El sábado se realizó el acto de clausura de la 107ª ExpoDurazno, oportunidad en que el presidente de la Sociedad Rural de Durazno (SRD), Santiago Bordaberry, reclamó el cumplimiento de “las reglas de convivencia básicas que son el derecho natural de las personas, el derecho a la libertad, el derecho a la seguridad, a convivir sanamente”. “Parece mentira pero nosotros reclamamos algunas cosa que fueron problema en Uruguay antes de que don Francisco Ramos fundara la Sociedad Rural de Durazno” en 1911. En los primeros años del “siglo diecinueve había problemas de abigeato, problemas de seguridad, eso fue resuelto hace muchos años pero sin embargo ahora estamos reclamando esas mismas cosas”, expresó.
“Ahora que pasaron las elecciones” tenemos que “ver al Uruguay de una sola manera”, y “más allá de si vamos a controlar los perros, el abigeato, si van a bajar los subsidios al gasoil, si se va a mover el dólar, antes que todo eso, tenemos que clamar por volver a recuperar la enseñanza de los valores tradicionales uruguayos que hicieron grande a este país”, debemos “volver a reclamar y empujar el desarrollo de las personas, porque pasamos demasiado tiempo y generaciones en el asistencialismo. Los invito a empujar cuanto antes hacia ese país que queremos”, expresó arrancando los aplausos de los presentes.
Debilidades y fortalezas
Bordaberry también se refirió a “la debilidad más grande que tenemos los productores”, y es que “somos esclavos de nuestra vocación, porque el tiempo nos marca una historia y un esfuerzo de quienes estuvieron antes y que nos impide que nos vayamos” y dediquemos a otras tareas. “Somos vocacionales del campo y nos sacan con los pies para adelante”, aseguró.
“Los productores siempre miramos para atrás y recordamos cuándo fue que nuestro abuelo o bisabuelo vino solo, se puso a trabajar y gracias a eso tenemos hoy lo que tenemos, y a pesar de haber mejorado siempre tenemos ese esfuerzo anterior. Estamos presos de esa historia, del valor y del esfuerzo de los que estuvieron antes”, expresó en alusión a la tradición familiar.
La producción agropecuaria “es mucho más que un negocio, es una forma de vida muy especial y es, además de todo, poder vivir una vida familiar como son la mayoría de las iniciativas agropecuarias que rescatan los valores fundamentales que nos están faltando para poder convivir como tradicionalmente hizo el Uruguay”, continuó.
Ese arraigo hacia el pasado de quienes estuvieron antes que nosotros, “también nos lleva hacia adelante” porque unos tienen hijos y otros hasta nietos y queremos que “sigan con todas estas cosas”, y reflexionó: es un “ciclo que no termina nunca”.
Pero hay algo en el campo “que no tiene comparación”, y es “la ventaja de convivir en familia”. “No hay nada más formativo, que le dé más sustento emocional al niño durante su desarrollo que vivir en familia y viendo a sus padres todas las mañanas salir a buscar el pan”.
Ante esas “dificultades” por ser “esclavos de nuestra vocación, digo que tenemos un contrapeso tremendo: la fortuna de vivir con nuestras familias, con el padre que sale a trabajar y la madre cuidando del hogar, con el espíritu de familia clásico tradicional que hace que los niños se desarrollen como corresponde”, subrayó.
Autoridad, libertad y un gobierno que haga cumplir la ley
Bordaberry también se refirió a la importancia de la autoridad como forma de garantizar la libertad.
En Uruguay “hay un concepto equivocado de que no se aplica la autoridad por no violar la libertad creyendo que lo contrario de libertad es autoridad”; pero “lo contrario de autoridad es la anarquía que reina en la República Oriental del Uruguay, y a la libertad vamos a encontrar el día que haya un gobierno que haga cumplir las normas y las leyes como corresponde”, y quienes “están del lado de la ley tengan verdadera libertad”.