En una entrevista con El País el pasado domingo, el Cr. Pablo Ferreri criticó la LUC afirmando que “el desmantelamiento de la inclusión financiera produce un sesgo hacia la opacidad”. El ex subsecretario de Economía fue más allá, y habló de “apreciaciones disparatadas”, refiriéndose a expresiones del Esc. Domenech vertidas durante las discusiones por la LUC.
En dicha oportunidad el Senador de Cabildo Abierto había argumentado que la mal llamada Ley de Inclusión Financiera parecía haber favorecido más a los bancos que a los trabajadores. Se ve que esto molestó al Cr. Ferreri, quien se vio en la necesidad de acudir a explicar que en realidad los bancos no habían ganado tanto dinero. Omitió en el apuro, señalar a una ciudadanía cada vez más sorprendida, que gran parte de las ganancias de los bancos quedan en sus colaterales de crédito al consumo, las que gracias a la permisividad del BCU logran prestar a tasas que en muchos casos superan el 150%
Quizás Ferreri no entendió que a Domenech no le preocupaba la “conquista” del derecho a tener una cuenta bancaria, lo cual no es cuestionado por nadie. Lo que si se objeta es que bajo un manto de transparencia, y por qué no, con una pátina de superioridad moral, la izquierda caviar haya logrado hasta ahora disfrazar a quiénes han sido los verdaderos beneficiarios de este gran negocio. Solo esto último explica que sigan defendiendo lo inexplicable.
El culto a la transparencia paga muy bien con organismos internacionales, ONG y algunos magnates que luego de hacer fortunas opacamente quieren redimirse como liberadores de países como el nuestro, encomendándose a los oficios de amanuenses locales. Resulta claro que esta “vaca” de fondos extranjeros, puede seguir ordeñandose, lo cual requiere seguir repitiendo este discurso. Pero deberían abstenerse de corear el sonsonete localmente, ya que la gente se dio cuenta y está empezando a hastiarse.
No hay trabajo Ferreri, y las empresas cierran todos los días.
Es verdad también que por formación, Astori y sus seguidores dominan muy bien la dialéctica. Es importante notar que cuando hablan de transparencia, lo hacen desde un punto de vista formal y discursivo, pero esas palabras rara vez se concretan en hechos. Es así que cuando decidieron cerrar Pluna –por motivos que hasta hoy se desconocen- acudieron a un remate de aviones como forma de “transparentar” el proceso. La realidad terminó marcando que lo único transparente que tuvo ese remate fue “el caballero de la derecha” eufemismo para ocultar el verdadero nombre del supuesto inversor…
En la forma, la inclusión financiera iba supuestamente a fomentar la formalización de todos los trabajadores y empresas uruguayas. Sin embargo, la realidad terminó siendo muy distinta y cientos de miles de uruguayos han sido condenados a vivir en la informalidad por una mal concebida política económica. No porque lo desearan, sino porque no les quedaba más remedio. La misma gente que debe recurrir a los préstamos de 150% para sobrevivir, y no ve cómo esa ley los defiende.
Claro que toda la visibilidad que se le dio a la inclusión financiera -acompañada de una fuerte inversión mediática-, permitió que otros hechos menos “transparentes” pasaran más inadvertidos para el público en general. La población entendió que existía un Sr. Balcedo viviendo en Uruguay con fondos de la corrupción argentina. Pero nunca nadie en el MEF o el BCU logró explicar cómo hizo para pagar en efectivo autos cuyos precios se medían en cientos de miles de dólares. O como pagó la jirafa. ¿Qué automotora les vendió los vehículos? ¿Cómo hizo para aceptar el efectivo? ¿Cuál fue el resultado de la investigación del BCU si es que la hubo? ¿Qué responsabilidad tuvo la Dirección de Aduanas, dependencia del MEF y controlada también por el astorismo? Las mismas preguntas caben para quien vendió la Ferrari al traficante turco que la exhibía por Malvin Norte.
Quizás el Cr. Ferreri podría ayudar a entender mejor lo que estaba ocurriendo con la gestión del Cr. Enrique Canon, al frente de Aduanas. Lo poco que pudo saber la población sobre este importante pilar del astorismo -y principal promotor de la candidatura del Dr. Mario Bergara- fue gracias al programa Santo y Seña de Canal 4. Pero el tema fue mayormente abandonado por el periodismo investigativo nacional. Sí sabemos que el único responsable que se encontró hasta ahora por los cargamentos de cocaína fue liberado, bajo protesta de la fiscal del caso. La misma que hoy se encuentra amenazada. ¿Dónde está el Cr. Enrique Canon? ¿Tuvo participación en la financiación de alguna campaña?
La lista es larga y los hechos son muchos. Claramente no alcanza con una auditoria, y el Cr. Ferreri lo sabe. Probablemente eso le haya ofrecido una ventana de falsa tranquilidad para arremeter agrediendo a senadores de la Republica que intentan contribuir a encauzar el desmadre heredado.
Lo absolutamente cierto es que si las instituciones funcionaran adecuadamente, no se necesitarían auditorias. Bastaría con un fiscal que actuara con claro respaldo del sistema político y policial para emprender las investigaciones que hasta ahora han sido bloqueadas. El Estado podría ahorrarse el costo de las auditorias y utilizaría en su lugar la institución que mejor preparada se encuentra para llevar adelante investigaciones: la Justicia. Para ello debemos comenzar por asegurar la independencia y seguridad física de fiscales y jueces. Esto de las amenazas debe cortarse de raíz si no queremos ir en el camino de Colombia.