A casi un año de las elecciones internas de 2019, la situación dentro de los partidos políticos uruguayos continúa reflejando aquellos resultados, afirmando liderazgos y con enfrentamientos internos que aún persisten en algunas colectividades.
El 23 de junio de 2019 se realizaron las elecciones internas en los partidos con el cometido de elegir a las convenciones partidarias y los candidatos a la presidencia.
Si bien la campaña estaba prevista por ley que comenzara el 1 de marzo del año pasado en los medios de comunicación, ya desde fines de 2018 y por medio de las redes sociales, los diferentes candidatos habían comenzado a desarrollar diferentes tipos de publicidad.
Las elecciones también eran importantes para algunos partidos que recién se lanzaban al ruedo y que debían alcanzar los 500 votos, para de esa manera quedar habilitados a reunir su convención y participar de las elecciones nacionales. Otros quedaron por el camino por no reunir las condiciones para la inscripción de un partido político nuevo: la carta orgánica, la declaración de principios y 1310 adhesiones. Los que habían manifestado su intención de llegar a las internas como un primer escalón hacia las nacionales pero no lograrían fueron el Partido Patria (artiguista), el Liberal Libertario, Democrático Independiente, el Partido Pirata (vinculado a movimientos de internet), Proyecto Segunda República, Resistencia, Viva la Vida y el Partido Anticrimen.
Las internas
La competencia más reñida estuvo sin dudas en el Partido Colorado, que enfrentó al expresidente Julio María Sanguinetti y a Ernesto Talvi. El primero arrancó como un claro favorito, pero con el correr de los meses su candidatura fue cayendo para terminar con una derrota importante.
Talvi, que recién llegaba a la política, lograba a nivel nacional 97 mil votos (53%) y Sanguinetti 59 mil (33%). En Montevideo, el economista y ahora canciller obtenía un triunfo más contundente: 47 mil votos contra 18 mil del expresidente. Otros candidatos en esta colectividad fueron José Amorín Batlle (24 mil votos), Edgardo Martínez Zimarioff (183), José Etchegaray (46 votos) y un caso casi único en las elecciones de este tipo: José Gónzalez Queiro obtuvo 3 votos (0.0016% del total de los votos obtenidos por el Partido Colorado).
Dentro del Partido Nacional la mirada estaba puesta en un candidato que llegó de sorpresa. Juan Sartori, un hombre vinculado a las finanzas internacionales, decidió en octubre de 2018 presentarse como precandidato del Partido Nacional a la presidencia. De inmediato puso a funcionar una importante maquinaria política y publicitaria que le daría resultado, no solo de cara a las internas sino también en las elecciones nacionales.
En la noche del 23 de junio las miradas estaban puestas en el Partido Nacional por informes que circulaban en las redes sociales asegurando que el favorito (Luis Lacalle Pou) podría ser derrotado por Sartori. Pero esto no fue así, y el hoy presidente de la República lograba un contundente triunfo. Lacalle Pou alcanzaba los 241 mil sufragios, o sea el 53% del total de los votos obtenidos por el Partido Nacional. Lo seguía Sartori con 92 mil (20%) y en tercer lugar Jorge Larrañaga con 78 mil sufragios (17%).
En el Frente Amplio, el triunfo del exintendente Daniel Martínez fue contundente, llegando a 108 mil (42%), seguido por Carolina Cosse (25%) y en tercer lugar Oscar Andrade (23%).
Mientras tanto, Cabildo Abierto llevó como único candidato al general Guido Manini Ríos (quien obtuvo 46 mil votos).
Dentro de los partidos
A un año de esas elecciones internas parece que algunas cosas no han cambiado dentro de los partidos. La Mañana consultó al director de Opción Consultores, Rafael Porzecanski, sobre cuáles son los cambios que se ven a un año de esta elección.
El politólogo opinó que Lacalle Pou, tras el triunfo en las internas y el triunfo en las elecciones nacionales, “se ha convertido en el referente del denominado grupo multicolor por su cargo de presidente y por cómo se estructura la coalición, o sea entorno a un centro (Lacalle Pou) y varias puntas (los partidos) que convergen en ese centro. No es, por lo tanto, un acuerdo grupal”. Al ser consultado si veía a Lacalle Pou más parecido a Luis Alberto de Herrera o a Luis Lacalle (padre), dijo que al actual presidente “le gusta estar en los detalles y en eso se parece al padre, al igual que a nivel discursivo, aunque hay diferencias importantes porque es otro tiempo”.
Porzecanski sostuvo que en el caso de Cabildo Abierto “es indiscutible el liderazgo de Manini Ríos y están surgiendo lentamente algunas otras figuras, como ser la del ministro Salinas por su rol durante la pandemia, a nivel legislativo el diputado Eduardo Lust, y hay que ver con el paso del tiempo cuál va ser el lugar de visibilidad pública que tendrá la ministra Irene Moreira”.
En referencia al Partido Colorado manifestó que “está en un momento complicado. Después de la interna que tuvo sus rispideces las aguas se calmaron bastante, pero hoy vuelve a existir una división muy importante al interior del Partido Colorado de un final incierto. Está claro que hay dos alas fuertes y un relacionamiento tenso entre los principales líderes (Sanguinetti y Talvi) y es incierto cómo va a decantar este tema”. Porzecanski acotó que en el caso de sanguinettismo se comienza a plantear la sucesión del liderazgo “y es una incógnita quién va a ser su sucesor. Hay que ver si Sanguinetti seguirá siendo el principal referente hasta 2024 o no. Esa es una pregunta muy importante”.
Sobre la oposición en manos del Frente Amplio manifestó que “está en búsqueda de construcción y con una autocrítica pendiente”. Estima que el desafío del FA está en la consolidación de liderazgos hacia 2024, mientras al mismo tiempo aprovecha el capital político que han construido a lo largo de los años Tabaré Vázquez y José Mujica.
Gobierno fortalecido
Para Porzecanski el gobierno ha salido fortalecido en sus 100 primeros días de gestión, donde se juntan varios factores. “La población le dio un crédito especial porque reconoció que había una amenaza externa (el coronavirus) de la cual el gobierno no era responsable. Los indicadores evolucionaron favorablemente porque se coordinó bien entre la ciencia y las medidas del MSP”. No obstante acotó que ahora comienza la segunda fase con la pandemia controlada, que es la parte socioeconómica, “algo que no es fácil de articular”.
Pero en resumen, “el gobierno entró con capital político y sale con más capital político tras lo que fue la pandemia”.
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