Según confirmó Montevideo Portal, cuatro jerarcas del Ministerio de Salud Pública, entre ellos la directora de Epidemiología Raquel Rosa, pusieron en las últimas horas sus cargos a disposición luego de manifestar diferencias técnicas con el equipo del ministro Daniel Salinas.
En la pasada edición del semanario Brecha la periodista Mónica Robaina aseguró que Rosa “pidió su traslado por falta de respaldo de los mandos políticos a las propuestas técnicas de su departamento”. El artículo señala que Rosa fue directora de Salud durante la pasada administración frenteamplista y luego regresó a Epidemiología donde había ingresado por concurso.
En la introducción, Robaina consideró que “muchas de las medidas estipuladas para este nuevo escenario epidemiológico se aplicaron en forma adelantada”, pero agrega “sin embargo, la nueva situación exige cambiar el criterio para diagnosticar casos de covid-19 y avanzar hacia la cuarentena general obligatoria”. Siguiendo este argumento, advirtió que “los asesores académicos del Comité de Crisis del MSP adelantaron, el miércoles 18, que la confirmación científica de la transmisión comunitaria era “inminente” y señalaron que eso implicaría modificar la estrategia”.
Lo que no mencionó el artículo de Brecha es que Rosa dijo el 27 de febrero consultada sobre el coronavirus que “tenemos la ventaja de conocer un poco más, pese a que todavía no se conoce todo y hay muchas dudas, que tiene un comportamiento bastante similar al de la gripe, incluso con menor capacidad de mortalidad”. “No hay que tener pánico y vamos a tener capacidad de trabajar tranquilamente y sabiendo cómo evoluciona en caso de que ingrese”. Luego habló del dengue y el sarampión y aclaró “realmente nuestro foco quizás debería estar más hacia esas enfermedades que tienen un riesgo mayor”.
Tampoco mencionó que un comunicado de las autoridades salientes del MSP recogido por el portal de Presidencia apenas a tres días del cambio de mando, afirmaba que “no hay evidencia aún de transmisión significativa, eficaz y sostenida fuera de China. La declaración de pandemia aún no se ha producido y, de ocurrir, no modificará la estrategia de control prevista y en curso”. Finalizaba el comunicado resaltando “es importante destacar que en Uruguay, las enfermedades transmisibles que más preocupan en este momento, por el número elevado de casos en la región y la cantidad de casos importados en Uruguay, son dengue y sarampión”.
Con la asunción del nuevo gobierno y del ministro Daniel Salinas en Salud, quien desde el primer momento manifestó que la lucha contra el coronavirus era una “prioridad”, se fue desplegando una estrategia gradual que han colocado a Uruguay entre los países de referencia, aun cuando la exhortación al aislamiento ya ha generado un significativo daño a la economía nacional.
Un día antes de conocerse el primer caso de coronavirus en Uruguay y ya declarada la pandemia por la OMS, el 12 de marzo la directora de Epidemiología Raquel Rosa reiteraba en entrevista con Océano FM que “lo primero que recomendamos, y lo digo con mucha certeza, es la calma”.
“Todo parece indicar que se va a repetir el mecanismo que pasó con la gripe H1N1 en el año 2009”, añadió. Consultada sobre las políticas de cuarentena y cierre de fronteras que se aplicaban en el mundo, Rosa respondió “llama un poco la atención” y que “parecería que en algunos lugares ha sido bastante desmedida”.
Una semana después, entre el 18 y el 20 de marzo, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) presionó al gobierno para que declare la cuarentena obligatoria, que es la más extrema de las medidas. Reclamo que fue apoyado por el ex presidente Tabaré Vázquez y que encontró eco en buena parte de la izquierda uruguaya. Por el contrario, el gobierno de Lacalle Pou ha sostenido una estrategia propia que apunta a medidas mesuradas que además han sido respaldadas por organizaciones como el Colegio Médico del Uruguay (CMU) y la Academia Nacional de Medicina, que rechazaron el extremo de la cuarentena general.