¿Tu pasión?
La cocina fue una verdadera terapia para mí. Cuando falleció mi primer hijo, mi marido (egresado de la gastronomía de la escuela de Salzburgo, Austria) me dijo que si quería encontrarle sentido a la vida, debía apasionarme con algo. Nos fuimos a vivir a Bariloche y allí nacieron Guillermina, Gastón.
Fue ahí que comenzó mi pasión por la gastronomía en todas sus expresiones. Panes, mermeladas, jaleas, conservas, chocolatería, repostería, lectura y cinematografía sobre el tema fueron llenando mi alma y me permitieron volcar ese amor a mis hijos, que hoy se dedican y aman la gastronomía con la misma pasión. A los 33 años quedé viuda y sin dudas abracé con más fuerza esta pasión. Me permitió conocer la felicidad a pesar de las pérdidas.
¿Tu primer trabajo?
A los 18 años comencé a trabajar en el diario El Día, en el departamento comercial, gracias a una muy querida amiga. Sin dudas fueron tiempos de muchas dificultades económicas, pero nunca perdía la fe ni el deseo de superarme.
Un consejo para alguien que está empezando y quiere hacer lo mismo que vos
Algo que a simple vista puede resultar un cliché pero que para mí es una verdad absoluta: amar lo que hacés. Nunca creí en la fórmula “mi hijo el doctor”. Soy de la idea que lo único válido es hacerlo desde el corazón. Me levanto cada día disfrutando lo que hago. Quienes están en contacto conmigo saben de sobra que no me da pereza ni frustraciones, por el contrario.
¿Cómo surge tu inspiración?
De la misma pasión que me da el vivir cada día. Creo que tenemos un cometido en la vida y el mío es dar todo a través de la cocina.
¿Contra qué defecto luchas?
Soy muy autocrítica y muy exigente conmigo misma, lo que me lleva muchas veces al estress por querer dar el máximo. Estoy trabajando mucho en este punto, ya que soy conciente de que la perfección es muy subjetiva.
¿Tu lugar en el mundo?
Mi casa, junto a mis hijos, mi marido, con mis mascotas, con mis amigos, en los lugares donde haya paz. Trabajo a diario en la reflexión y me gusta viajar, por lo que tengo muchos lugares en el mundo. Todos los lugares donde se respire paz, le escapo a la gente tóxica, a la violencia en todas sus aristas.
¿Un referente en tu vida?
Todas aquellas personas que me enseñaron a mejorar como individuo.
¿Una asignatura pendiente?
Escribir libros de cocina, crear mi propia línea de vajilla y utensilios de cocina.
¿Un valor fundamental?
La honestidad con uno mismo. Si no soy honesta conmigo, no solo no puedo ser honesta con los demás, sino que no hubiera podido curar muchas heridas del pasado.
¿Qué es la felicidad para vos?
Conocerme como me conozco y haber aprendido (aunque resulte soberbio) a amarme con mis aciertos y desaciertos. Esto me permitió disfrutar del presente, corrigiendo errores del pasado y no preocupándome por el futuro. Lo mejor siempre está por venir y Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros.
TE PUEDE INTERESAR