El flamante presidente del partido de gobierno tiene el desafío de rearmar la estrategia hacia las elecciones departamentales, en un contexto difícil e inesperado a causa de la llegada del COVID-19. Igualmente es optimista al respecto y entiende que las autoridades tomaron el camino correcto.
Después de 25 años como integrante del Directorio del Partido Nacional (PN), ¿cómo toma esta nueva responsabilidad de presidirlo?
Con mucha alegría, porque hace 25 años que estoy acá. Yo entré como suplente de Guillermo García Costa, mano derecha de Wilson, en el año 95.
En este período iba a asumir como director de Asuntos Constitucionales y Legales del Ministerio de Educación y Cultura. ¿Qué pasó?
En marzo se demoró la designación y luego surgió esta posibilidad. El Directorio, al menos este año, requiere a alguien de dedicación full time.
¿Qué desafíos tiene el Directorio hacia adelante?
El gran desafío es que quede claro que el ciclo electoral no terminó, que nosotros vamos por 19 intendencias y vamos a pelear por todas las alcaldías. Es un proceso para nosotros muy importante porque el PN es un partido de mucha tradición de lo local; siempre fue el partido con más presencia en el interior y sus políticas apuntan mucho al desarrollo local. Para nosotros es esencial eso, cuando tenemos el gobierno nacional, reafirmarlo con lo local.
Le toca este desafío en una coyuntura muy compleja por la irrupción de la pandemia.
Frente a la pandemia, la gente te dice: “¡Qué mala suerte que tuvieron, que apenas ganan les llega esto!”. Pero yo digo: “¡Qué buena suerte para el país!”.
¿Por qué?
Porque una pandemia como esta, que es un problema tan grave, nos encontró a nosotros en el gobierno. Después de 15 años en los que manejaron tan mal la economía, no hubiéramos querido que con esta crisis siguieran manejándola mal.
Se acaba de ir un presidente que, pese a ser médico y tener una impronta científica, no previó absolutamente nada con relación a una epidemia que ya venía desarrollándose en todo el mundo. No lo planificaron al punto que lo poco que teníamos se lo donaron a China. Entonces, por suerte esta pandemia nos agarró a nosotros en el gobierno, porque creo que la hemos venido manejando muy bien.
Parece que el presidente anterior tuviera un particular olfato para proponer lo que no hay que hacer. En 2002 salió a pedir que Uruguay declarara el default; por suerte no se hizo y el país pudo salir rápidamente de esa crisis. Ahora salió a pedir la cuarentena obligatoria, que hubiera significado una situación económica mucho más grave para todos. Tampoco le hicimos caso y hoy el propio Frente Amplio (FA) reconoce que fue correcta nuestra decisión y tenemos un reconocimiento a nivel mundial.
Este gobierno ha hecho muy bien las cosas y las ha comunicado muy bien. Los ciudadanos precisan recibir señales claras, tener certezas. El presidente Lacalle no cobró al grito. Analizó, se asesoró, tomó una decisión y la llevó adelante, pero además la comunicó, la discutió, dio la cara y la transparentó.
El gran desafío es que quede claro que el ciclo electoral no terminó, que nosotros vamos por 19 intendencias y vamos a pelear por todas las alcaldías
¿Cómo es la relación del partido con los otros socios de gobierno?
Es muy buena porque además nosotros somos una coalición pura, es decir, distintos partidos con distintas autoridades, que estamos juntos pero no entreverados y que conformamos un gobierno en común. Pero eso tampoco quiere decir que no se pueda hacer críticas, son muy bienvenidas y muchas veces son motivantes para cambiar cosas.
Lo peor que le pasó al FA fue que durante 15 años tenía asegurada la mayoría de los votos y entonces definía una política en Colonia y Ejido y después la bajaba al Parlamento. La actuación en ese ámbito era casi notarial, porque las mayorías del FA lo que hacían era certificar lo que habían resuelto en la Mesa Política; no podías cambiar ni una coma porque todo era producto de un acuerdo. Ahora por suerte eso no es así.
