La política arancelaria anunciada hace días por el gobierno de los EE. UU. apunta en el mediano plazo a revertir una situación de déficit comercial anual del orden de los US$ 918 billones (3,7% de su PBI). Nos cuesta comprender la urgencia del planteo, ya que el resto del mundo ha dado sobradas muestras de su disposición a aceptar dólares frescos de la imprenta a cambio de sus mercaderías.
Sin embargo, existe en la actual administración una arraigada percepción de que la brecha se debe a que algunos de sus principales socios comerciales no respetan las reglas del comercio internacional. Algo de razón le asiste, quizá no la suficiente como para justificar un planteo a rajatabla como el que presenciamos. Hemos señalado en entregas anteriores que tal desequilibrio mercantilista obedece, en parte, a las propias políticas fiscal y monetaria internas (fundamentals, en la jerga económica). Pero el hecho es que los EE. UU. buscarán equilibrar su déficit comercial apelando a una fuerte suba global en los aranceles aplicables a sus importaciones.
¿Un planteo que no se puede rechazar?
Ni Marlon Brando pudo haberlo hecho mejor. Para quien quiera seguir comerciando con los EE. UU. estas van a ser las reglas:
1) Todo país que quiera exportar a los EE. UU. pagará un arancel base del 10% del valor de la mercadería.
2) Para aquellos países que mantengan prácticas proteccionistas contra los EE. UU., ya sean explícitas o de índole encubierta (medidas fiscales, cambiarias, monetarias, regulatorias o de subsidio interno), se cuantificará el impacto porcentual resultante (ver columna albiceleste en la foto adjunta).
3) En tales casos a cada país se le aplicará un arancel recíproco por un valor aproximado a la mitad del impacto calculado (ver columna aurinegra).
Cuentas claras conservan amistades
En realidad, la administración no se ha tomado el trabajo de evaluar el impacto de las medidas proteccionistas de cada uno de los 180 países. Lo que ha hecho es calcular para cada país cuál sería el arancel que –aplicado al monto de sus exportaciones a los EE. UU.– rendiría una suma que cerraría la brecha comercial.
Mucho más fácil, sin duda, pero con poca lógica, ya que no hay motivo para que todos los países deban tener una balanza comercial equilibrada. Además, la fórmula subestima la elasticidad del precio de los aranceles, lo cual tiende a inflar el cálculo de la protección.
En realidad, lo que se busca es sentarse con los países de mayor impacto en el déficit comercial de los EE. UU. para negociar mano a mano las condiciones bajo las cuales puedan ingresar sus productos a dicho país. No queda claro aun si seguirán vigentes los acuerdos en el marco del GATT/OMC ni cuál sería el destino de dicho organismo.
Posibles escenarios
Los demás países están unidos en su estupor ante esta propuesta unilateral, pero seguramente reaccionarán de manera distinta. China ya ha dicho que aumentará su arancel a 34% para igualar a los EE. UU., ante lo cual Trump dijo que aumentaría su arancel en un 50% adicional. Este es el temido escenario del “escalamiento”, reminiscente de la década de 1930 y la Gran Depresión, donde todo termina mal (ver gráfica adjunta).
La Unión Europea y Japón parecen haber optado por la negociación e intentarán reducir las pretensiones de los EE. UU. Aunque una negociación en grupo podría ejercer mayor presión, es poco probable que ello suceda dado que los intereses y las concesiones no siempre coinciden.
Un tercer escenario podría ver intentos por parte de los Brics y otros países de organizarse para profundizar su comercio mutuo y evitar su dependencia de los EE. UU. como fuente de abastecimiento y destino de exportaciones. Pero será difícil evitar comerciar con la principal economía del mundo.
Por último, es posible que se acuerde en una cifra menor que satisfaga las pretensiones y dé por concluida la negociación entablada, siempre que el resultado cumpla con su objetivo de reducir sustancialmente el déficit comercial de los EE. UU.
Hay mucho mas para comentar sobre este tema, especialmente acerca de su impacto en la economía real y las expectativas empresariales. Seguramente habrá novedades importantes en los próximos días que merezcan un nuevo análisis.
