Se cumplen dos meses de la declaración de emergencia sanitaria. ¿Cuál es el balance que se hace desde su cartera?
El balance es positivo en el sentido de haber logrado mantener dentro de límites razonables a la epidemia. Se han tomado una serie de medidas con la declaración de emergencia y asegurando el acceso a la salud; protegiendo al personal de la salud; con el cierre de fronteras a término; la suspensión de las clases o la suspensión de los actos masivos en espectáculos públicos. Ese conjunto de medidas generó que Uruguay esté en los mejores niveles del mundo en cuanto a respuesta a la pandemia.
Todos los que tienen un comportamiento de regresión son países insulares: Australia, Taiwán, Islandia y Nueva Zelanda. Uruguay se comporta como si fuera una isla. ¿Hasta cuándo dura esto? Mientras dure también el comportamiento solidario de los uruguayos. Eso es importante tenerlo en cuenta porque no se pueden aflojar las medidas abruptamente, solo en forma gradual, pero no en la forma de un libre albedrío total. Por lo menos hasta tanto no se logre superar el invierno como mínimo y deseando que surja una vacuna para el coronavirus o un medicamento específico como sucedió con el H1N1.
“Lo importante es ahora mantener a raya este flagelo durante el invierno y que no colapse el sistema asistencial”
Pero para eso hay que esperar años quizás.
Años no, meses. Hay más de 12 vacunas en desarrollo. Hay estudios en fase clínica en Oxford y se espera que para octubre ya se pueda contar con la vacuna. Por eso digo que lo importante es ahora mantener a raya este flagelo durante el invierno y que no colapse el sistema asistencial. Eso es fundamental.
¿Qué conducta tiene el virus en nuestro país?
Hubo tres brotes importantes con el caso original, el del Vilardebó y el de Dolce Vita. Pero una cosa que llama la atención es que del total de diagnósticos solo requirieron internación un 15 por ciento (85 por ciento solo requirieron manejo ambulatorio) y que el doble de hombres que de mujeres requirieron internación hospitalaria. Y esto lo que te indica es que los hombres cuidan peor la salud, tienen más comorbilidades y en la calle se ve a más mujeres con tapaboca que hombres.
También se puede ver que los internados tienen relación con la edad, es decir, en menores de 15 años nada, en menores de 24 es insignificante y va aumentando con respecto a la edad. Y otra cosa que es interesante es el comportamiento de los “clusters”, es decir, cómo se diseminaron los casos alrededor de los clusters.
¿Incidirá la vacunación contra la gripe?
Si en vez de 400 mil o 500 mil vacunas antigripales de suministro de la población se inmuniza un millón de uruguayos entonces el ingreso va a ser mucho menor por gripe. Aumentará por COVID, pero disminuye por gripe por lo tanto ese factor de conversión es el que estamos manejando para esta apertura de las actividades médicas, quirúrgicas y todo lo demás. Como llevamos 560 mil personas inmunizadas al día jueves, supongo estaremos ya arriba de las 600.000 y vamos a lograr 800.000 a final de mayo y un millón en la primera quincena de junio.
“Los hombres cuidan peor la salud, tienen más comorbilidades y en la calle se ve a más mujeres con tapaboca que hombres”
Es fundamental para no congestionar los CTI y generar un back-up. Pero más allá de eso, digo, esto lo vamos llevando de una forma científica y con un grupo de asesores. Tenemos un grupo de estrellas en la medicina que nos están asesorando y dando una gran mano en todo lo que es la comprensión de la enfermedad, los protocolos de diagnóstico que fue evolucionando a lo largo del tiempo, el asesoramiento para cuándo hisopar y en qué momento, el tipo de tratamiento, etc.
¿Se avanza paralelamente en la investigación desde nuestro país?
También hemos estimulado todo lo que son las líneas de investigación con el banco de plasma hiperinmune del paciente recuperado de COVID-19. Con el tema de la BCG en personal de la salud sano como una reacción de protección inmune cruzada de la BCG sobre el coronavirus. Eso es en un nivel de investigación y con un comité de bioética específico. Estamos a la misma vez que está Harvard, Cambridge, Oxford, Yale participando a través del Instituto Clemente Estable, Instituto Pasteur y Hospital Pasteur, de ese estudio multicéntrico mundial que se está haciendo con la BCG también.
¿Qué indicadores son los más apropiados o importantes a tener en cuenta para conocer la situación en que estamos?
Hay una curva que mostré en la televisión, el de las infecciones respiratorias agudas graves que culminaron con fallecimiento, que era un semáforo de verde, amarillo y rojo. En la parte roja estaba el estrés de los centros asistenciales en materia de CTI. En la parte amarilla era una zona de relativa comodidad, pero de total manejo de la situación. Y la parte verde es la parte cómoda de la curva. En el momento actual de la semana 18 todavía nos mantenemos en la parte verde del semáforo en el sentido de disponibilidad asistencial y a su vez de casos de infecciones respiratorias agudas graves. En estos dos meses han fallecido, lamentablemente, 19 personas, cuando por infecciones respiratorias agudas graves tenemos entre 1300 y 1500 por año.
