Los controles de los clubes cannábicos parecen no ser suficientes, sin embargo, la propuesta para que el Ministerio del Interior pueda acceder a los registros como forma de control por el momento no tuvo aceptación. Expertos alertan que la marihuana uruguaya desplaza a la paraguaya de las “bocas” y aparece en importantes incautaciones en Brasil.
En mayo de 2020, medios nacionales daban la noticia de que investigaciones de la Policía Federal de Brasil concluyeron que marihuana uruguaya estaba ingresando a su país. Las sospechas en ese entonces eran que clubes ilegales de cultivo estaban vinculados a ese tráfico. Esas investigaciones habían comenzado en octubre de 2019, cuando se realizaron cuatro decomisos en la frontera Rivera-Livramento y en la ruta que une a Chuí y Pelotas.
Posteriormente, en octubre del año pasado, se incautaron 138 kilos de marihuana también en la frontera. El hecho se dio en diversos procedimientos, en los que la policía uruguaya detuvo a seis personas que trataban de cruzar la droga a Uruguay por vía terrestre en el baúl de auto, en un ómnibus y, luego, se constató que había más droga en una vivienda.
Aunque aún no se ha comprobado que el tráfico de marihuana uruguaya a Brasil se produzca en clubes de cultivo registrados o ilegales, lo cierto es que actualmente en Uruguay existen voces de alarma sobre las carencias en cuanto al control de los 171 clubes de cultivos registrados.
El asesor y experto en seguridad, Edward Holfman, explicó a La Mañana que las drogas cuentan con un perfil químico que ayuda saber en qué país se produce. En los hallazgos de 2020 en Brasil se comprobó que era droga uruguaya pero no fue posible detectar que se produzca en clubes cannábicos. Agregó que como no hubo nuevos hechos similares, el tema quedó en el tintero y no se han tenido novedades al respecto.
En 2020 se cerraron 1.182 bocas en Uruguay y en 2021, 1.152. “Lo que llama la atención de la policía es que se está incautando mucho cogollo nacional en las bocas y no tanto la paraguaya, que era la que más había anteriormente. Eso indica que la marihuana que se está produciendo en el país no solo va para el mercado fuera de fronteras, sino que se queda”, relató Holfman.
Indicó además que se trata de marihuana de muy alta calidad. Son unas 62.667 personas que están inscriptas para acceder al cannabis, pero no todas van a la farmacia a comprar, hay un número importante que evita estos lugares debido al registro y el control.
Por otro lado, el experto comentó que la marihuana uruguaya es de mayor calidad que la paraguaya. En Brasil, la segunda se consume tres veces más que en Uruguay. “El país vecino necesita mucha marihuana, por semana se decomisan toneladas de la droga. Bolivia monopolizó la elaboración de cocaína para Brasil y Paraguay de la marihuana”, advirtió.
Sin embargo, la droga que ha salido desde Uruguay es para un sector muy exclusivo, porque el costo del producto se está incrementando tres veces más de lo habitual, según relató el entrevistado.
Un objetivo que aún no se logró
Hace algunos meses atrás se había planteado la inquietud de que el Ministerio del Interior pudiera contar con toda la información de los registrados y los clubes cannábicos, pero no se avanzó en esa línea. “Si muchas veces no se tiene el control de dónde están ubicados los clubes cannábicos, ¿cuánto control pueden tener de lo que sale de allí? El Instituto Nacional del Cannabis no tiene suficiente personal para estar controlando los clubes del país”, lamentó Holfman.
Considera que no se está inspeccionando debidamente y que, si está saliendo producción nacional para Brasil y en las bocas de droga se encuentra marihuana uruguaya y no tanto paraguaya, “es que hay algo que está mal”. El experto dijo que entre lo que se produce y la cantidad de gente que consume, hay un desfasaje, y la producción nacional no alcanza para la cantidad de registrados y no registrados.
