Además de perderse el valor productivo, se generarán problemáticas a corto o mediano plazo con pedidos de servicios que atiendan las necesidades de quienes allí vivan.
El despoblamiento del campo, la migración de familias de productores a la ciudad y la pérdida general de interés por los asuntos rurales son aspectos que preocupan a las instituciones agropecuarias de todo el país, y deberían ser asuntos de políticas de Estado, ya que son temas que se vinculan directamente con la soberanía alimentaria nacional, con la principal actividad económica y exportadora del país, y además hacen al sello identificatorio de Uruguay.
Sin embargo, nadie parece ocuparse, o no lo hace con la fuerza y la determinación que el tema requiere, aunque surjan voces, una y otra vez, para advertir sobre el tema. Somos un país agropecuario y cuesta entender que esa actividad y las áreas del Estado vinculadas a ella nunca ocupan el lugar que se merecen.
El médico veterinario y secretario de la Asociación Rural de San José, Pablo Olagüe, ha advertido sobre un fenómeno nuevo que se está dando en el departamento de San José y que consiste en destinar tierras productivas a fines no productivos, con lo cual se pierde un espacio sin que haya posibilidad de recuperación, por lo que se hace necesario abordar el problema y actuar rápidamente.
En la última semana de febrero, en la presentación de las cifras preliminares del censo agropecuario 2024, el entonces ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, dijo que las cifras preliminares muestran un cambio importante en el uso de la tierra, ya que se registra un incremento de los fines recreativos. Es un tema que “la Rural de San José planteó en 2024 en el Congreso de la Federación Rural”, recordó Olagüe. En aquel momento “expusimos nuestra preocupación por el cambio de normativa que se dio en los departamentos de San José, Canelones y Maldonado en cuanto al fraccionamiento del padrón rural”.
Antes, el padrón rural “se podía fracciona de a cinco hectáreas, pero una normativa nacional permite a estos departamentos que ese fraccionamiento se haga de a tres hectáreas, lo que aumentó bastante el cambio de uso de tierras productivas”.
Respecto a qué se entiende por un predio que pasa a fines de “recreación”, el Dr. Olagüe dijo que son “aquellas chacras fraccionadas de a tres hectáreas en las que llega un interesado que adquiere esa área para construir allí una casa para irse los fines de semanas o eventualmente vivir permanentemente. El valor productivo de ese lugar se pierde”.
En Uruguay, una de las preocupaciones es el despoblamiento del campo y la reducción del número de productores. Es un hecho objetivo que muchos productores dejan el campo para irse a la ciudad, “pero ahora hay gente que quiere ir a vivir al campo, el problema es que lo hace en condiciones que no son productivas, sino recreativas”, en el sentido que fue explicado.
“Las inmobiliarias se presentan ante el productor pequeño, le ofrecen un platal, fraccionan el área productiva y la venden. Esas facciones suelen ser compradas por personas ajenas a la producción”, subrayó. El tema, que “ya nos preocupó el año pasado”, llevó a un planteo formal en la Federación Rural y a nivel departamental frente a la Intendencia de San José.
Crecen los casos
En San José “hemos visto que hay un aumento” de esa situación, apuntó el profesional. “Entendemos que la ciudad crezca y las zonas limítrofes se vayan extendiendo, es natural ese crecimiento. La preocupación de la gremial surge porque esos fraccionamientos de establecimientos se empezaron a ver a 15 o 20 kilómetros de la ciudad”, donde se produce.
“Nos preocupa lo que puede suceder en el futuro”, añadió. Olagüe consideró que quien tiene 20 hectáreas y las fracciona para venderlas, allí se puede armar un pueblo”, y eso va a llevar a “perjuicios productivos con problemas con los establecimientos vecinos que ya están allí instalados. Si es un tambo y hay olor, va a molestar; si hay una chacra y se aplica glifosato, también”.
Hay que entender el contexto de esa nueva realidad: Quienes compran esas fracciones son personas de buen nivel adquisitivo que llegan, se instalan, hacen una piscina y cuando están disfrutando del lugar “empiezan a sentir el olor al tambo o ven que se hace una aplicación agrícola”.
Son solo dos posibles ejemplos que pueden perjudicar a quienes producen en el lugar: “Advertimos sobre las posibles repercusiones que los emprendimientos lejos de la ciudad puedan tener respecto a los productores linderos que trabajan en la zona y producen desde hace años”.