Lo otro que estamos manejando como parámetro duro es la letalidad de la afección, es decir, cuántos fallecidos sobre casos positivos, cuántos casos internados sobre casos positivos y qué porcentaje de fallecidos sobre la cantidad de casos. El otro tema que es importante para nosotros es cómo va evolucionando la curva de casos activos porque son los que tienen la capacidad de infectar y contagiar a otros. Igual hay muchos departamentos que están libres en este momento de casos activos. Hay una concentración en Montevideo, Canelones y Maldonado.
¿Cuál fue el punto de partida desde las capacidades y logística?
Arrancamos nosotros en el ministerio y teníamos un laboratorio de biología molecular adaptado para esto, que era el único de salud pública con un kit para 100 tests. Con eso es lo que arrancamos, junto a un protocolo de contingencia que fue subido el último día del ministerio anterior el 28 de febrero a la página web.
Desde que llegamos hemos elaborado permanentemente documentos, decretos, fíjese en la cantidad de protocolos y recomendaciones que hemos subido a la página web, en la cantidad de ordenanzas, resoluciones de todo tipo para ir ordenando esta situación. Y estamos hablando de que estamos en 40 días de gestión. Tomamos todos todo ese tipo de decisiones.
Ahora trabajamos en varios temas como el establecimiento de larga estadía para personas mayores, los convenios, el tema del Crucero Mortimer que entró en otra etapa, el desarrollo del centro de contingencia. También los llamados que hemos hecho para la compra de monitores y respiradores, los informes epidemiológicos, el plan de vacunación, los gráficos, todos los protocolos de reapertura elaborados por sectores desde la industria frigorífica hasta las escuelas rurales, la industria de la construcción, los públicos, las iglesias. Estamos siguiendo cada sector realmente. Y esto lo hace un equipo, no lo hace el ministro. El ministro tiene que ordenar, desplegar, planificar, ir delegando y teniendo el feedback del equipo de colaboradores.
“Se ha mostrado un despertar nacional de soluciones con los medios disponibles y con el intelecto propio de los uruguayos”
¿Cómo se marcan las decisiones políticas y las médicas?
Uno aquí tiene una asesoría y las decisiones políticas son políticas. Toman los insumos desde los asesores y a través de la Dirección General de Salud, de la cual depende el servicio Epidemiología. Entonces uno lleva a consideración del sector político las políticas de salud. Las pone a consideración de Presidencia y de otros ministros también.
Yo creo que las han tenido en cuenta bastante y de forma muy acertada hasta el momento. Evidentemente que a veces, de pronto, capaz que los médicos vamos un poquito más allá de las recomendaciones de lo que serían los intereses de otros ministerios. Entonces le ponemos la vara un poco alta a exigencias médicas, pero siempre con el objetivo de que se salve el mayor número de gente. Igual yo no canto victoria. Hay que esperar que todo termine y al final del camino hacemos el balance. Sigo día a día. Tengo un reporte diario, fuimos y estamos muy proactivos.
¿Cree que le Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y el Frente Amplio (FA) se equivocaron cuando presionaron por la cuarentena obligatoria?
El SMU, del FA no voy a hablar, manejó una hipótesis de máxima que se venía requiriendo en algunos países del mundo y la pidieron de entrada. Pero bueno, lo que se aplicó fue una medida de bastante equilibrio, porque así se evitaron problemas como los que pasaron en Argentina, que tenían que estar metiendo en la cárcel a gente que no cumplía con la cuarentena obligatoria. Creo que el uruguayo estuvo a la altura de la circunstancia en cumplir, hasta cierto punto, es verdad, porque como todo al principio cumplió estrictamente, después cumplió de lunes a viernes porque no iba al trabajo, pero sábado y domingo aire libre y carne gorda. No podemos caer en la falsa sensación de que todo está bien y lo que hay que estar es en guardia. Yo no voy a aflojar la guardia.
¿Se puede decir que Uruguay siguió su propio modelo de gestión?
Creo que fue un modelo de gestión único. Y diría que sí, porque al momento que hicimos un desarrollo del test propio en Uruguay, cuando había carencia de todo el mundo, no podías comprar ni el amplificador del DNA, ni el extractor de la RNA del virus. Entonces estaba bloqueado por todos lados el desarrollo de un test propio, de un hisopado propio y del desarrollo de medicamentos propios para la inducción del coma farmacológico y que los pacientes puedan estar en CTI. El tema del desarrollo no digo que sea una iniciativa del ministerio porque también lo fue por ejemplo de la Facultad de Ingeniería con los respiradores nacionales. Creo que se ha mostrado un despertar nacional de soluciones con los medios disponibles y con el intelecto propio de los uruguayos.
¿Han recibido consulta desde el exterior sobre manejo de la emergencia por parte de Uruguay?
Sí, de la OPS y de la OMS. Y del Banco Interamericano de Desarrollo.
