Minería y delimitación de zonas de seguridad en la luna son parte del nuevo reparto en las relaciones internacionales
En un principio, a los Estados les bastaba tener control solamente sobre su tierra, requisito básico para su existencia. Luego el dominio de los mares trajo una ventaja que generó mayor influencia y prosperidad, forjando imperios en ultramar. En el siglo pasado el cielo fue el lugar a conquistar, dando a quienes lo hicieran una ventaja estratégica. Ahora, en nuestro siglo, el espacio exterior es el nuevo elemento a tener en cuenta para asegurar superioridad frente a otras naciones.
Por esta razón, Estados Unidos, mediante la NASA, ha vuelto a impulsar la exploración y el desarrollo de actividades científicas y económicas en la luna con los llamados “Acuerdos de Artemisa”, una serie de disposiciones para facilitar la vuelta de astronautas a nuestro satélite natural. La agencia espacial sostiene que la colaboración internacional será decisiva para Artemisa. Estos acuerdos además tienen como objetivo llevar a astronautas estadounidenses a la luna en 2024 y establecer una presencia humana sostenible en y alrededor del satélite natural para 2028. La semana pasada la NASA reveló algunos principios fundamentales que los socios extranjeros deberán respetar, tales como el registro de las naves.
Este acuerdo se da en un momento en que la agencia espacial tiene un rol cada vez más importante en la nueva política exterior estadounidense, la cual ve a la luna como un punto estratégico en el espacio y como posible base para despegues hacia Marte u otros lugares. Además, se podrían desarrollar actividades económicas como la minería o la búsqueda de aguas subterráneas para obtener combustible para cohetes.
“La capacidad de extraer y utilizar recursos en la luna, Marte y los asteroides será fundamental para apoyar la exploración y el desarrollo espacial seguro y sostenible”, escribieron los funcionarios de la agencia en una descripción de los Acuerdos de Artemis. “Los Acuerdos de Artemis refuerzan que la extracción y utilización de recursos espaciales puede y se llevará a cabo bajo los auspicios del Tratado sobre el espacio ultraterrestre de 1967, con énfasis específico en los Artículos II, VI y XI”. Según Reuters, el gobierno de Estados Unidos planea en las siguientes semanas negociar formalmente los acuerdos con aliados con capacidad espacial como lo son Canadá, Japón y países de la Unión Europea como también con Emiratos Árabes Unidos. Por su parte Rusia, un aliado de la NASA en la Estación Internacional Espacial no sería un aliado inicial ya que el Pentágono ve a Moscú de manera hostil por cuestiones de satélites.
La cooperación no solamente será con países. Compañías como Space X, de Elon Musk creador de Tesla, Blue Moon, de Jeff Bezos fundador de Amazon, o Virgin Galactic de Richard Branson han comenzado a crear naves, cohetes y mecanismos para facilitar el transporte y la llegada de bienes y personas hacia la luna, ya que según Goldman Sachs el próximo trillonario aparecerá gracias a las actividades espaciales. Respecto a la minería en la luna o en asteroides, según el portal financiero Bloomberg, muchos de estos sitios tienen grandes reservas de minerales como oro, hierro, cobalto y níquel, teniendo el asteroide nombrado “Bennu” un valor aproximado de 670 millones de dólares de acuerdo a la base de datos Asterank, propiedad de Planetary Resources, compañía que apunta a la minería en asteroides.
Actualmente, la Unión Europea (UE) tiene un marco legal que permite a las empresas reclamar los materiales de los asteroides como propios, recaudando cualquier ingreso que puedan una vez que vuelvan a la Tierra. Luxemburgo (parte de la UE) fue uno de los primeros países en aprobar legislación favorable a acciones comerciales de empresas en el espacio exterior. Estados Unidos hizo algo similar en 2015 durante la presidencia de Barack Obama al firmar la ley de Competitividad de Lanzamiento del Espacio Comercial de los EE.UU. Este proyecto tenía la intención de “facilitar un entorno favorable al crecimiento para la industria espacial comercial en desarrollo” al legalizar que empresas y ciudadanos estadounidenses posean y vendan recursos que extraen de asteroides y lugares fuera del mundo (como la Luna, Marte, o más allá). Luego en 2017, ya con Donald Trump como presidente, se firmó Directiva Spacial-1 que avaló los programas con el sector privado para facilitar las misiones espaciales. Luego, en abril de este año, Trump firmó una orden ejecutiva estableciendo que “los estadounidenses deben tener el derecho de participar en la exploración comercial, la recuperación y el uso de recursos en el espacio ultraterrestre, de conformidad con la ley aplicable “, y que Estados Unidos no ve el espacio como un “bien común global”.
Esa política hace hincapié en que el régimen regulatorio actual, en particular, el Tratado del Espacio ultraterrestre de 1967, permite el uso de dichos recursos. Otra cuestión importante de los acuerdos de Artemisa es que crearía “zonas de seguridad” en la luna, las cuales podrían variar de tamaño según qué operaciones y partes de ese satélite natural serían ocupadas por distintas naciones sin reclamar técnicamente partes del territorio como propias, evitando así violar el artículo II del Tratado sobre el espacio ultraterrestre que establece que “el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera”. Además, los países deberán notificar a su contraparte si deben cruzar o ingresar a la “zona de seguridad” de otro país.
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EUROPA
Cumbre de cancilleres rechaza acciones de Turquía en el Mediterráneo
Los ministros de Relaciones Exteriores de Chipre, Grecia, Egipto, Francia y Emiratos Árabes Unidos mantuvieron una videoconferencia en donde trataron las prospecciones que Turquía ha realizado en aguas chipriotas. El hecho de que Chipre tenga dos gobiernos, uno grecochipriota y reconocido a nivel mundial mientras que el otro turcochipriota y con reconocimiento limitado, agrava la cuestión de una zona con alto interés geopolítico. En la declaración conjunta, los ministros denunciaron las actividades ilegales turcas en curso en la Zona Económica Exclusiva de Chipre y sus aguas territoriales, ya que representan una clara violación del derecho internacional tal como se refleja en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Es el sexto intento de Turquía en menos de un año de realizar de forma ilegal operaciones de perforación en las zonas marítimas de Chipre.
ÁFRICA
Detienen a uno de los acusados por el genocidio en Ruanda
El sábado pasado detuvieron en París al empresario ruandés Felicien Kabuga, a quien se le considera el mayor financiador de las milicias hutus que desde abril a julio de 1994 realizaron una limpieza étnica contra el pueblo tutsi, causando entre 800.000 y 1.200.000 muertos. Kabuga es señalado como una de las figuras involucradas en la importación masiva de machetes, arma principalmente utilizada para cometer crímenes contra la humanidad. El empresario era requerido por la Interpol en base a la orden dictada por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda y el sábado se puso fin a más de 25 años de fuga.
ASIA
Acuerdo en Afganistán entre los dos presidentes del país para lograr estabilidad política
El domingo pasado en Kabul, la capital del país, se puso fin a la crisis política mediante la firma de un acuerdo para formar un gobierno de coalición entre Abdullah Abdullah y Ashraf Ghani, luego de varios meses de inestabilidad política luego de que ambos líderes se proclamaran ganadores de las elecciones de setiembre pasado. Teniendo un gobierno unificado, el país podrá poner todos sus esfuerzos en lograr un acuerdo de paz para finalizar la guerra con el movimiento Talibán, que lleva casi dos décadas. El acuerdo firmado incluye que el gabinete del nuevo gobierno estará compuesto en partes iguales por representantes de ambos líderes.