Entre Las Piedras al sur, y Progreso al norte, se encuentra una de las tantas localidades de Canelones, la 18 de Mayo. Se trata de un municipio nuevo, que no supera los tres años de ser declarado. Sin embargo, los problemas de la zona no son novedosos en absoluto, por el contrario, vienen siendo acarreados desde hace décadas. Hoy, debido a la situación económica del país y los destrozos que ha ocasionado el Covid-19 a nivel de los empleos, la zona vio incrementada su necesidad de ayuda.
Existen muchas familias que al quedarse sin empleo -debido a que su fuente de ingresos eran las changas, o al ser enviados al seguro de paro o despedidos- deben buscar soluciones que los ayuden con la alimentación dentro de su núcleo familiar. En respuesta a esta realidad, es que un grupo de la localidad realizó entrega de canastas a vecinos.
Entre todas las agrupaciones del departamento se decidió realizar una colecta de alimentos para elaborar canastas de alimentos y entregar en los diferentes barrios. María Pereyra, integrante del grupo de 18 de Mayo, relató a La Mañana cómo fue la primera entrega y de qué manera se organizaron.
“Optamos por dar esta primera ayuda a vecinos que cada uno conozca y sepa la realidad de primera mano, de manera tal que la ayuda llegue a quienes realmente lo necesitan”
“En principio lo que hicimos fue hablar con nuestro referente, García, y planeamos las necesidades del barrio. Luego nos reunimos con las 19 agrupaciones de Canelones y concluimos que cada una se encargue de ciertos elementos de la canasta, por ejemplo, a nosotros nos tocó recaudar paquetes de fideos. Al mismo tiempo, optamos por dar esta primera ayuda a vecinos que cada uno conozca y sepa la realidad de primera mano, de manera tal que la ayuda llegue a quienes realmente lo necesitan”, aseguró la entrevistada.
Personalmente, Pereyra piensa que el país necesita un cambio y entiende que una manera de demostrarle a las personas que eso es posible y que se pueden hacer las cosas bien y seriamente, es colaborar con ellos, conocerlos, estar cerca. “Por eso también en principio decidimos que la entrega de las canastas sea a personas conocidas, que la ayuda llegue a quien le deba llegar. No se trata de ayudar solo ahora y olvidarse después. Hay que estar presente siempre y usar la humanidad de cada uno para continuar colaborando desde donde podamos”, afirmó.
Al hecho de ayudar a quienes tenían la seguridad de que lo necesitaban, se sumó que no querían que “las cosas se fueran de las manos”, es decir, que las canastas no alcanzaran por no poder tener noción de cuántas personas llegarían a buscar una. En ese sentido, cada uno de los integrantes, conociendo la realidad de sus vecinos, se dirigió a los hogares de ellos y les comentaron la idea, al tiempo que si estaban de acuerdo los registraron para recibir la ayuda.
Como manera de protegerse y cuidar también a los vecinos, se acordó el retiro de canastas de 15 a 16 horas y así no generar aglomeraciones.
El paso siguiente fue que un encargado por cada agrupación pasara a juntar todos los alimentos, de esta manera todo se llevó a un mismo sitio en donde las canastas fueron armadas y redistribuidas por las zonas nuevamente. Una vez teniéndolas se les notificó a las personas que podrían retirarla. “Tratamos de ser pocas personas, por eso éramos solo tres entregándolas y en un horario específico”, contó la entrevistada. Como manera de protegerse y cuidar también a los vecinos, se acordó el retiro de canastas de 15:00 a 16:00 horas y así no generar aglomeraciones.
La idea es repetir la entrega de las canastas, siempre buscando a quienes verdaderamente la necesiten. “En mi caso se le brindó la ayuda a un muchacho que tiene cinco chicos a cargo y a una señora que tiene una hija con discapacidad y su esposo se encuentra en estado vegetal debido a un accidente. También hemos hecho una canasta especial para el caso que lo amerita, ya que todas las realidades son diferentes”, relató Pereyra.
“Cuesta pero se puede”
La entrevistada fue consultada acerca de cuán difícil es lograr las donaciones en un momento como el actual. Aseguró que “cuesta mucho”, sin embargo, a veces sin solicitarlo, llegan personas o empresas interesadas en donar partidas de diferentes cosas. Por ejemplo, para estas semanas les llegarán partidas de alfajores, frutas, verduras y arroz en grandes cantidades. “A medida que pasan los días recibimos diferentes donaciones, cuesta pero se puede”, aseguró.
Otra de las cuestiones fue si están pensando en realizar ollas solidarias, a lo que Pereyra indicó que esa modalidad de ayuda se está implementando en muchos lugares, “no es que solo seríamos nosotros haciéndolo, sino que todo el mundo está en la misma. Esto implicaría solicitar donaciones similares a las que los demás están haciendo, generando que haya menos posibilidades de poder conseguir la ayuda”.
La agrupación apunta a que después de que pase todo lo referido al Covid-19, se pueda seguir colaborando, “porque el después también será cuesta arriba”, dijo Pereyra. Agregó: “Se viene el invierno y la gente que hace changas se le baja el trabajo, hay realidades que no van a cambiar, no se trata de darle algo ahora y luego olvidarse. En lo que podamos apoyar queremos estar presentes. Por eso, de repente, son pocas las personas que podemos ayudar, pero por pocas que sean, queremos que sepan que vamos a estar ahí”.
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