El miércoles 16, ante la proximidad de una nueva fecha del nacimiento de José Gervasio Artigas que se celebra hoy 19 de junio, el senador Guido Manini Ríos resaltó en la Cámara del Senado las circunstancias históricas, familiares y formativas que marcaron a quien se convertiría en nuestro prócer mayor. Además, destacó la vigencia de sus ideas, tan apropiadas para “esta época de divisiones entre uruguayos”.
El legislador comenzó ubicando el nacimiento de Artigas en el contexto de la época. Dijo que en forma de “homenaje queremos recordar ciertos aspectos de la época”.
“Hijo de Martín José Artigas y Francisca Arnal, José Gervasio nace en 1764 en Montevideo”, cuando este era “un poblado de 6.000 a 7.000 habitantes” que se había fundado “hacia menos de 40 años, y que desde hacía 13 era sede de una gobernación que dependía del virreinato del Perú. Es decir que Artigas nació oriental, rioplatense, peruano y español de india”, precisó.
“Hacía pocos años había finalizado la sangrienta Guerra Guaranítica que provocó el desbande de miles de indios misioneros y muchos de ellos vinieron a la Banda Oriental constituyendo el elemento indígena principal, mucho más numerosos que los charrúas” y que además “son los que bautizaron con sus palabras guaraníes una infinidad de accidentes geográficos, incluyendo el propio nombre del país”, señaló.
Manini Ríos acentuó como “otro hecho histórico relevante” posterior al nacimiento de Artigas, “la expulsión de los jesuitas”, hecho que ocurre en 1767, lo cual, “junto a la Guerra Guaranítica marcará el comienzo del fin del sistema misionero, única muralla que frenaba el avance portugués hacia el oeste y hacia el sur”.
Años después, se concreta “la creación del Virreinato del Río de la Plata y la firma del Tratado de San Idelfonso” con Artigas de 12 y 3 años respectivamente, acontecimientos que “van a darle al futuro caudillo la noción del espacio geográfico en el que transcurre su vida. Será la patria que Artigas nunca quiso dividir y que incluía los actuales Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y parte de Río Grande do Sul”, recordó el legislador.
La impronta de la familia Artigas
Agregó que “el Montevideo que lo vio nacer siempre había tenido en su gobierno, es decir en su Cabildo, y en su defensa, es decir en su milicia, a un Artigas. La brillante figura de José Gervasio opacó en cierta forma la de su padre Martín José y la de su abuelo Juan Antonio, que no por eso dejaron de ser personajes destacados en la sociedad de la época”, subrayó. “Sus vidas estuvieron caracterizadas por su extrema austeridad” con “desprecio por el dinero y la vida lujosa. Los abuelos, padres y tío de José Gervasio Artigas, todos, pertenecieron a la Orden Terciara de los franciscanos que implicaba asistencia a los pobres y enfermos, siendo su padre el limosnero de la Orden en contacto permanente con los más necesitados”.
Por otra parte, Artigas recibió la “influencia familiar y de su educación inicial en la escuela de los padres Franciscanos” donde “le inculcaron la sensibilidad por los más postergados que marcará su accionar cuando unas décadas después se convierta en protagonista en la historia de esta tierra”.
Ideas que iluminan en una época de divisiones
El senador rememoró que nuestra principal figura histórica nos aportó una infinidad de ideas y frases que se aplican y que aún hoy tienen vigencia: “A menudo las ideas de quienes forjaron esta patria nos iluminan el camino para enfrentar los desafíos del presente”, dijo, y de las “tantas la frases expresada por el caudillo al Cabildo de Montevideo en abril de 1815” eligió: El triunfo de la libertad no se asegura mientras exista entre nosotros esos enemigos ocultos o encubiertos, siempre inflexibles, siempre irreconciliables.
A la luz de la misma Manini Ríos dijo que en “esta época de divisiones entre uruguayos, de fracturas o grietas generosamente financiadas por quienes nos quieren inermes, apoyadas por ideologías pseudocientíficas que ni siquiera admiten opiniones diferentes; época en donde proliferan los autocalificados defensores de los excluidos y los patriotas de escritorio, época en que además aparecen caranchos de toda laya, creemos importante recordar que ya el prócer hace dos siglos nos prevenía contra esos enemigos irreconciliables, incapaces de un gesto de grandeza que busque en la unidad de los uruguayos la fortaleza necesaria para sortear los más difíciles obstáculos”.
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