Nuestra lógica de país agroexportador debería ser que primero se fortalecieran aquellas actividades que son el sustento de nuestro desarrollo nacional y luego el resto, con lo cual estaríamos haciendo una inversión económica y social de envergadura.
Si de algo se jacta el mundo contemporáneo es de la capacidad de comunicación que ha desarrollado gracias al imparable avance de la tecnología. Casi no hay punto en el planeta en el que no sea posible acceder al contacto inmediato con la información, la familia o el trabajo sin importar los miles de kilómetros de distancia que haya entre uno y otro. Pero no es solo comunicación, la tecnología se impone cada vez más en los segmentos productivos de todas las economías del mundo y los países que recienten el desarrollo tecnológico se rezagan económica y socialmente.
En todo el mundo, Uruguay incluido, el sector agropecuario es un gran demandante y desarrollador de tecnología, sin embargo se da la triste paradoja de es precisamente allí donde más falta hace.
Todos los desarrollos y avances de la tecnología llegan antes a las grandes ciudades, luego a otras más pequeñas y finalmente con mucho atraso al medio rural, eso también ocurre en el mundo y en Uruguay, pero nuestra lógica de país agroexportador debería ser que primero se fortalecieran aquellas actividades que son el sustento de nuestro desarrollo nacional y luego el resto, con lo cual estaríamos haciendo una inversión económica y social de envergadura.
Económica en cuanto atiende al corazón de la producción, el que genera y mueve todos los otros engranajes del país. Y social, porque llevando la tecnología a los lugares más apartados y solitarios estamos revalorizando la agropecuaria y generando herramientas para evitar la despoblación rural.
Pero ocurre todo lo contrario. La tecnología impulsó la desburocratización de los Estados y de todas las oficinas y empresas públicas o privadas, pero ahora mismo, en algún punto del país, hay varias zonas cuya conectividad es tan mala que se dificulta hacer una llamada o enviar un mensaje por whatsapp, más si se está intentando un movimiento bancario o ingresar datos al Sistema Nacional de Identificación Ganadera (SNIG), y más aún si se quiere acceder a alguna actividad a distancia como las habitualmente organizadas por instituciones como el Plan Agropecuario o el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria.
Que se siga usando tecnología 3G, que es inferior a LTE, explica la mala señal o la señal que no hay en la mitad del territorio nacional.
“Es una zona que tiene mucho relieve y se nota que hay zonas con falta de cobertura por falta de antenas”, pero allí donde hay más antenas la señal “se pierde en las zonas bajas, se complican las tareas porque se afectan tanto las señales para hablar como el uso de internet”, dijo a La Mañana el Ing. Agr. Ignacio Urrutia que trabaja en la producción ganadera de zona de Treinta y Tres y Cerro Largo.
Sin conectividad “se ve dificultado el acceso a la información relativa a la tarea que desempeñamos, por ejemplo los precios de ganados de la Asociación de Consignatarios de Ganado, los trabajos sobre futuras ventas, los remates, además de que también hay trámites que se realizan por internet”.
“Una de las páginas que más se visitan por parte de los productores es la del SNIG para ver las caravanas, y los veterinarios tienen que hacer los despachos de tropas. Para todo ese tipo de lecturas que necesitan alguna constancia se tienen que buscar lugares más altos para lograr la conectividad. Además la página del SNIG tiene horas picos que es imposible entrar si no se tiene una buena cobertura. A veces se logra entrar pero en medio del trabajo se cuelga y volver a entrar es un drama”, describió.
“Igualmente creo que se ha mejorado bastante, pero es relativo de la zona” y “el comentario unánime es que se cortan las señales”, subrayó Urrutia.
Ulises Fleitas es un productor lechero familiar con establecimiento sobre la ruta 8 que dedica su producción a la elaboración de quesos. Consultado por La Mañana dijo que él no tiene problemas con la conectividad pero “si tuviera que ponerle puntos a cómo es la comunicación en la zona en una escala de 1 al 10 le pondría 5” porque sabe que “hay gente de la zona” que tiene “dificultades”.
“Yo no sé cuál es el problema, me parece que con la tecnología que hay ninguna parte del país debería tener problemas. Mis hijos tienen problemas los días de viento”, agregó.
Próximo al establecimiento de Fleitas se encuentra Selva, otra productora familiar en el rubro ganadería vacuna. “La señal es muy jorobada. En esta zona tenemos problemas de comunicación para llamadas de celular y también con la comunicación de internet”, expresó.