¿Cómo se ha dado la comunicación con esos organismos?
Es fluida. Tenemos una comunicación con el nodo acá que es Giovanni Escalante y todos sus colaboradores. Intercambiamos información, hemos recibido donaciones y asesoramiento también, aunque a veces, como hemos dicho, hemos ido un poco de forma adelantada a la OPS y la OMS. Por ejemplo, en el uso de tapaboca que era algo que yo venía insistiendo hacía bastante tiempo que lo había visto en la República Checa, Corea, en China y sin embargo ni lo recomendaba el CDC de Estados Unidos ni los recomendaba la OMS. Finalmente, el primer día que dijeron que lo recomendaban lo pusimos acá en forma obligatoria. Por eso lo pusimos en los ómnibus y en todos lados y eso tiene que ser norma. La nueva normalidad de la que habla nuestro presidente es que debemos mantener el distanciamiento social, detectar y aislar precozmente. De esa manera nos estamos protegiendo mejor, no estamos completamente inmunes, pero nos protegemos mejor.
¿Sigue el gobierno uruguayo la gestión sanitaria de los países vecinos?
Sí, por supuesto. La preocupación sobre Brasil, Argentina y Paraguay. Yo creo que Argentina y Paraguay vienen haciendo un manejo bastante adecuado de la crisis sanitaria, con medidas duras, muy duras en el caso de Argentina que tiene al ministro Gines a la cabeza. Y en Brasil tenemos un Ministerio de Salud Pública y una disonancia entre lo que es la política central y lo que son las políticas de los gobiernos estaduales que tienen sus propios ministros de Salud. Entonces Río Grande del Sur ha sido un estado que ha tomado bastantes medidas, pero claro, ya está en etapa de reapertura y entonces nos genera preocupación sobre todo en la frontera seca con Chuy, Rivera-Livramento, Aceguá y Artigas-Cuareim.
¿En qué aspectos puede salir fortalecido el Sistema Nacional Integrado de Salud?
Yo creo que lo que ha salido fortalecido es que era un “sistema nacional de salud”, que le faltaba más “integración”. Nosotros hicimos un convenio de complementación público-público entre ASSE, la Intendencia Municipal de Montevideo, Sanidad Policial y Sanidad Militar para hacer asistencia domiciliaria.
Después, convocamos a las emergencias pre hospitalarias y a las mutualistas que participaron de un manejo diagnóstico y de seguimiento a nivel de los residenciales de Montevideo y eso nos da la integración. Diagnóstico, situación -crítico, no crítico-, dar consejo en esos residenciales, separar áreas si fuera necesario, si tuvieran algún caso y el seguimiento clínico posterior, independientemente del prestador.
“Había un sistema nacional de salud, que le faltaba más integración”
Hicimos una regionalización de acuerdo a la cantidad de socios que tiene la institución, más el porcentaje de pacientes mayores a 65 que es la población de riesgo. Le otorgamos un coeficiente y de acuerdo con eso le tocan tanta cantidad de residentes que son 15000 residentes en todo el país, 7500 de Interior, 7500 Montevideo. Esos se distribuyeron por mutualista y por ASSE, de acuerdo a la cantidad y proporción de socios del sistema mayores de 65. Entonces se vio una mayor integración que da paso a muchas cosas.
¿Cómo se imagina usted una situación post pandemia?
Hay que pensar en los temas de fondo. No podemos aventurar un pronóstico en esto. Pero si logramos mantenerlo a raya hay muchos temas de los que ocuparnos. Por lo pronto el punto de vista de la salud pública, que es la integración del sistema.
También otros asuntos como el tema del ataque cerebrovascular, que no ha sido atendido en su momento y es un reclamo de la Organización Mundial de Salud. Por otro lado, el cuidado del embarazo, que tengan los nutrientes, las proteínas, los carbohidratos necesarios, cuidar mucho a esa madre embarazada, cuidar mucho a ese niño que nace para que lo haga en las mejores condiciones. Fomentar la lactancia materna, la inmunización y los controles pediátricos inmediatamente que estemos en condiciones de hacerlo y tratar de seguir controlando los buenos guarismos que tenemos en cuanto a la baja mortalidad materno infantil.
Me parece que son preocupaciones centrales y después hay toda una política en lo que se llama las enfermedades no transmisibles, que hay que seguir insistiendo en la prevención de la diabetes, la hipertensión arterial, la promoción del ejercicio y de las formas de distracción o de bajada de estrés, de combate a la obesidad o el sobrepeso, ya que el Uruguay tiene el 67% de la población con sobrepeso u obesidad. Después hay otras que de pronto no son tan prevenibles, como es el caso de las enfermedades neoplásicas, que tiene un componente genético importante, aunque haya otros vinculados al cáncer que sí son prevenibles, como son las vinculadas al tabaco. Y finalmente, en cuanto a las infecciosas, el mantener el control con el tema de la tuberculosis que es una enfermedad que se reactivó o respecto al VIH.
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