La prioridad es preservar el tejido social, no el problema de las bolsas de valores
El mundo se enfrenta a la perspectiva de un retorno a la economía autosuficiente, proceso que va en sentido contrario de la globalización. Ese movimiento no es inevitable. Si los gobiernos logran superar la crisis actual dentro de los próximos seis meses o un año, el mundo probablemente volverá a la senda de la globalización, aunque esto implique una revisión de algunos de los supuestos que la sustentaban (como por ejemplo, cadenas de producción muy ajustadas con entregas a tiempo, etc.). Pero si la crisis continúa por más tiempo, la globalización podría desmoronarse ya que los obstáculos actuales para el libre flujo de personas, bienes y capitales se irían volviendo el normal estado de cosas. No tardarían en aparecer intereses que sostengan este nuevo paradigma, ayudados por el temor a una nueva epidemia. Sin embargo, el costo humano de la enfermedad será el más importante y el que podría conducir a una desintegración social. Aquellos desesperanzados, desempleados y sin ahorros podrían fácilmente volverse contra aquellos que están mejor. Si los gobiernos decidieran recurrir al uso de fuerzas paramilitares o militares para sofocar disturbios o ataques a la propiedad, las sociedades podrían comenzar a desintegrarse. Por lo tanto, quizás el único objetivo de la política económica actual debería ser evitar el colapso social. Las sociedades avanzadas no deben permitir que la economía, particularmente los vaivenes de los mercados financieros, las enceguezcan. La política económica en este momento debe priorizar la preservación del tejido social.
Branko Milanovic, Foreign Affairs
Es necesaria una moratoria al impulso regulatorio
Estados Unidos necesita una estrategia económica más clara para lidiar con la pandemia de la COVID-19. Si bien esta crisis es única, el enfoque de política económica posterior a los ataques terroristas del 11 de setiembre parece ser la analogía histórica más útil. Al igual que hoy, ese episodio implicó un súbito ataque sorpresa que amenazó a toda la economía y requirió una respuesta rápida. Actualmente, el gran problema es que ciertos esfuerzos que por lo demás resultan sensatos para limitar la difusión de la COVID-19 —confinamiento, distanciamiento social, cierre de empresas y restricciones a los viajes— golpean duro a la economía y seguirán haciéndolo por algún tiempo. Pero las medidas para limitar el contagio no son la única amenaza para la economía y los mercados. La crisis ofrece una oportunidad para la reforma regulatoria. La estrategia estadounidense podría tratar de revocar, o al menos suspender, muchas de las normas que obstaculizan el crecimiento, declarando además una moratoria para las nuevas regulaciones que puedan afectar negativamente el empleo. EE.UU. debe tomar medidas para limitar las regulaciones que destruyen empleos y evitar los aumentos de impuestos que atentan contra el crecimiento, antes de que sea demasiado tarde.
John Taylor, ex subsecretario del Tesoro de EE.UU. y profesor de la Universidad de Stanford, en columna de Project Syndicate
La oferta de liquidez es más efectiva en este momento que un estímulo fiscal
Para combatir la propagación de Covid-19, se hace necesario transcurrir por un período de menor actividad comercial y menor demanda de los consumidores. En lugar de estímulo, el gobierno debería proporcionar liquidez a las empresas y personas afectadas negativamente por la disminución de la actividad económica, permitiéndoles contar con dinero suficiente para absorber el shock. El Congreso debería enfocarse en medidas que permitan mantener solventes a empresas y personas, de modo que cuando finalice el período de crisis, las estructuras económicas estén preparadas para emprender una rápida recuperación. El Tesoro y la Reserva Federal deberían estar preparados para ofrecer préstamos a empresas eficientes, ya que en las condiciones actuales probablemente les sea difícil obtenerlos en el sistema bancario o el mercado de capitales. Si esta fuera una recesión normal, el estímulo monetario y fiscal serían lo apropiado. Habrá un momento para el estímulo, pero por ahora lo que necesitamos es suficiente liquidez para ayudar a que empresas e individuos resistan los próximos meses.
Edward P. Lazear, expresidente del Consejo de Asesores Económicos de EEUU (2006-2009), en columna del New York Times