Añadió que como productora ganadera debe cumplir con ciertos “trámites que nos exigen”, pero “tenemos que ir a Treinta y Tres” porque la conexión “se corta y es difícil”. Es algo que “nos pasa a varios vecinos de la zona”, añadió.
La situación descripta por los productores del este se repite en el centro y norte del país con características muy diversas según se tenga la suerte de que se haya colocado alguna antena próxima al establecimiento.
En el centro del país, las zonas con buena conectividad son las menos, y por lo general están cercanas a las ciudades. Las torres están dispersas, aproximadamente cada 30 o 40 kilómetros, básicamente en los corredores de las rutas.
“Yo estoy a 17 kilómetros de Durazno y tengo que andar haciendo malabares para poder lograr internet y señal para hablar”, dijo el periodista Álvaro Aguiar.
Al norte y hasta Río Negro, la conexión es variable, también dependiendo de la zona en que esté el establecimiento. En cien metros de distancia ya se dan esas variaciones. “Hay zonas que andan bien con LTE y otras que ni siquiera tienen señal de teléfono”, comentó el Ing. Agr. Diego LLuberas.
La Mañana consultó a la ingeniera en telecomunicaciones y experta en 5G, Alejandra Mar, quien dijo que Uruguay tiene todas las posibilidades de llegar con esa tecnología a todo el país lo que implicaría un avance cualitativo para todos, incluido el medio rural porque “permite grandes capacidades de conexiones”, facilitando que se pueda tener “muchas cosas conectadas a distancia. No solo es la conexión de personas”, definió.
En abril de 2019 Antel presentó la primera red 5G con servicio comercial de Latinoamérica. La Ing. Mar explicó que la tecnología 5G “es la evolución de las tecnologías móviles celulares, es decir, vemos que desde que arrancó la tecnología móvil, desde que empezó la tecnología digital que fue el gran paso desde el cual se pudieron enviar mensajes, esa primer tecnología digital ha ido evolucionando” pero se llegó a un punto que no fue suficiente “para cubrir las necesidades de los usuarios, se congestionaba, se trancaba y demoraba”, por lo que se debió pensar en otras soluciones que dieran la posibilidad de cubrir las expectativas. Así se llega a la tecnología 5G que brinda acceso fijo inalámbrico que “es ideal para zonas rurales a las que no se puede llegar con la fibra óptica”. En el ámbito rural y para los usuarios que no tienen llegada de datos con buena velocidad “se puede poner una antena 5G y brindarle una velocidad de datos como los que tiene la fibra óptica, y sin importar en donde esté”.
La tecnología 5G se puso “objetivos muy elevados” que “no son solo los de brindar anchos de banda” con grandes velocidades de datos, “sino que también sea ambientalmente sustentable, que reduzca la huella de carbono que es disminuir la emisión de gases invernaderos y eso se hace gracias al consumo eficiente de la energía. Es decir, bajar el consumo de la energía en todos los procesos, y esta tecnología se basa en eso” además de “transmitir a la mínima potencia necesaria”.
“Pienso que la tecnología 5G va a brindar muchas posibilidades a todos los usuarios, y fundamentalmente a los del interior y a la gente del medio rural”, consideró. Es una tecnología ideal para el uso agropecuario y “cumpliendo estándares que sean ambientalmente sustentables”, algo que “la mayoría de la gente no sabe”, subrayó Mar.
“También brinda seguridad. La seguridad es un estándar de la tecnología que demoró mucho tiempo en desarrollarse y se planteó grandes objetivos de seguridad en la comunicación. Es decir que la comunicación de datos en 5G va a ser más segura, con mejor encriptación, mejor confiabilidad de los datos, y va a ser con mucho más posibilidades para realizar negocios financieros. Esa es otra cosa para las personas y las empresas que viven en el medio rural, porque todo lo financiero se puede manejar con el uso de esta tecnología”.
La tecnología 5G que brinda acceso fijo inalámbrico “es ideal para zonas rurales a las que no se puede llegar con la fibra óptica”
Una tecnología clave para Uruguay y el mundo
En Uruguay Antel ya brinda el servicio 5G, pero aún no ha avanzado de forma importante y tiene pocas antenas instaladas.
