En el cruce de la avenida Libertador con las calles Paraguay y Paysandú, la proa del edificio sede de Ancap emerge como un gran barco que se dirige al Sur. La emergencia sanitaria por el coronavirus ha disminuido considerablemente el movimiento al interior de las oficinas, dado que muchos funcionarios siguen la actividad a través de teletrabajo. Sin embargo, su flamante presidente, el ingeniero Alejandro Stipanicic, con casi tres décadas de trayectoria en Ancap, recibió a La Mañana en el despacho para conversar sobre el pasado, presente y futuro de la emblemática empresa.
Dada su experiencia en Ancap, ¿qué significa la empresa para la historia y para el ser nacional?
La creación de Ancap en 1931 se dio en un contexto diferente al que todos nosotros vivimos. El sentimiento que tiene la gente más antigua en Ancap, los que llevan 40 años o los jubilados, es el de una relación familiar. Y todavía se está dando el hecho de que hay hijos o nietos de personas que trabajaron en Ancap y se ve que en ellos el sentimiento es distinto, porque representa muchísimo en sus vidas.
Ancap es algo demasiado cotidiano y relevante. Cuando estuve en Argentina una de las cosas más difíciles de transmitir era que Ancap no era lo mismo que YPF, por el sentido de arraigo, de pertenencia. Ha sido habitual el consumo de los productos de Ancap, tanto de los combustibles como de las bebidas alcohólicas, estando muy adentro de los hogares uruguayos.
¿Cuánto moviliza la refinería al barrio de La Teja?
En el barrio es grande el sentimiento y un alto porcentaje de la gente que vive en La Teja está vinculada porque son empleados, o lo fueron o son proveedores de algún tipo de servicio o prestación, desde fleteros hasta ferreteros.
Hay que pensar que el complejo habitacional que está frente a la refinería se llama “Complejo Ancap” y la escuela siempre fue conocida como la “escuela de Ancap”, aunque no lo sea, o el Parque Ancap donde juega Uruguay Montevideo.
En el anteproyecto de la ley de urgente consideración se incluyó la posibilidad de la desmonopolización de Ancap. ¿Qué opina al respecto?
El tema de la importación de combustibles tiene una cantidad de bemoles. Para Ancap tiene que ser irrelevante si hay o no monopolio, pero si lo hay tiene que ser mucho más responsable y exigente en sus cuentas.
La discusión parlamentaria que se va a dar sobre el monopolio es ajena a Ancap. El presidente de Ancap no tiene que intervenir en esa discusión y en cualquier caso hay que vender a paridad de importación en la planta de distribución.
“El producto que vende Ancap tiene que ser competitivo para que la producción nacional pueda competir en igualdad de condiciones”
¿Qué lecciones nos deja esta crisis en el mercado internacional del petróleo?
Posiblemente haya que hacer algunos cambios en la política de abastecimiento de crudo para tener un poco más de seguridad y no manejarse con stock grandes y con costo financiero alto. La obsesión de Ancap siempre fue el abastecimiento y a veces es casi que a cualquier costo. Lo que hay que rever es esa visión y acordar entre todos los actores porque abastecer en forma infinita cuesta infinito. Hay que acordar un riesgo.
El tema del abastecimiento y de las tarifas es un poco la conclusión, sin entrar en juicio de valor, de lo que ha pasado este primer trimestre del año. Asumí el 19 de marzo, estamos a 27 de abril y todavía no participé en ninguna compra de crudo y sin embargo está comprado hasta agosto diría. Ancap compró un poco más caro porque el objetivo principal era abastecer. Esa seguridad en el abastecimiento puede tener un costo o sobrecosto y eso hay que revisar, ya que son cuestiones sensibles, no dogmáticas.
Teniendo en cuenta la realidad del mercado, entre la importación de crudo o de combustibles ya refinados, ¿cuándo se afecta más la soberanía del país?
Desde el punto de vista de la soberanía sinceramente al importar el petróleo o importar derivados se está en el mismo nivel de soberanía, ya sea mucha o poca. Depende del proceso de abastecimiento. Si se tiene, por ejemplo, crudo para los próximos cinco días o producto para los próximos cinco días, cualquier quiebre de stock o incumplimiento desde el exterior te deja sin nada.
Cuando se tiene el crudo, el almacenamiento, la capacidad de refinación y algo de capacidad de producto terminado, hay un poco más de respaldo. Pero en realidad depende más de la política de inventarios. La única forma de asegurar la soberanía total es tener petróleo propio.
¿Esa posibilidad está descartada por lo menos en el mediano plazo?
En el mediano plazo si, pero la existencia de petróleo o la constatación de formaciones adecuadas para albergar petróleo o gas es alta. Lo que pasa es que es imposible con la falta de tecnología y con los precios actuales, ni siquiera hablo de estas últimas semanas. Hay que avanzar muchísimo en la exploración para llegar a constatar fehacientemente que hay yacimientos de hidrocarburos y después hay que avanzar otro tanto para que sea comercialmente atractivo. Estamos lejos, pero la probabilidad no es cero.
