Liderada por el socialdemócrata, Stefan Löfven, Suecia delegó la estrategia sanitaria, para enfrentar el coronavirus, en el responsable de epidemiología de la Agencia Pública de Salud, Anders Tegnell. A partir de las posturas discrepantes de otros gobiernos europeos, el especialista sueco matizó las diferencias y explicó que todos los países están intentando hacer lo mismo: “que la enfermedad se extienda lo más lentamente posible”. Tegnell fue contundente al manifestar que “no encontrarán a nadie en el mundo que esté trabajando en esto y que piense que puede erradicar la enfermedad”.
Para Tegnell “encerrar a la gente en la casa no funciona a largo plazo”. No obstante, su estrategia se basa en recomendar prácticas de prevención que, para la mayoría de los ciudadanos suecos, de antemano, ya son muy habituales, como evitar las aglomeraciones públicas, realizar teletrabajo y estudiar a distancia. Un reciente estudio de Eurostat estima que el 52% de los suecos vive solo (mayor en Europa) y que un 40% desarrolla una parte de su horario laboral desde la casa.
A partir del primer brote de coronavirus en el país escandinavo, Löfven, solicitó el “acrisolado sentido cívico y responsable de los ciudadanos suecos”, para poder evitar la imposición de una cuarentena obligatoria como la mayoría de los países. De todas formas, el primer ministro, decretó el cierre de universidades y liceos, limitó a un máximo de 50 personas las reuniones sociales y suspendió las visitas a los hogares de ancianos. Mientras tanto, se mantuvieron las puertas abiertas de las escuelas, jardines de infantes, gimnasios, tiendas y restaurantes.
Estas medidas, a priori laxas, son miradas de reojo por sus vecinos, Dinamarca, Finlandia y Noruega que, como casi todos los miembros de la Unión Europea (UE), decretaron un confinamiento total de su población y el cierre de sus fronteras. Hasta el lunes 13, se registraron 10.948 casos de covid-19 y 919 fallecidos en Suecia. El doble de decesos que en los otros tres países nórdicos juntos. No obstante, una parte significativa de las muertes en Suecia tiene que ver con que el virus se expandió en residenciales de ancianos donde existe población de riesgo.
Para Amparo Ortega, psicóloga chilena que reside en Malmö (sur de Suecia) hace más de cuarenta años, hay muchos mitos circulando sobre el “método sueco”. Para Ortega, si bien es verdad que Suecia ha sido menos estricta en muchos aspectos, las medidas tomadas por el gobierno “no han sido tan diferentes a la de otros países” como Alemania y sus vecinos escandinavos.
Ortega comentó a La Mañana que “a los suecos les costaría aceptar restricciones más estrictas sin tener buenos argumentos científicos que las respalden”. Explicó que en ese país, tanto el gobierno como la población “confía plenamente en las autoridades sanitarias”.
La estrategia de inmunización que desmiente Suecia pero “todos esperan”
Tegnell cree que todos los países esperan la inmunidad colectiva. “Es lo único que hará que esta propagación se detenga de manera razonable. Solo cuando una gran parte de la población sea inmune, la tasa de propagación disminuirá por sí misma de manera sostenible”, sostuvo. Para Tegnell, las medidas para aplanar la curva pueden ser efectivas durante periodos cortos, pero no tendrán efecto duradero. Empero, en Suecia, las autoridades están preocupadas por la entrada de la primavera, por lo que planifican implementar un nuevo ajuste de restricciones para que no se disparen las cifras de contagios.
Ante el inminente avance de una enfermedad como el covid-19, aún sin vacuna, Tegnell defiende las medidas paulatinas y moderadas, y garantiza que el sistema de salud funcionará óptimamente implementado esa estrategia epidemiológica. Entiende que las medidas de confinamiento y aislamiento no pueden ser sostenibles a largo plazo porque “más pronto que tarde, la gente va a salir de su casa y hacer una vida normal”. También advirtió que una prolongación en el tiempo de “medidas drásticas” podría desembocar en otro tipo enfermedades.
