Preocupados por el alcohol en gel, no olvidemos a los granjeros
Ayer fui a cuatro supermercados en el condado de Fresno (California del norte), el mayor productor de alimentos de los Estados Unidos. Las cosas que más se vendían eran productos de limpieza e higiene personal, así como alimentos envasados de todo tipo. Desde allí manejé dentro de un radio de 40 km para recorrer granjas locales –viñedos, plantaciones de frutales y granos, tambos, etc.-, plantas de empaque y procesadoras. No parecía haber ningún tipo de interrupción en el trabajo. Granjeros y trabajadores estaban arriba de tractores, las líneas de packing estaban procesando cosechas tardías de naranjas para congelar, y muchos agricultores cosechaban vegetales de invierno. Se veía maquinaria fertilizando, regando y cultivando. Para que millones puedan subsistir en sus casas mientras combatimos el virus, deben poder comer. Eso significa que, sin que los veamos, millones de norteamericanos deben ir a trabajar como todos los días para mantener la vida de 330 millones de sus conciudadanos. La crisis actual nos ha dejado ya varias lecciones: la necesidad de poder producir domésticamente insumos médicos esenciales, un mayor escepticismo acerca de la veracidad, competencia y agenda de muchos medios de comunicación y la necesidad de reexaminar el evangelio de la globalización. A esto se agrega ahora una mayor apreciación por el trabajo de los granjeros que nos alimentan y no pueden darse el lujo de quedarse en casa.
Historiador Victor D. Hanson, profesor de la Universidad de Stanford, en artículo de National Review titulado “Remebering who is keeping us alive”
Una inevitable referencia a la Gran Depresión
A diferencia de la crisis del ´80, y la del 2008, esta crisis es de todos, desarrollados y emergentes. Ha implicado una paralización del comercio internacional comparable a la Segunda Guerra y la crisis de los 30. De hecho para mí esto es más parecido a la crisis de los años 30, porque los cubre a todos. Luce mal para China, EE.UU., Europa y los emergentes. El efecto locomotora que tuvo China para la crisis financiera, ahora no está. Esa es una gran diferencia, la sienten mucho ustedes en Chile, por los precios de los commodities.
Economista Carmen Reinhart, profesora de Harvard, en entrevista con La Tercera de Chile
El crédito no se puede interrumpir
Luego de contener el virus, la tarea más importante de los gobiernos será apoyar a aquellos más vulnerables económicamente, transfiriéndoles fondos que les permitan solventar gastos de salud. También se debería ofrecer a las pymes una moratoria en algunos impuestos, así como garantías parciales para que tomen préstamos y otras medidas que permitan que el crédito siga fluyendo.
Economista Raghuram Rajan, profesor de la Universidad de Chicago y expresidente del Banco Central de India, en Project Syndicate
La producción no se prende y apaga como la luz
La crisis ofrece otra oportunidad para recordar a los funcionarios del gobierno que la economía no funciona como un interruptor de luz, particularmente cuando se habla de cadenas de suministro. Una vez que una capacidad ha desaparecido, no se la puede restaurar de la noche a la mañana, particularmente en un sector altamente regulado como el farmacéutico, que exige pruebas exhaustivas antes de que un medicamento sea lanzado al público. Lo mismo se aplica a las cadenas de suministro industriales. La erosión de la capacidad de fabricación nacional es consecuencia inevitable de la globalización en las cadenas de suministro. Los gerentes buscan proveedores que puedan proporcionar la mejor calidad a los precios más bajos y con el cronograma de entrega más conveniente. El beneficio es una mayor eficiencia económica y, con suerte, precios más bajos para los consumidores. El costo es la pérdida de empleos en empresas estadounidenses que no ganaron en la lotería de la cadena de suministros. El otro costo es la pérdida de capacidad. Dejamos de hacer algo y, con el tiempo, las personas que saben cómo hacerlo se trasladan a otros rubros, la planta y el equipo se venden, reutilizan o destruyen, y quedamos dependientes de la producción extranjera.
William Reinsch , catedrático de Negocios Internacionales en el Center for Strategic and International Studies, Washington, D.C.