen de la terminal”, indicó.
“Esto funciona así. Si vamos a la parada nos acompaña nuestro esposo y nos va a buscar. Si van nuestros hijos lo mismo. Así sea a las 5 de la tarde o a las 10 de la noche”, afirmó Capillera. La novel legisladora tiene entre sus primeros proyectos trabajar en conjunto con el Ministerio de Vivienda para regularizar los barrios que aún son asentamientos informales. De esta manera se podrá llevar servicios a los mismos y ponerlos en el mapa.
Perseguidos por la violencia
En 2014 un grupo de personas que vivían en casas de chapa en el asentamiento La Manchega que estaba en Jacobo Varela y Eguren fueron ubicadas en un complejo de viviendas que se construyó frente a Tres Palmas. Se trataba de 13 familias. Las crónicas de entonces relataban lo que decían los nuevos habitantes del barrio. Uno de los principales problemas del cual huían era la inseguridad. Los tiros y rapiñas eran lo común en La Manchega. Una crónica del diario El Observador de febrero de 2014 tomó el testimonio de Alejandra, una mujer que se mudó de La Manchega a Tres Palmas y decía en aquel entonces: “Acá la tranquilidad no se paga con nada”. Seis años después parece que todo volvió al principio para quienes llegaron a esta zona huyendo de la violencia.