El método de inmunidad colectiva, que se le atribuye al equipo epidemiológico sueco (también a Gran Bretaña y Holanda), es un tipo de protección indirecta contra enfermedades infecciosas, habitualmente realizada mediante vacunación masiva, para que un gran porcentaje de la población se vuelva inmune a un virus. Se basa en que es menos probable que las personas no inmunes contraigan el virus si hay una mayor proporción de personas inmunizadas en una comunidad.
Si bien el epidemiólogo del Estado rechazó que la principal estrategia de Suecia sea construir una inmunidad colectiva, al mismo tiempo, admitió que esa es la única manera de detener la pandemia. En Holanda, el primer ministro, Mark Rutte, dijo en cadena televisiva que con ese método “podemos retrasar la propagación del virus y, al mismo tiempo, aumentar la inmunidad de la población de manera controlada”. “Tenemos que darnos cuenta de que construir la inmunidad grupal puede llevar meses o incluso más y durante ese tiempo necesitamos proteger a las personas con mayor riesgo tanto como sea posible” dijo el mandatario holandés. A principios de marzo, la primera ministra de Alemania, Angela Merkel, había advertido sobre esta situación de largo aliento.
Como sucede en otros territorios la expansión demográfica del coronavirus en el país nórdico no es uniforme. El núcleo urbano de su capital, Estocolmo (séptima ciudad con más fallecidos por coronavirus en Europa) concentra la mayor densidad de infectados. Pero, Malmö, la tercera ciudad con más población, aún tiene pocos pacientes hospitalizados por covid-19.
Si bien, debaten sobre aplicar un aislamiento obligatorio a la capital, la Agencia de Salud Pública no es afín de imponer el confinamiento en la mayor parte del país. Las autoridades suecas justifican la decisión de mantener los colegios abiertos para que sus padres y madres puedan trabajar en sanidad, el transporte y los establecimientos de alimentación, tareas esenciales para la población.
El Gobierno de Löfven cuenta con el apoyo del 77% de los suecos según una encuesta elaborada por Kantar Sifo, doce puntos más que a mediados de marzo.
Científicos disidentes y Trump critican “el experimento sueco”
Más de 2 mil académicos de diferentes nacionalidades publicaron una carta en la que instaban al gobierno sueco a introducir medidas más estrictas para combatir al coronavirus. Marcus Carlsson, matemático de la Universidad de Lund, acusó a las autoridades de Suecia de estar jugando a la “ruleta rusa con la población”.
Para el epidemiólogo de la Universidad de Umea, Joacim Rocklov, “esto es un enorme experimento y no tenemos ni idea de si saldrá bien o nos llevará en la mala dirección”, indicó el científico. Cecilia Söderberg, profesora de microbiología, por su parte, mencionó que el gobierno debería cerrar los accesos a Estocolmo, donde se produjeron la mitad de los casos. “No podemos llegar a una situación donde acabemos en un caos total. Nadie ha probado este camino. Entonces, ¿por qué deberíamos probarlo primero en Suecia sin que haya un consentimiento informado de la gente?”, cuestionó la especialista sueca.
Días atrás, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, ante la consulta por las medidas tomadas por el gobierno sueco, Donald Trump, manifestó que de haber seguido esa línea 2 millones de personas habrían muerto en Estados Unidos. La cifra señalada por el mandatario proviene de un estudio del Imperial College publicado el mes pasado que sugería que un fracaso del distanciamiento social en Estados Unidos podría haber resultado en dos millones de fallecidos.
El epidemiólogo principal de Suecia, rechazó las críticas de Trump y señaló que “Suecia está bien”. Tegnell remarcó que se “están produciendo resultados de calidad de la misma manera que siempre”. “Hasta ahora, la atención médica sueca está manejando esta pandemia de una manera fantástica” aseguró el científico. Ante los dichos de Trump, la ministra de Relaciones Exteriores, Ann Linde, dijo que está “realmente equivocado” al sugerir que Suecia seguía la teoría de la “inmunidad colectiva”. Linde dijo que Suecia apostó a la confianza como la base fundamental de la estrategia sueca para evitar el confinamiento. “Cada uno es responsable de su propio bienestar, del de sus vecinos y de su propia comunidad. Esto se aplica en situación normal, y se aplica en tiempos de crisis”, dijo Linde.