Desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), se espera una recuperación económica paulatina y hay optimismo de cara al futuro. De todas maneras, el foco hoy está puesto en atender la realidad de los trabajadores que se han visto afectados por la pandemia.
El próximo viernes 1º de mayo se conmemorará un nuevo Día de los Trabajadores, en medio de un estado de emergencia que afecta a cada rincón del país. El trabajo ha sufrido un fuerte impacto tras la llegada del COVID-19 al Uruguay y sus consecuencias todavía no se conocen con exactitud.
En marzo asumió el gobierno entrante y en menos de dos semanas se declaró la emergencia sanitaria, luego de la confirmación de los primeros casos de coronavirus en territorio uruguayo. Esto cambió significativamente los planes de todas las autoridades y el MTSS no fue ajeno a esa situación.
Los primeros pasos a seguir en la cartera ya estaban definidos hacía tiempo. Una vez culminado el período de transición, se debía preparar el terreno para la octava ronda de los Consejos de Salarios. Eso incluía reuniones con los actores sociales y con el Ministerio de Economía y la convocatoria al Consejo Superior Tripartito. Allí se empezarían a generar los ámbitos de negociación.
Sin embargo, todo esto quedó por el camino cuando el viernes 13 de marzo el Poder Ejecutivo decretó la emergencia sanitaria. La circunstancia obligó a poner el foco en la epidemia y muchos proyectos que estaban en agenda fueron relegados.
La realidad actual del ámbito laboral es vista con gran preocupación por el MTSS, pero también la incertidumbre de lo que vendrá después de que pase esta crisis.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en febrero, es decir, previo a la llegada del coronavirus al país, la desocupación alcanzó un 10,5%, lo que configura su máximo nivel en 13 años (en mayo de 2007 era de 10,59%). Este indicador desvela aún más al ministerio, dado que el empleo ya venía deteriorándose desde antes de la irrupción del virus.
Cómo quedará el desempleo cuando se acabe esta tormenta es la gran incógnita, según manifestó el entrevistado por La Mañana el director Nacional de Trabajo, Federico Daverede.
La resolución de una considerable cantidad de empresas fue el envío del personal al seguro de paro, y no hay certezas de que en el futuro se retome a todos los trabajadores afectados. Entre marzo y lo que va de abril, se realizaron 150.000 solicitudes de subsidio por desempleo. Un dato un tanto alentador, dentro de la compleja coyuntura actual, es que de esa cifra, solo 10.000 fueron por causal de despido. De todos modos es un número que preocupa y se está monitoreando para evitar que se dispare.
“El problema es que al no tener idea en qué momento va a terminar esto, no se sabe hasta cuándo las empresas van a seguir mandando gente al seguro”, lamentó el jerarca. Igualmente, mantiene la expectativa de que el concepto de la “nueva normalidad” y la creación de una comisión de expertos por parte del presidente Luis Lacalle Pou, puedan ir generando algunas certezas desde el punto de vista sanitario, que permitan empezar a tener un paulatino retorno a las actividades económicas.
Las medidas tomadas y los pasos a seguir
En línea con las directivas de Presidencia, el MTSS fue tomando diversas medidas en función de la evolución de la pandemia en Uruguay. Así, en una primera instancia se creó el seguro de paro parcial. El propósito de esa herramienta, tal como explicó Daverede, era que las empresas no mandaran a sus empleados al seguro total, sino que pudieran seguir funcionando, reduciendo los días o las horas de la jornada laboral. De esa forma, la persona mantiene su trabajo, y el empleador le paga un 50% del salario y el BPS un 25%.
Más tarde se fueron implementando otras definiciones, a fin de acompasar los requerimientos de cada momento. Entre otras cosas, se resolvió que aquellas personas mayores de 65 años que tuvieran acceso al subsidio por enfermedad, se certificaran, dado que pertenecen a la población de riesgo.
El ministerio continúa elaborando medidas porque día a día van surgiendo necesidades de la realidad de los trabajadores. De hecho, desde las diferentes ramas de actividad van planteando inconvenientes y la cartera intenta brindarles soluciones.
Así como recientemente se trabajó para dar cobertura a las unipersonales y los monotributistas, actualmente se está buscando la manera de paliar la situación de la gente que, a pesar de tener un trabajo formal, por diferentes motivos no cumple con los requisitos para acceder al subsidio por desempleo. Para ello se requiere haber trabajado durante seis meses o haber aportado 150 jornales en el último año.
Las autoridades ministeriales continúan reuniéndose con referentes empresariales y sindicales de todos los rubros y la mira está puesta en los puestos de trabajo y en los protocolos de actuación. Esto último refiere tanto a cómo mitigar el riesgo de contagio, como al modo de proceder cuando en algún lugar de trabajo surge un caso positivo de COVID-19 o alguien presenta síntomas. “Eso es lo que nos preocupa, tratar de preservar la salud de la gente, que para nosotros es fundamental, y concomitantemente, que el empleo se mantenga y que la economía siga funcionando en los términos que sean posibles”, señaló.
Según el director de Trabajo, tanto el Poder Ejecutivo como el PIT-CNT -con quien mantienen un vínculo muy fluido, tienen la misma inquietud: mantener los puestos de trabajo y a su vez preservar la salud de la gente.
Uno de los proyectos que tenía pensado tratar el MTSS antes de la llegada de la epidemia era la regulación del teletrabajo. No obstante, debido a que cientos de miles de trabajadores pasaron a desempeñar tareas en sus hogares, la necesidad de reglamentarlo aceleró el proceso. Si bien el trabajo remoto ya existía en Uruguay, existe un vacío legal que el gobierno cree pertinente revertir.
Una recuperación paulatina pero efectiva
Daverede es consciente de que la cifra récord de trabajadores en seguro de paro tendrá efectos negativos. Sin embargo, es muy optimista y espera que la economía se recupere y se pierda la menor cantidad posible de empleos, sin perjuicio de que la desocupación ya generaba alarmas desde hacía tiempo.
A su vez, entiende que la recuperación económica va a ser paulatina, aunque el proceso tenga complejidades. En ese contexto, algunos sectores se van a poder restablecer rápido, como la cadena alimenticia, pero a otros que han debido parar su actividad por completo o que dependen de factores vinculados a los mercados internacionales, les va a costar más, indicó.
La cuarentena obligatoria y las razones de su rechazo
El jerarca considera que el Ejecutivo ha actuado con muchísima responsabilidad desde que arribó la epidemia, dando pasos mesurados y estudiados. Agregó que el ministerio no comparte que se deba establecer el aislamiento total y detalló los motivos. “Desde el punto de vista laboral sería catastrófico, porque hay mucha gente que necesita trabajar y la cadena alimenticia no se puede cortar. Solicitar una cuarentena obligatoria en este momento, sin saber cuándo esto va a terminar ni cómo va a evolucionar, sería demasiado arriesgado. Es decir, no estamos en contra de esa medida, pero es para una situación extrema”, puntualizó.
Asimismo, remarcó que se debe tener en cuenta que la gente puede padecer depresión y otras enfermedades asociadas al encierro. Añadió que, en concordancia con el planteo de Lacalle Pou, el aislamiento obligatorio es un insumo más de trabajo que está arriba de la mesa y no se descarta, pero “hay que tener mucho cuidado cuando se pide; sería muy catastrófico llegar a un nivel como Argentina, que en un momento tenía más detenidos por violar la cuarentena que infectados”.