El sábado 1 de marzo asumió el nuevo gobierno elegido en las elecciones nacionales de octubre y noviembre del año pasado. Ese día terminó su gestión de gobierno la denominada Coalición Republicana, después de 5 años de actuación bajo la presidencia de Luis Lacalle Pou. Si bien ya se pueden hacer algunos balances y emitir juicios sobre lo actuado, será el paso del tiempo el que dará la perspectiva histórica necesaria para ponderar adecuadamente los aspectos positivos y negativos de un período de gobierno que, como todos los gobiernos, no estuvo exento de dificultades específicas e imprevisibles, de polémicas y hasta de escándalos. La verdadera dimensión de todo esto lo dará sin dudas una perspectiva más alejada en el tiempo de los hechos.
Pero hay un dato de la realidad que no sufrirá cambios con el transcurso del tiempo: la Coalición Republicana, creada en noviembre de 2019, completó los 5 años de gobierno cumpliendo así con el mandato que recibiera del pueblo uruguayo en noviembre de 2019. Y esto es especialmente destacable si consideramos el poco tiempo de vida de esa Coalición y, además, cuando recordamos los vaticinios de buena parte de los politólogos, periodistas y analistas de toda laya, que le daban meses de vida a la por entonces denominada Coalición Multicolor. Recordamos a una conocida periodista que ante cámaras decía con total convicción, como que su aserto provenía de alguna ley infalible de realismo político, que la Coalición se desarmaba en 3 meses, para luego matizar y decir que como mucho llegaba a la Ley de Presupuesto de ese año 2020…
Para ella, y para todos los agoreros del inmediato fin de la Coalición, la ruptura venía por el lado del partido más joven, Cabildo Abierto, que con su votación superior al 11% había sorprendido en octubre anterior. Para muchos, un partido que reivindica al artiguismo, que en su esencia tiene en el siglo XXI la misma vigencia que en el siglo XIX, un partido que propone enfrentar con mano firme al delito organizado y hacer trabajar obligatoriamente a los presos, terminar con la usura, ponerle límites a los depredadores de la tierra, entre otras propuestas de sentido común pero que no estaban en la agenda del sistema político, y que además es un partido que defiende la vida desde la concepción, no tardaría en chocar con el resto de una Coalición demasiado heterogénea y con posiciones muchas veces antagónicas en todos estos tópicos.
Sin embargo, Cabildo Abierto dio una lección de seriedad y responsabilidad que dejó mal parados a tantos pronosticadores del destino. Y lo hizo a pesar de que desde el primer día debió enfrentar una hostilidad increíble de parte de sus propios socios de la coalición.
Recordamos cuando la Cámara de Representantes homenajeó al Partido Comunista al cumplir un siglo de vida en Uruguay, en octubre del 2020, Cabildo se negó a participar de ese homenaje y no entró a Sala, lo que despertó la ira de sus propios socios de la Coalición que en sus discursos agraviaron al joven partido por su actitud “poco democrática”. O cuando se aprobó el proyecto de ley propuesto por Cabildo para limitar la plantación de eucaliptus en las mejores tierras del país, que mereció de nuestros socios duros calificativos por lo que ellos entendían era un atropello a la propiedad privada. O cuando propusimos una solución a los centenares de miles uruguayos endeudados como consecuencia de la violación continuada del artículo 52 de la Constitución de la República, que prohíbe la usura. O cuando propusimos que fuera necesaria la venia del Senado para que un gobierno otorgue concesiones por muchos años a empresas privadas. O cuando denunciamos a una Justicia que aplica una suerte de “derecho para el enemigo” consumando una implacable venganza contra quienes los combatieron hace medio siglo, lo que debería constituir una verdadera vergüenza para quien se precie de demócrata. Y podemos seguir con situaciones en la que el trato dispensado por los socios no fue propio del “affectio societatis” que debería reinar en las relaciones de partidos que comparten responsabilidades de gobierno.
Podríamos agregar otras situaciones, pero creemos que ello hoy no aportaría mucho en la etapa que comienza y en la que lo importante será siempre mirar lo que nos une y no lo que nos separa. Hoy solo cabe destacar la actitud que en todo momento adoptó Cabildo Abierto, asegurando siempre la gobernabilidad y la posibilidad de encontrar soluciones a los problemas reales que aquejan a nuestra Sociedad.
El nuevo gobierno arranca generando esperanzas en buena parte de nuestros compatriotas. De su éxito depende la mejora en la calidad de vida de tantos uruguayos que hoy enfrentan serias dificultades para salir adelante en la vida. Seguridad, trabajo, droga, deuda, familia, demografía, educación, salud, vivienda, son solo algunos de los problemas que nos afectan a todos, en mayor o menor medida, y que se deben encarar desde el primer momento.
A nosotros siempre nos encontrarán intentando contribuir a la solución a esos problemas…