¿Cómo analiza el escenario actual de la economía nacional?
Hasta hace 10 días, había una economía uruguaya que cambiaba de manos y había dos relatos en disputa sobre qué economía heredaba el nuevo gobierno. Por un lado, el gobierno saliente defendía algunos indicadores, sobre todo sociales monetarios, de ingreso, de capacidad de consumo. Estoy pensando en la pobreza monetaria, en el ingreso de los hogares o el salario real. Por el otro lado, el nuevo gobierno acusaba que recibía una herencia negativa por debilidades evidentes de un país que está estancado hace cinco años, con problemas de competitividad importantes.
En ese contexto, el gobierno entrante tenía decidido apostar a hacer lo que se llamó el “shock de austeridad” en el programa de gobierno de Lacalle Pou en la interna. Básicamente, implicaba hacer un ajuste fiscal, un esfuerzo fuerte por ordenar las cuentas públicas el primer año, y trazar una trayectoria de mejora fiscal sostenible que alejara el riesgo de perder el grado inversor, apostando a que en el segundo, tercer y cuarto año hubiera un progreso.
A favor de esto, este primer año se sabía que iba a llegar UPM y que en el segundo semestre iba a haber –y creo que lo va a haber- un impacto importante a raíz de eso.
Estos planes parecen haber entrado en entredicho porque surgió un shock externo absolutamente inesperado, que obligó a los equipos económicos a lo largo y ancho del mundo a plantearse nuevamente cuál va a ser el plan.
¿Cómo vio las medidas que tomaron otros países en ese sentido?
Vimos lo del presidente Macron, que salió a anunciar una expansión fiscal muy evidente, a través de transferencias monetarias, de postergación de cobros de impuestos, de no cobrar algunas facturas de empresas públicas, con el objetivo de que no caiga la demanda.
Parece claro que cuando se tiene este tipo de shocks negativos, es el momento en que la teoría más empuja a tratar de que el gobierno salga a tener una política fiscal expansiva. A algunos les gustará más bajar impuestos, a otros aumentar el gasto público.
¿Qué es lo que pasa en Uruguay?
Este shock externo tan negativo ya nos encuentra con una debilidad fiscal tremenda. Vemos las políticas que están tomando Nueva Zelanda, Francia y muchísimos países del mundo, pero una cosa es cuando uno tiene una situación fiscal normal o buena, y otra es cuando está tan deteriorada.
¿Cuál es el margen de acción del gobierno uruguayo entonces?
En este escenario, son mucho más difíciles las decisiones del gobierno uruguayo, de hasta dónde puede aumentar el gasto, renunciar al cobro de impuestos, poner líneas de crédito para que las empresas puedan pasar estos meses tan duros, y hasta dónde eso mismo, que empujaría para que no se nos cayera la economía, nos puede hacer perder el grado inversor, que aumente la desconfianza de los capitales en nuestro país, entre otras cosas.
En definitiva, recibimos el shock externo con una debilidad fiscal muy importante que nos impide tomar medidas como están tomando otros países que estaban en una situación un poco mejor.
¿No era posible, dado que ya hacía un tiempo que el coronavirus era noticia en el mundo, prever que eso podía pasar acá?
Creo que la dimensión del problema económico que el coronavirus iba a causar, no la midió casi nadie hasta hace cuestión de dos semanas. Capaz que podemos discutir la falta de previsión del gobierno anterior y de este mismo en cuanto a la forma de abordar el coronavirus. Las estadísticas nacionales de febrero nos empezaron a mostrar cómo habían caído las exportaciones en China, y ya estamos viendo cómo toda la economía mundial se está resintiendo y vamos a un segundo trimestre del año muy malo.
Si se hubiera previsto esta situación, ¿qué se podría haber hecho?
Quizás la diferencia hubiera sido no enfatizar tanto en la necesidad del ajuste este año, que además capaz que no lo van a poder hacer. Pero reitero, las alternativas que tiene el gobierno en la mesa son todas complicadas. Cuando uno recibe un shock externo negativo como este, con tan poco margen fiscal, no hay buenas alternativas.
¿Cuál tendría que ser la prioridad en el corto plazo?
Es difícil de decir en este contexto. Creo que es evidente que el gobierno no va a poder ejecutar el plan de ahorro que tenía previsto para este año y que, quiera o no, va a tener un aumento del gasto porque los servicios de salud van a demandar partidas especiales y se van a tener que hacer otras cosas para atender la situación.
El gran desafío del gobierno es encontrar el equilibrio y lograr caminar por el pretil que le permita atender las necesidades de la sociedad con la expansión fiscal que eso va a demandar, lo que va a impedir poder mejorar la situación fiscal.
De todos modos, deberá trazar un plan creíble que muy probablemente no va a poder ser encaminado este año, que muestre a los inversores, a los capitales internacionales, a las calificadoras de riesgo, que a pesar de esta situación excepcional que se nos plantea, Uruguay sigue comprometido con su consolidación fiscal.
¿Qué factores hicieron que se disparara el dólar y cuáles son las perspectivas al respecto?
Hay condiciones internas y detonantes internacionales. Uruguay viene con un proceso claro de atraso cambiario. Ya desde el año pasado se vio una evolución del dólar muy importante. Lo que nos pasó en los últimos 15 días fue que a partir del desencadenante del coronavirus, hubo un “flight to quality”, que es un fenómeno donde los agentes económicos tratan de ir hacia activos seguros, es decir, buscan los activos que sean menos riesgosos aunque obtengan menos retorno. En ese sentido hubo una gran demanda por bonos del tesoro de Estados Unidos y también por dólares, sobre todo, en comparación a las economías emergentes.
El dólar se fortaleció en comparación a las economías emergentes y esto fue un proceso de toda América Latina y de países emergentes de otros continentes. Es difícil saber hasta dónde va a ir el proceso. El Ministerio de Economía, reunido con empresarios, manifestó que esto es un fenómeno excepcional, que el dólar no va a seguir subiendo y que incluso podría terminar acomodándose un poquito más abajo de lo que está.
¿Qué impactos principales va a tener en la economía el coronavirus? ¿Se verán resentidos el empleo y la producción?
Sí, claramente. Lo que está pasando va a tener un impacto en la economía real de todo el mundo y del Uruguay, vía canal financiero y vía canal comercial. Este último fue el primero que empezamos a ver con la caída de las exportaciones a China durante febrero, pero esto se está generalizando en todo el mundo.
Este primer semestre va a ser malo; vamos a tener caída del producto, caída de las exportaciones, y vamos a tener, con el impacto del dólar, un aumento de la inflación. Vamos a un primer semestre de reacomodo que va a tener un impacto en el empleo y en el producto.
Hay que ver cómo amortiguamos lo más posible este golpe. Esperamos tener condiciones más favorables el segundo semestre, cuando toda la situación que estamos viviendo –esperemos- se acomode.