La civilización occidental, tan importante para generaciones anteriores, está siendo ridiculizada, maltratada y marginada, a menudo sin ningún motivo coherente… El movimiento del cambio climático está igualmente plagado de supuestos antioccidentales, demonizando el capitalismo, el desarrollo y el crecimiento, todos ellos supuestamente conceptos “occidentales”. Como mínimo debería servir como alerta ver las emisiones de carbono provenientes de las nuevas centrales eléctricas a carbón que continúan construyéndose todos los meses en China. Claro que resulta mucho más cómodo hacer campaña contra los gobiernos occidentales y democráticos que llevar la lucha a Beijing o Delhi, que es donde hoy se podría hacer una verdadera diferencia con las emisiones. Cuando Greta Thunberg denuncie a Xi Jinping y al Partido Comunista chino afuera del Gran Salón del Pueblo, será digna de nuestro respeto; hasta entonces, solo está jugando con la culpa occidental, como todos los demás críticos demagógicos de Occidente tan idolatrados por la izquierda. Esta izquierda debería tener más cuidado con lo que dice desear, y debería permitir que la civilización occidental vuelva a enseñarse una vez más en nuestras escuelas y universidades.
Historiador británico Andrew Roberts, en National Review, comentando sobre la importancia de mantener la enseñanza de la cultura occidental en los programas de educación, materia que viene siendo víctima del proceso de “de-construcción” de los últimos años