Llegaron a Melilla los hidrosilos. La gente tiene más conciencia sobre el buen manejo del agua y esta novedad asegura que no falte en momentos de sequía.
Las exposiciones agropecuarias suelen ser un excelente lugar para descubrir las últimas novedades y los nuevos avances de la tecnología al servicio de una mejor producción. La Expo Rural de Melilla que se realizó la semana pasada ofreció mucho material al respecto, uno de ellos es el hidrosilo, un producto innovador que busca ser un complemento y una opción diferente a las nuevas tecnologías vinculadas al uso, manejo y cuidado del agua.
Pacifil, una empresa familiar fundada en 1997, este año presentó el hidrosilo. Rodrigo Barrios, del sector comercial de Pacifil, dijo a La Mañana que la idea nació a partir de la última gran sequía que se extendió a todo el país, causando desazón y pérdidas importantes. “Esa situación de sequía profunda generó mucha incomodidad y vimos la necesidad de buscar alguna solución frente al riesgo de una nueva seca que puede llevar a secar los tajamares y las fuentes de agua”.
Se partió de la premisa de que “cuando hay agua se pueda acopiar, tanto como podamos y según la capacidad que cada uno tenga, para que cuando falte tengamos disponibilidad y reservas suficientes”.
A partir de una bolsa de silos
El hidrosilo nace de la bolsa de silos adaptada al agua: “Es más gruesa, con más aislación UV lo que hace que tenga más duración a la intemperie”, además de “mayor micronaje, con una soldadura especial para que soporte la presión del agua”, explicó.
Luego de algunas pruebas y de ir logrando mejoras, se llegó a un producto de mayor resistencia que conserva el agua en excelentes condiciones.
La bolsa es de 500 micras y de tamaños diferentes, la hay de 5 metros de largo, pero también de 15, 20 y hasta de 25. En la de 5 metros “entran 4000 litros de agua con un costo de 100 dólares, y pueden estar a la intemperie unos cinco años”. La bolsa de 20 metros equivale a 16.000 litros de agua.
“Todas las bolsas se pueden interconectar unas con otras porque ya tienen la instalación para el ingreso del agua, la salida y para las interconexiones que se quieran realizar”. Por ejemplo, se pueden conectar 30 bolsas, que si son de 5 metros totalizan 120.000 litros.
El llenado del silo puede ser con bombas o con un tanque por la presión de la caída del agua. La empresa ya ha utilizado ambos métodos sin ningún problema y con buenos resultados.
“El método de llenado es muy sencillo, la bolsa tiene dos entradas, ambas se dejan abiertas para que no junte presión. Cuando la bolsa se llenó sale hacia arriba, se tapa y queda cerrada pronta para el almacenamiento”, dijo Barrios.
Al momento de instalar los hidrosilos hay que tener cuidado de cómo esté el lugar, debe ser una zona “lo más limpia posible para evitar alguna pinchadura, aunque es difícil que se pinche” por las características de la fabricación.
El agua almacenada no recibe luz ni aire, lo que da la posibilidad de contar con agua en buen estado por mucho tiempo: “El agua sale como entró, y se puede tener todo el tiempo necesario ya que no se va a pudrir ni van a florecer bacterias”.
Los usos posibles son muchos y variados. “Los productores se acercan para averiguar de qué se trata y ellos mismos plantean posibles usos del agua almacenada”. Por ejemplo “aprovechar y no desperdiciar el agua que cae de los techos.
“Además de las bolsas de silo también vendemos techos para camas calientes de los tambos y estamos incentivando para que todos los techos tengan desgote hacia los hidrosilos para poder juntar el agua y con un sistema de filtrado se le pueda dar a los animales. Esa posibilidad está en estudio, no hay nadie que la haya aplicado, pero nosotros ya estudiamos el sistema de filtrado para tomar el agua de lluvia y potabilizarla”, comentó.
También puede usarse esa agua en el lavado de la maquinaria del establecimiento, una idea que ha sido bien recibida por los productores.
Invernaderos
Consultado sobre los techos de invernaderos con los cuales trabaja Pacifil, Barrios dijo que básicamente mantienen la tecnología, pero hay aditivos nuevos para aguantar más el azufre, porque ahora se está curando mucho con azufre dado que se busca ir más hacia el lado ecológico y evitar venenos.
Un cambio importante que se ha dado en Uruguay es el de pasar del sistema de palos al acero galvanizado. Esa evolución tiene diversas explicaciones y cada productor sabrá por qué utiliza el invernadero de palos o el de acero.
“El de acero es más cómodo porque se levantan las cortinas solas y no es el productor el que debe hacerlo constantemente; la malla sombra tiene motor y no hay que colocarla con clavos en el techo. Son ventajas que obedecen a un cambio en los productores, que buscan mejorar su calidad de vida, y eso vale para todos los ámbitos de la producción. ¿Si puedo levantar las cortinas de los invernaderos con el celular, por qué hacerlo de una manera más compleja?, así con todo. Todos buscamos mejorar nuestra calidad de vida”, razonó Barrios.