La solución más rápida es volver a un fraccionamiento de a cinco hectáreas, de esa forma “quien posee 10 hectáreas solo podrá fraccionar en dos terrenos, pero con la norma vigente esas mismas 10 hectáreas se pueden fraccionar en tres”.
Reuniones con la Intendencia
La Asociación Rural de San José mantuvo reuniones con la Intendencia y las autoridades quedaron en averiguar el fundamento de la ley, para ver si a nivel departamental se puede hacer algo. “Una de las ideas es delimitar y permitir que en algunas zonas del departamento se pueda fraccionar en tres hectáreas y en otras no”, señaló el secretario de la ARSJ.
Para entender por qué se da ese fenómeno por el cual los productores acceden a vender sus predios fraccionados, Olagüe dijo que hay “un motivo económico, porque van a pagar por esa tierra lo que no vale y el productor tiene ahí una razón económica y una oportunidad tentadora. También hay un tema generacional, porque el productor más veterano vende lo que tiene, con ese dinero se puede comprar una casa en el pueblo y le sobra plata. También puede pasar que son tierras de menor valor productivo, o simplemente se vende por negocio. El productor acaba dejando el predio y lo adquieren personas que están por fuera del campo, que nunca pensaron en producir nada, esas personas adquieren el predio y luego lo fracciona con fines habitacionales”.
Hay que entender que “detrás de eso hay un negocio inmobiliario muy fuerte”, apuntó, y que tienen un valor especial para un público que “busca la tranquilidad del campo y alejarse del ruido”.
“La Intendencia también ve con preocupación lo que está pasando, porque quienes se instalen en ese antiguo predio productivo, con la infraestructura apropiada para la producción, ahora van a comenzar a requerir servicios de diferente a los que acceder adecuadamente; en caso de haber problemas con el agua y falte en los pozos van a tener que ser auxiliados; lo mismo la recolección o el retiro de la basura”.
Reunión con candidatos a la Intendencia
La Rural de San José insistirá con el tema una vez que pase la elección de las intendencias y cuando se conozcan las nuevas autoridades, anunció el Dr. Olagüe, además de que será un punto que plantear en el próximo Congreso de la Federación Rural.
A fines de mayo se realzará el Congreso de la Federación Rural, que casualmente será en el departamento de San José. “Allí insistiremos con el tema, y va a ser una buena oportunidad para conversar con el próximo intendente, que ya se sabrá quién será, aunque aún no haya asumido”.
De todas maneras, la Rural de San José tiene planeado reunirse con todos los candidatos antes de la elección, para “poder dar nuestra visión y escuchar lo que cada uno tiene para decir en materia agropecuaria. En esas conversaciones este tema estará, de forma tal que cualquiera sea el que gane llegue al cargo sabiendo al respecto”.
Otra reunión que se podrían desarrollar es con alguna gremial de productores del departamento, por ejemplo, con la Asociación de Productores de Leche de Rodríguez, por decir un caso y considerando la importancia del rubro lechero en San José.
Tendencia por la naturaleza
El Dr. Olagüe observó que fue “a partir de la pandemia” que la gente comenzó a valorar y ver de manera diferente la soledad del campo. “La pandemia hizo que esas nuevas formas de vida tomaran fuerza, hasta en el mundo laboral hubo un cambio con gente que debió trabajar desde su casa y aquel que pudo seguir haciéndolo, lo hace. Para el que trabaja desde su casa, ¿qué mejor que hacerlo desde un lugar tranquilo?”.
Asimismo, hay una tendencia “por las cosas de la naturaleza y escaparse de los lugares con ruido”, y quien puede hacerlo, lo hace.
El avance de la tecnología también cumple con un rol protagónico, porque aún en la lejanía se puede estar conectado y en comunicación con el trabajo, la familia y los amigos.
La movilidad es otra realidad que cambió para mejorar y que también incide, con caminos que permiten llegar al pueblo, comprar y volver.
En el caso particular de San José, hay una cercanía geográfica con Montevideo, y la doble vía en algunas rutas claves aseguran un desplazamiento seguro y rápido. “Hoy, quien viviendo en San José se tenga que trasladar a trabajar a Montevideo, tiene menos tiempo de viaje que quien se desplaza dentro de la capital”.
Todo eso hace que sea “muy tentador comprar una fracción de tierra y construir allí una casa para vivir o de fin de semana”, subrayó; “lo mismo vale para Maldonado y Canelones”.