El intento hegemónico del liberalismo conduce al fracaso
Dos de las características más destacadas del liberalismo son también sus dos fallas principales: la importancia que le concede al individualismo, y el peso que otorga a los derechos inalienables. El primer problema con el liberalismo es que asume incorrectamente que los humanos son individuos solitarios, cuando en realidad son esencialmente seres sociales. Este compromiso con un individualismo extremo lleva al liberalismo político a restarle importancia al nacionalismo, que constituye una poderosa idea política muy influyente en todos los países del mundo. El resultado es que el destino del liberalismo está atado al del nacionalismo, y aunque ambos “ismos” difieren en aspectos importantes, pueden coexistir. Pero cuando se enfrentan, el nacionalismo vence casi siempre. El segundo problema del liberalismo es su narrativa poco persuasiva sobre los derechos individuales. La influencia de los derechos en la vida diaria de las personas es mucho menor a lo que piensan los liberales, lo que no quiere decir de ninguna manera que los derechos no tengan importancia. Pero su impacto es limitado, incluso en lugares como Estados Unidos, donde el liberalismo está cableado en la cultura.
John J. Mearsheimer, professor de ciencia política de la Universidad de Chicago, autor de “La gran delusion: sueños liberales y realidades internacionales”, publicado por Yale University Press.
Lo grotesco como terapia en época de crisis
No se puede decir que la cultura norteamericana de la Gran Depresión haya sido original en su ímpetu por producir obras tragicómicas. Pero este género tuvo especial resonancia en el contexto cultural de la época, y se manifestó en un inusual interés del público por lo grotesco. Arsénico y encaje antiguo es un caso especial de las obras que dominaron los escenarios en la década de los ´30. La macabra combinación de asesinato, tortura y romance en esta obra de Joseph Kesserling tuvo el poder de shockear a la audiencia de la época. En ese ambiente de fines de la depresión e inicios de la segunda guerra, la narrativa de Kesserling probó ser muy atractiva para la cultura norteamericana. La popularidad inicial de Arsénico y encaje antiguo coincidió con el pico de ansiedad de un público, que siendo testigo por años de la situación en Europa y el Pacífico, se encontraba angustiado por la posibilidad que Estados Unidos entrara en la guerra.
Extraído de “El Teatro Americano y la Gran Depresión: historia cultural de lo grotesco”, de Mark Fearnow, editado por Cambridge University Press.
Economía, epidemias y el poder de la narración
El cerebro humano siempre ha estado altamente sintonizado a favor de narrativas que justifican nuestras acciones, independientemente de si estas historias son o no son factuales. Estas historias actúan conectando nuestras acciones a valores y necesidades. Las mismas se “viralizan” y desparraman por el mundo, pudiendo tener un profundo impacto económico. La depresión de 1920-21, la Gran Depresión de los ´30, la llamada “Gran Recesión” de 2007-2009 -y la contenciosa situación económica-social actual- , fueron el resultado de narrativas populares en sus correspondientes épocas. Las historias que la gente cuenta, -acerca de confianza sobre la economía o el pánico, los booms inmobiliarios o el Bitcoin, por mencionar algunas- tienen efectos sobre la economía. A pesar que estas narrativas son fenómenos profundamente humanos, resultan muy difíciles de estudiar en forma científica, por lo que deberíamos considerarlas más seriamente.
Premio Nobel de Economía, Robert J. Shiller, en “Economía narrativa: como las historias se hacen virales y explican los eventos económicos”, publicado por Princeton University Press.