¿Qué sucedió con los contratos con las empresas que habían iniciado la prospección?
En Uruguay existía un decreto que si mal no recuerdo es del año 1976 que establecía que todo el país estaba ofrecido para ser explorado. Cualquiera podía hacer una oferta para explorar. Eso no sucedió durante muchos años porque básicamente en el negocio del petróleo hay que ir preparando, armando y cuidando una marca del país con relación a este insumo. Y tiene que ver con aspectos geológicos, contractuales y de prestigio del país. Esto se logró en las últimas décadas.
A eso se le sumó que cerca de quince años atrás en la costa del litoral Atlántico había muchas empresas de servicios geológicos que estaban trabajando para la extensión de la plataforma continental. Naciones Unidas había determinado que si se cumplían ciertas condiciones geológicas los países litorales podían reclamar una extensión de su soberanía. Eso generó una oferta de servicios que antes no existía y como el traslado de esos barcos de investigación es muy costoso, en determinado momento surgió la oportunidad de contratarlos sin pagar mucho dinero.
Comenzaron los procesos de Ronda Uruguay, que eran un conjunto de contratos de producción compartida en el cual todo el riesgo exploratorio lo pone un tercero, el país pone condiciones y en caso de un descubrimiento el Estado uruguayo tenía el derecho de participar, pagando su porción de la inversión ya realizada. La Ronda I y especialmente la II fue la más exitosa del mundo en su momento. El tema es que después, con el cambio de gobierno en 2015, se frenó el proceso de licitaciones de rondas. Ahora estamos en un proceso parecido al anterior, hay dos convocatorias por año para empresas que estén interesadas en el petróleo.
Con la mira puesta en tener precios competitivos del combustible, ¿implica que Ancap no quede atado a objetivos macroeconómicos?
Si claro. La idea es que en un estado de régimen, pasada esta crisis, Ancap adecue sus ingresos como hace cualquier hijo de vecino. Si los precios internacionales suben, Ancap tendrá que subir y si bajan, tendrá que bajar.
Llevar a la paridad de importación en el final de la historia lleva justamente a eso, a acomodar su funcionamiento interno, sus costos y sus resultados a lo que dicte el mercado. En algún momento nos irá bien, en otros no tanto, pero el producto que vende Ancap tiene que ser competitivo para que la producción nacional pueda competir en igualdad de condiciones por lo menos desde el punto de vista de los insumos energéticos.
Usted ha mencionado en otras entrevistas que hay que separar lo operativo de lo estratégico. En lo operativo, ¿cuáles serían las prioridades?
La eficiencia. Para todos los procesos de negocio, desde la refinación, la producción de portland hasta los corporativos de asesoramiento jurídico, contabilidad, administración y gestión de las personas. Como empresa Ancap tiene una estructura que es suficiente, lo que tenemos que hacer es sacarle mayor provecho.
La situación actual impone una austeridad muy grande. Empresas como ésta siempre tienen que tener inversiones, no se puede hablar de inversión cero, pero las inversiones van a ser muy exigentes, solamente sobre situaciones muy justificadas, que tengan un inequívoco retorno o que sea por cuestiones ambientales o de seguridad. Lo que vamos a promover son las inversiones en gestión y esto no luce para afuera, pero una organización tiene que ser eficiente.
¿Qué rol debería tener la Ursea?
Ursea es el regulador y Ancap es un regulado. En la ley de creación de las unidades reguladoras al regulado se le deban amplias capacidades de regulación. El regulador actuaba habitualmente como fiscalizador. Lo que vamos a proponer desde nuestra posición es la colaboración más intensa posible con la Ursea, ahora con la presidencia de la ingeniera Silvana Romero, para que rápidamente adopte el rol de regulador del mercado y por supuesto con el ministerio de Industria que es el que fija las políticas.
Con el cambio en la matriz energética y la promoción de la energía eléctrica, ¿disminuye la importancia estratégica de Ancap?
No creo que disminuya. Ancap es una empresa energética, como UTE. Y hoy está enfocada en la producción de combustibles fósiles. En el futuro se va a tener que reconvertir. Cuándo es ese futuro y cuánto se va a tener que reconvertir hoy todavía no lo sabemos. Pero lo que sí se sabe es que dentro de 30 o 40 años las refinerías del mundo no van a ser lo que son hoy, no van a ser productoras de combustibles, sino de productos que serán materia prima para la industria del plástico, por ejemplo. Las refinerías de petróleo son una condición necesaria para que exista la industria petroquímica.