Para la experta, ahora “hay que ver cómo sigue el desarrollo de esta tecnología que es una herramienta de desarrollo económico”, y según su criterio “sería una tecnología que habría que impulsar para desarrollar en todas sus posibilidades”, lo que también implica a las “empresas que van a ser desarrolladoras del software para aplicaciones. Por ejemplo en los establecimientos rurales hay necesidades específicas, entonces habrá un desarrollador de software que le de desarrollo a esas necesidades” y con eso “se empieza a mover el mercado del trabajo” y aquellos que utilizan las tecnologías “pueden desarrollar soluciones para otros”.
Alejandra Mar dijo no dudar que se trata de una tecnología que “va a ser clave en Uruguay y en el mundo, como ya se ha visto”.
En el mundo hay varios países que han desarrollado la cobertura 5G de forma importante. “Estados Unidos y otros países de Europa ya tienen grandes coberturas 5G hasta prácticamente el 90 %”, aseveró. Pero en Latinoamérica “el despliegue de la red está más atrasado. Eso porque los recursos de inversión son inferiores, también por lo que ha pasado con la pandemia” del coronavirus COVID-19. “Pero Uruguay es un país que siempre va a la vanguardia y tiene un alto nivel de despliegue en tecnología móvil, y esto va a seguir para adelante”.
Falta de conectividad en Uruguay
Uruguay presenta varias zonas con problemas de conectividad. En setiembre del año pasado, al inaugurar stand de Antel en la Expo Prado, el presidente del ente en ese momento, Andrés Tolosa, dijo ante el entonces ministro de Industria, Guillermo Moncecchi, que la cobertura LTE y 4G alcanzan sólo casi la mitad del territorio nacional.
Esa cobertura de medio país significa, según Tolosa, el 99 % de la población. Cabe destacar que el 95 % de la población vive en áreas urbanas y el 5 % en áreas rurales.
Agregó que el 75 % de los hogares está conectado a la fibra óptica, lo que se agregará a la primer red comercial 5G proyectada, que cuenta con sus primeros recursos materiales instalados. “Ya tenemos las dos radiobases instaladas en La Barra en Maldonado, Nueva Palmira en Colonia y se agregaron dos en Montevideo, Santiago Vázquez y Paso de la Arena.
Esteremos conectando estos días a los primeros hogares y empresas con servicios inalámbricos fijos con buena velocidad”, añadió Tolosa.
La realidad es que aún hay muchas zonas en el interior del país con problemas de conectividad. Que se siga usando tecnología 3G, es inferior a LTE, explica la mala señal o la señal que no hay en la mitad del territorio nacional.
Consultada la Ing. Mar sobre cuál puede ser una solución a ese problema, dijo que se debe esperar que haya “un despliegue de la tecnología 5G, o pedirlo de forma puntual”, o sea que aquel cliente que tienen algún problema por ejemplo en Cerro Largo puede solicitar a la empresa operadora que le dé el servicio 5G, o consultar si se le puede brindar alguna solución.
Sobre el costo que tendría acceder a esa tecnología para quien la pida, la Ing. Mar dijo no saber porque “es algo que manejan los departamentos comerciales de las operadoras, pero con el tiempo cuanto mayor desarrollo haya sobre la tecnología, más accesible va a ser para el público”.
Decisión política y económica
En estos temas tecnológicos, “Uruguay nunca está atrasado, siempre estuvo entre los primeros países”, dijo la Ing. Mar, “aunque claro que países como China, del este asiático, Estados Unidos o Alemania, siempre van a estar antes”.
Para Uruguay como para todos los países del mundo, desarrollar una tecnología como la 5G que mejoraría muchísimo la conectividad a nivel nacional y los usos de internet en todos los ámbitos de la actividad humana es, antes que nada, una decisión política y económica.
No será una decisión fácil teniendo en cuenta el contexto en que nos encontramos y con un plan de contención del gasto. Lo que hay que evaluar es si el ahorro es una mejor solución que la inversión en tecnología de avanzada, porque es probable que la ganancia sea mayor si se decide invertir antes que ahorrar. Y en caso de ahorrar puede resultar que ese ahorro sea menor que la ganancia que se tendría por invertir.
Hay que pensar que “la tecnología 5G tiene la posibilidad de impactar muy positivamente en la calidad de vida de las personas”. Un ejemplo claro es “la telemedicina donde se podrá dar servicios confiables de baja lactencia (el tiempo de respuesta que hay entre que se realiza físicamente una acción y un dispositivo la lleva a cabo) que son tan importantes para las cirugías remotas”. Y en el caso de una pandemia como la que estamos viviendo ahora, “las cámaras podrían identificar la temperatura de las personas” e individualizar las que tienen más de 38 grados.