Los datos sobre la cantidad de nacimientos en Uruguay son un factor preocupante de miras al futuro. En 2023 se dio la particularidad de que los fallecimientos (34.677) superaron a los nacimientos (31.381). La población del país no ha disminuido gracias a la ola migratoria, según reveló el último censo nacional. Si bien la cifra de nacimientos del año pasado constituye el menor descenso desde 2016, las cifras muestran que cada año, desde 2015 a la fecha, hay menos nacimientos. En 2023 hubo 920 nacimientos menos que en 2022. Si sumamos desde 2016 hasta la actualidad, en promedio, los datos muestran 1699 nacimientos menos por año.
En 2015 los nacimientos anuales fueron 48.926. Esto significa que en 2023 hubo una baja de 17.545. En el informe Natalidad y mortalidad infantil 2023 del Ministerio de Salud Pública se puede observar que la baja de nacimientos se mantiene de manera imparable en los últimos 10 años. Cada año que pasa, nacen menos niños. Las cifras muestran lo siguiente en materia de nacimientos: 2016: 47.058; 2017, 43.036; 2018, 40.139; 2019, 37.472; 2020, 35.874, 2021, 34.603; 2022, 32.301 y 2023, 31.381.
Esta reducción de la natalidad entre 2022 y 2023 se produce en mujeres de todas las edades, con excepción del grupo de 45 años y más, que representa un aporte marginal (17 nacimientos más que en 2022), mientras que en el grupo de adolescentes La natalidad continúa descendiendo. El informe del MSP indica que el mayor aporte porcentual al descenso se observa el grupo de 25 a 29 años (25,65%), seguido del grupo de adolescentes (23,15%).
En el caso de menores de 14 años, los nacimientos en 2022 fueron 38 y el año pasado 33. En el grupo de 15 a 19 años, se ubicaron en 2022 en 2689 y en 2023 2481, o sea 208 menos. Pero en la contribución a la baja en los ambos grupos, se llega al 23,15% del total. Entre 20 y 24 años, los nacimientos se mantuvieron casi estables (-56), pero entre 25 y 34 años bajaron en 439.
Si bien la cantidad de nacimientos tiene una tendencia a la baja en la región, Uruguay es el país en que se da de manera más acentuada. Esta tendencia regional se registra desde 2015 a la fecha, siendo Uruguay y Chile donde más descienden los nacimientos.
Casi 96 mil abortos en 10 años
El 22 de octubre de 2012 en Uruguay fue aprobada la Ley 18.987 de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la cual hizo que en el país el aborto sea legal y se lleve adelante por los servicios de salud. La Unfpa (organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva) realizó un informe a 10 años de aplicación de la ley. Entre 2013 y 2022 se efectuaron en Uruguay 95.739 abortos legales. De estos, 47.811 se realizaron en los servicios públicos con un promedio de 4781 abortos anuales y 48.655 en mutualistas, con un promedio anual de 4866.
En ese período (2013-2022) ha habido momentos de incrementos y bajas. Por ejemplo, entre 2014 y 2015 crecieron casi 10%, mientras que bajaron entre 2018 y 2020. En 2022 se registraron 10.511 abortos legales, representando un aumento del 4% respecto a 2021. Al no ser el aborto legal antes de 2013, no se puede medir una relación directa entre la baja de la natalidad y el aborto, aunque sin duda influye. La pregunta es cuántos nacimientos hubieran sucedido en caso de que al aborto no fuera legal.
“La gran caída”
Un trabajo realizado por Wanda Cabella, Mariana Fernández Soto, Ignacio Pardo y Gabriela Pedetti de la Facultad de Ciencias, titulado La gran caída. El descenso de la fecundidad uruguaya a niveles ultra bajos (2016-2021), publicado en la revista Demographic Research, señala que “si se considera la serie de nacimientos desde inicios del siglo XX, no hay antecedentes en el país de una caída de la fecundidad de tal magnitud (37%) concentrada en un período tan corto”.
