En estos útimos días prácticamente lo único que sentimos es sobre coronavirus. Este virus, de una sola cadena de ARN, es uno de los virus de mayor tamaño que se conoce hasta el presente, midiendo entre 120 a 160 nm de diámetro. Su nombre se debe a que en su estructura externa presenta en su envoltura una glucoproteína con forma de espículas que le da apareciencia de corona. Esta glucoproteína es la responsable de la adherencia del virus a receptores específicos en las células blanco.
Los coronavirus humanos fueron descriptos por primera vez en la década del 60 siendo aislados de cavidades nasales de pacientes con síntomas clínicos de resfrío común. Debe tenerse en cuenta que un tercio de los resfríos comunes se deben a coronavirus y al igual que otros virus respiratorios pueden ocasionar cuadros graves como neumonía en personas con factores de riesgo tales como ancianos e inmunosuprimidos.
Sin embargo, algunas cepas de coronavirus pueden producir cuadros severos pudiendo llegar a una tasa de mortalidad de aproximadamente 34.5%.
Hasta el presente se han identificado 7 cepas de coronavirus vinculados con cuadros respiratorios que afectan al humano. En particular, el brote de neumonía que comenzó en Wuhan, China, a finales del 2019, es la última cepa descubierta y fue denominado por la OMS como 2019-nCoV, pero lo conocemos popularmente como COVID-19.
Actualmente no hay tratamiento específico aprobado de manera oficial por lo que la esperanza está centralizada en la prevención que puede obtenerse mediante la vacunación, vacuna que está en fase aún de evaluación. Por lo que nos queda apelar a métodos de prevención ya divulgados por distintos medios, como el lavado exhaustivo por más de 20 segundos con agua y jabón, y en caso que no se tenga a disposición agua y jabón, como segunda alternativa, el uso de alcohol al 70%, ya sea en gel o líquido. Esto implica tanto para el lavado de manos como de superficies donde puede permanecer el virus. El distanciamiento entre individuos como mínimo de 1, 5 metros, así como evitar tocarse las mucosas nasales, los ojos y la boca; cubrirse con un papel descartable en caso de estornudar o toser y desechar el papel en bolsa de nylon, así como consultar con el médico evitando concurrir a centros de salud si presenta síntomas leves de cefalea, fiebre y rinorrea.
Ya estamos bastante informados sobre las medidas preventivas y si bien como bióloga tuve la oportunidad de trabajar al inicio de mi carrera en virus respiratorios y luego trabajé muchos años en inmunotecnología, el país cuenta con referentes en virología a saber el Dr. Juan Cristina y el Dr. Juan Arbiza, por lo cual quisiera referirme a los lectores partiendo desde una plataforma como bióloga pero intentando llegar al corazón de cada uno de ustedes como lo que soy, un simple ser humano.
Un tercio de los resfríos comunes se deben a coronavirus y al igual que otros virus respiratorios pueden ocasionar cuadros graves como neumonía en personas con factores de riesgo
Es cierto que todos tenemos el conocimiento a nivel intelectual de lo que debemos hacer, pero por algún motivo los humanos pocas veces aplicamos ese conocimiento, salvo cuando la situación se torna límite y nos vemos enfrentados a la realidad. A lo largo de la vida nos enfrentamos a eso: cuando niños y jóvenes pensamos que nunca vamos a envejecer o a enfermar gravemente, que nuestros padres siempre estarán con nosotros, que las guerras, las hambrunas, catástrofes climáticas y los accidentes les suceden a los otros hasta el día en que nos vemos enfrentados a alguna de esas realidades. Por algún motivo pensamos que las situaciones difíciles o las cosas negativas de la vida le ocurren a los otros y no a nosotros. Yo tampoco escapo a esa realidad, sabía cómo bióloga que podríamos tener pandemias, de hecho las hemos tenido, y si bien sabía desde la intelectualidad que en algún momento podríamos llegar a experimentar alguna situación como la que hoy está experimentando el mundo a nivel global, en realidad no tomé consciencia de ello hasta verme en esta situación, porque hasta hace unos días atrás el tema del coronavirus pese a saber desde el intelecto no lo sentía cercano, era algo que le afectaba a otros pero no a nosotros. Pero ahora el virus llegó a nuestro país, algo totalmente previsible dado la globalidad, y observo con preocupación cómo algunas personas no han tomado aún consciencia que el aislamiento es la mejor medida para evitar el contagio. Que si se nos pide cuarentena es cuarentena, que salgamos para lo estricta y absolutamente necesario.
Nuestra acción será la única defensa como sociedad que tenemos contra el coronavirus, más teniendo en cuenta que nuestra población, al igual que en Italia y España, es una población envejecida, y que eventualmente en un pico de afectados rápidamente podría llegar a colapsar el sistema de salud.
De nosotros depende que disminuya el número de infectados y de afectados, de nosotros depende que no colapse el sistema de salud. Que no nos suceda lo que ocurrió en España e Italia donde al principio no se daba mucha importancia a la cuarentena… Ya somos adultos, no somos aquellos niños y jovencitos que pensábamos que sólo los demás envejecían y enfermaban de gravedad, que nuestros padres estarían siempre con nosotros, y que las cosas malas les ocurrirán a los otros, demostremos que somos una sociedad responsable y madura, tomemos consciencia que esto depende pura y exclusivamente de nosotros, quizás esto sea lo más difícil que nos imponga el coronavirus…
*Lic. Cs. Biológicas, M.Sc. Biotecnología y Prof. Adj. Universidad ORT.