Cuando se decidió la legalización de la marihuana, la idea era sacarle una porción al narcomenudeo, pero eso apenas se ha logrado en parte. “Se evitó que todas las personas vayan a las bocas y se lleven otros estupefacientes como pasta base o cocaína”, explicó el entrevistado. “La idea era que con estas medidas el narcotráfico perdiera unos US$ 40 millones anuales, pero se calcula que ha perdido unos US$ 20 millones”, dijo.
Añadió que es un mercado que está creciendo exponencialmente y se tiene el problema de que la marihuana paraguaya se está yendo para Brasil. En Uruguay la marihuana paraguaya entra por vía terrestre, por Brasil, la cocaína por vía aérea desde Bolivia y la pasta base llega desde Argentina.
Desde que comenzó la pandemia el narcotráfico nunca paró, “es que este nunca se detiene, se transforma”, expresó Holfman. Indicó que, si bien se redujeron las hectáreas de plantación de marihuana y cocaína, se produce más a pesar de la reducción de espacio. “Ahora no se cultiva como antes, que era un tanto primitivo o rudimentario, se utiliza maquinaria, se profesionaliza al cultivador y se le saca mayor rendimiento”, agregó.
Desde hace 50 años que Uruguay lucha contra el narcotráfico y, explicó el entrevistado, la droga no solo es un problema de seguridad, sino de salud pública. “Desde que empezó el combate al narcotráfico se ataca a la demanda (la primera cadena), no se ataca al consumidor ni al lavado de activos, sí al que produce y al que la distribuye. Faltaría el tema de los consumidores”.
Atacar el tráfico de drogas globalmente
Un tema que preocupa a Holfman es que los gobiernos enfocan el combate a nivel nacional, pero desde hace ya muchos años es necesario combatirlo de manera global. “Si miramos el Mercosur, en la hidrovía, que es el lugar por donde sale mucha droga al mundo, no se tienen políticas entre países y organismos de seguridad para atacar la zona y es necesario combatir el narcotráfico con políticas conjuntas entre los países”.
Indicó que Uruguay empezó con la legalización de la marihuana, pero “somos solos nosotros en una isla gigante, y esas medidas terminan siendo contraproducentes”. En esa línea sostuvo que la corrupción es un problema mayor.
“Si la droga ingresa, así como así, es porque realmente existen funcionarios corruptos. Antes la droga era escondida para que no la descubran, pero hoy ya se mueve en bolsos y valijas a la vista. Esto quiere decir que toda la cadena que produce, comercializa y traslada hasta el consumidor final, está todo arreglado”, sentenció.
Expresó que los narcotraficantes siempre están un paso más adelante, tienen una logística de barcos, lanchas, aviones, avionetas, pero también tienen un grupo especial de arquitectos, matemáticos, mecánicos, que están 24 horas planificando a dónde y cómo enviar las drogas hacia distintas partes del mundo.
El experto dijo que no hay un relacionamiento entre los organismos de seguridad de los países, como la Interpol, para combatir el narcotráfico. Por eso lo importante es saber el perfil químico o el ADN de las drogas y así saber de dónde viene. Eso lleva a que en incautaciones se pueda hacer el seguimiento.
“Todo el mundo combate de acuerdo a su legislación y las herramientas que tiene. No existe un policía todoterreno como pasa en Uruguay, uno de tránsito pasa a drogas o de drogas a investigaciones y de ahí a homicidios. Hoy se están cerrando muchas bocas, pero no se está llegando al narcotráfico más grande. Si el puerto tuvo 30% más de movimiento se sabe que hay más incautaciones”, relató Holfman.
A su vez enfatizó que no hay una concientización de los daños que produce la marihuana. “Se normalizó el consumo, en cualquier lugar público se siente el olor a la marihuana y no hay, como se dijo, una campaña de concientización de los daños de la droga, principalmente en adolescentes que acceden a ellas con gran facilidad”, dijo.
En ese sentido expresó que no se trata de represión, sino de educación. “Legalizar la marihuana fue algo que rompió con la inercia con la que venía el combate a la droga, pero le falta legislar mejor, contemplar la salud, las adicciones, porque no hay centros de rehabilitación suficientes. Pero todo se debe dar de forma global”, opinó el entrevistado.
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