“Llevar a la paridad de importación en el final de la historia lleva a acomodar su funcionamiento interno, sus costos y sus resultados a lo que dicte el mercado”
Hoy en día tienen una predominancia muy grande porque producen combustibles y siempre hubo una especie de competencia entre la industria petroquímica y la refinación, porque son cabezas distintas. El refinador tiene negocios de pocos productos, de muchísimo volumen y poco margen, con especificaciones muy constantes. Mientras que el petroquímico tiene muchísimos productos, de muy poco volumen y de alto valor agregado. Entonces pequeñas variaciones en lo que es la producción de una petroquímica puede generar resultados espectaculares para arriba o para abajo.
¿Uruguay en el futuro podría tener un lugar en alguna cadena petroquímica regional o global?
Creo que debería, buscando en el muy largo plazo la integración con cadenas petroquímicas regionales.
¿Eso implicaría adaptar la educación?
En el tema químico Uruguay tiene muy buenos profesionales. No es como la ingeniería nuclear, no se necesita algo diferente a lo que ya se forma. Pero sí, la educación para todo es fundamental.
Depende de terceros. Hace varios años, y esta conclusión sigue siendo válida hoy, Daniel Montamat un ex secretario de energía de Argentina me presentaba un estudio sobre el balance del gas natural en la región y las importaciones de gas natural licuado que era producido en otras regiones.
Me decía que había una falta de integración en la región porque entre la demanda y la producción había un desequilibrio muy grande por el lado de la producción, se exportaba para el Pacífico mientras que por el Atlántico queríamos importar GNL. Básicamente para que no existiera la integración que debía existir había condiciones obviamente de infraestructura, con una falta de coordinación entre políticas regionales de energía, asociado a las políticas particulares de los países.
La reserva de Vaca Muerta en Argentina es la reserva de no convencionales más grande del mundo. Las decisiones en el upstream no se toman por la coyuntura de los precios actuales, sino con horizonte de 30 o 40 años. Las decisiones que se van a tomar hoy en el mundo del petróleo son las que van a enfrentar a las refinerías a una movilidad eléctrica mucho más grande. El problema de Argentina con Vaca Muerta es un tema de ecuación económica de los productores locales que tienen un yacimiento muy accesible pero que necesitan hacer inversiones para acceder a los mismos y para producir.
El gas natural es un insumo que va a ser importante en el mediano plazo y en la región presenta cierta abundancia. Para aprovecharlo desde Uruguay tenemos que tener interconexiones con las fuentes.
“Hay que reinstalar el sentido de la profesionalidad que Ancap siempre tuvo, restablecer la confianza y eso tampoco quiere decir cheque en blanco”
¿Cuál es la situación de los gasoductos que conectan con Argentina?
Nos unen tres gasoductos. El que viene por el sur que es el más importante que es el “Cruz del Sur” que está operativo y es por el que llega el gas que sale en los hogares de la Ciudad de la Costa y mismo Montevideo. Hay otro gasoducto operativo que es el llamado “Litoral” que cruza al lado del puente Paysandú-Colón abasteciendo algunas industrias en aquella zona. Y hay un tercer gasoducto que nunca se utilizó que es el “Casablanca” que estaba prevista desde Entre Ríos a una central a gas que iba a construir UTE pero nunca se realizó.
¿Qué primeros pasos se darán durante este año de gestión?
Primero se tiene que conformar el directorio. Lo primero que tenemos que hacer es tener claro qué Ancap recibimos. Yo hasta hace un mes y medio era gerente de control de gestión, o sea que conozco bastante bien lo que es la interna. Pero como directorio tenemos que entender cuáles son los problemas, dónde hay temas para revisar ya sea de negocios, pero también de clima interno. Me preocupa la moral de los trabajadores de Ancap porque todo el escarnio público que sufrió la organización son procesos de aprendizaje. Hay que reinstalar el sentido de la profesionalidad que Ancap siempre tuvo, restablecer la confianza y eso tampoco quiere decir cheque en blanco, sino que dada una responsabilidad se rendirá cuentas. En estos procesos lo más importante, y recuerdo al querido profesor Luis Manuel Calleja, es en un proceso de cambio saber lo que no hay que cambiar.
Vamos a trabajar mucho en el tema de la transparencia que no es solamente mostrar un resumen del estado de resultados sino dejar disponible la información para que cualquier analista, periodista o ciudadano en general acceda a ella siempre que no sea confidencial, porque nosotros por ejemplo no podemos hablar de las compras a futuro de petróleo porque se da información al mercado que no corresponde. Pero de lo hecho hay que dar información transparente.
También tiene que haber una reorganización de las sociedades vinculadas. Creemos que hubo mejoras en los últimos años, pero todavía hay temas para hincar el diente y algunas políticas que vamos a tener que cambiar, porque capaz que se venía de épocas de vacas gordas y la billetera de Ancap estaba muy gorda también, pero ahora está flaca y no podemos cargar a los consumidores con sobrecostos.