La mayoría te vuelve soberbio. Acá por suerte hay que ir construyéndola todos los días y eso es bueno para mejorar las propuestas. Además, nosotros tenemos que escuchar a la oposición y tener buen diálogo con ella. Distintos dirigentes del FA han planteado la necesidad de un diálogo nacional. Después de 15 años en los que no le prestaron atención a la oposición, bienvenido sea el diálogo nacional.
“Lo importante es cómo seguimos construyendo la paz partidaria. Hoy soy el presidente de todos los blancos”
Y el vínculo del partido con el gobierno, ¿cómo es?
Lo vamos a ir construyendo de a poco. Suele ser una pregunta importante en la doctrina, cómo se maneja el gobierno con su partido, y suele plantearse que el gobierno se “traga” al partido porque, obviamente, desde el partido tú promovés a tus mejores hombres para los cargos.
El gobierno tiene que atender a la ciudadanía entera, no puede ponerse un cintillo y solamente prestarles atención a los de su partido. Pero el partido no tiene que atender a toda la ciudadanía, sino a sus partidarios; debe ser una polea de transmisión de los militantes y los dirigentes con el gobierno y trasladar las dificultades y las críticas. Eso hemos hecho en el poco tiempo en el que hemos estado acá; en algunos casos el gobierno los atenderá y en otros no.
¿Y hasta dónde incide el partido en las decisiones del gobierno?
Hace poquito que estamos, se está generando un nuevo relacionamiento y vamos a ver cómo lo construimos. Hasta ahora lo que hacemos es trasladar las inquietudes que van surgiendo del partido, pero sí tenemos que poner en marcha las distintas organizaciones partidarias.
El traslado de las elecciones de mayo para setiembre va a implicar que todo este año sea parte del ciclo electoral. El año que viene va a ser un tiempo nuevo para el partido, pero a corto plazo tenemos que estar fuertemente constituidos y ya ir armando la Agrupación Nacional de Gobierno y todos los organismos que están previstos en nuestra Carta Orgánica.
¿Cómo ve a la juventud nacionalista y a los nuevos cuadros políticos?
El partido ha trabajado muy bien en las elecciones de jóvenes; en la última votaron casi 70.000. Hemos hecho muchos cursos, reuniones, actividades, y sentimos que desde la juventud hay una construcción política que ha logrado cambiar todo aquello que pasó en la década del 60 o 70 y hasta hace muy poco. Es decir, hoy hay tanta gente joven con nosotros como con la oposición. Antes los jóvenes eran más propensos a la izquierda, los números nos daban eso, pero lo hemos revertido y tratamos de darles una voz permanente.
¿Está superado el tema de Sartori?
Yo discuto ideas y no personas. Lo importante es llevar adelante un programa de gobierno. Si me simpatiza más o menos determinado dirigente, no es relevante. Yo no voy a ponerme a trabajar solo con los que me gustan. Como dicen los jugadores de fútbol, lo que pasó en la cancha, queda en la cancha. Los enfrentamientos que tuvimos, los tuvimos; lo que se dijo y se hizo es parte de algo que ya pasó y lo importante es cómo seguimos construyendo la paz partidaria. Hoy soy el presidente de todos los blancos.
Este gobierno ha hecho muy bien las cosas y las ha comunicado muy bien. Los ciudadanos precisan recibir señales claras, tener certezas.
¿Sorprendió que a tan poco tiempo de empezado este gobierno se diera la primera destitución? (N. de R: sobre pedido de renuncia al presidente de Antel)
No me gustó lo que sucedió, pero me gustó cómo reaccionó el gobierno porque hay cosas que no se hacen. La ciudadanía necesita señales y se las dimos. Tiene que quedar claro: acá no es que cada cual hace lo que quiere. Hay una decisión del gobierno y cuando no vea bien las cosas, va a hacer uso de todas las potestades que están previstas en la Constitución.