En nota publicada por un medio colega, el 9 de abril de 2025, bajo el título “Uruguay registró la cifra más baja de nacimientos desde 1888 y otras dos curiosidades poblacionales”, leemos que “los nacidos durante el último año caben en el pequeño espacio de la tribuna Ámsterdam sumada a la Colombes”.
Es que nuestro país rompió la barrera de los 30.000 nacimientos anuales, que venía sosteniendo desde 2019, que ya era escasa, para contabilizar en el año 2024 tan solo 29.889.
Sin embargo, la cantidad de niños abortados, desde la aprobación de la ley muestra que estos no sólo llenan el Estadio Centenario, en todas sus tribunas, sino que quedan fuera de él 46.463. Entre el año 2012 y 2023 las cifras oficiales informan la muerte de 106.631 niños por nacer. ¿Podemos dimensionar esto? Necesitamos hacerlo…
Los especialistas en el ámbito demográfico aluden a una noción que no deberíamos permitir que se materialice, pero que parece haber arraigado en nuestra sociedad: “el país ha puesto fin al período de crecimiento poblacional”.
¡Qué tragedia silenciosa vivimos! Año a año se la expone y no la vemos, no dimensionamos sus consecuencias y menos nos ocupamos de transformarla. Uruguay mata a sus concebidos (porque una ley lo permite); a Uruguay no le importa que se formen familias, es decir que un hombre y una mujer se casen y tengan hijos (si le importara fomentaría el cuidado de la sexualidad de niños y adolescentes y no promovería, como lo hace, que gocen de su sexualidad como un falso derecho, que los condena a no respetarse y a amarse a sí mismos, entonces tampoco lo hacen con su prójimo); a Uruguay no le interesa tener una población joven y pujante que se sume al desarrollo del país (dirán, lo podemos solucionar con la inteligencia artificial), a Uruguay no le importa nada, por eso no crecemos y ahí está la gran tragedia.
Así de grave es la actitud que tenemos como sociedad, la cultura que permitimos que se imponga como algo bueno para los nacidos. Sin embargo, aunque la inseguridad es tan grande en Uruguay, la peor, sin duda, porque los datos lo evidencian, la sufren cada día quienes están en el vientre materno, sí, los concebidos. Cada vez más los concebidos pueden morir, el peligro crece y crece para ellos. En conclusión, la esperanza de vida en Uruguay está sufriendo una gran caída.
Cabe recordar además la amenaza subyacente en las propuestas presentadas por las máximas autoridades del Ministerio de Salud Pública del actual gobierno: aumentar los plazos para abortar, reducir los requisitos para hacerlo, eliminar del Código Penal el delito de aborto. ¿¡Dónde llegaremos!?
El llamado es a que respetemos la vida desde la concepción, cuidemos la sexualidad de nuestros niños y adolescentes, promovamos la formación de familias, en conclusión ¡que Uruguay exista hasta el final de los tiempos!
TE PUEDE INTERESAR