En 2005, la tasa global de fecundidad (TGF) alcanzó el promedio de dos hijos por mujer, un valor que en la jerga demográfica está por debajo de lo que se conoce como el umbral de reemplazo (2,1 hijos), el valor mínimo necesario para asegurar la reposición de la población en el largo plazo, se destaca en el trabajo.
Pero ese promedio siguió bajando. En el último quinquenio, la tasa uruguaya traspasó el umbral de 1,5 hijos por mujer, con tasas similares a las de Costa Rica y Chile. Existe un descenso de casi 20% (19,8%) de nacimientos con respecto a 1996.
El documento también explora las causas. Al respecto indica que el principal mecanismo que incidió en el descenso ocurrido entre 1996 y 2005 fue la adopción de un comportamiento stopping. Este está definido como la capacidad de evitar más hijos una vez alcanzado el número deseado. Pero se aclara que la postergación “jugó un papel menor, resultado de comportamientos opuestos entre las mujeres de estratos más desfavorecidos, que casi no experimentaron cambios en la edad de transición a la maternidad o incluso la adelantaron, y las de los sectores medios y altos, que retrasaron el primer nacimiento”.
En las conclusiones se indica que la baja de nacimientos está relacionada “en primer lugar, por el protagonismo de la fecundidad adolescente y temprana, que, en su conjunto, explican más de la mitad del descenso total de los nacimientos”. Se señala que un factor para disminuir los nacimientos en este grupo etario sería “los métodos anticonceptivos incorporados a las prestaciones brindadas por el sistema público de salud (especialmente la incorporación del implante subdérmico) en el marco de una política de combate a la fecundidad adolescente no intencional que involucró una variedad de acciones”. Al respecto agrega: “Los programas implementados parecieron encontrar una gran recepción entre las adolescentes y las adultas muy jóvenes, que tenían niveles de fecundidad altos y, en consecuencia, márgenes grandes para la reducción”.
En segundo lugar, el descenso de las tasas en edades tempranas es indicativo de una postergación del primer nacimiento para la mayoría de las mujeres. Un tercer factor que contribuyó a la gran caída es la reducción de las tasas de fecundidad en edades centrales o avanzadas, que “estaría fortaleciendo una tendencia emergente hacia el hijo único, y, por otro, reforzando la preferencia más extendida por los dos hijos”.
En el terreno de las normas sociales, el informe concluye que “sí existió un cambio acelerado: el de la visibilidad de las perspectivas y movimientos feministas en el espacio público. Las manifestaciones multitudinarias de los 8 de Marzo desde 2017 a la fecha podrían ser indicativas de una explosión de esta visibilidad, que puede haber contribuido a los cambios en las vidas privadas de las personas. Se trata de una hipótesis de especial relevancia a trabajar, en la medida en que la normatividad asociada a la maternidad es uno de los nudos centrales de la discusión en torno a las cambiantes normas de género del contexto actual”.
Menos escolares
La caída de los nacimientos ya se está haciendo sentir. De mantenerse esta tendencia el Instituto Nacional de Evaluación Educativa estimó que en 2030 habrá 70 mil estudiantes menos en Primaria de entre 6 y 11 años, en comparación con 2022. Esto significa un 25% menos que en la actualidad. Este año 2024 ese fenómeno ya se comenzó a ver. En las aulas de Primaria hay casi 10 mil alumnos menos que en 2023. En el sistema público hay 317.762 niños, mientras en 2022 la cifra llegaba a 327.364.
Baja de menores y aumento de mayores
La baja natalidad también tendrá su impacto en la seguridad social, ya que la relación entre activos y pasivos tenderá a ampliarse, con un mayor costo para el pago de pensiones y jubilaciones. De acuerdo con los estudios del BPS, para 2030 Uruguay tendrá 3,4 millones de habitantes, una cifra muy parecida a la actual. Dentro de los grupos etarios, entre 0 y 14 años habrá 558 mil personas, de 15 a 64, 2,2 millones y mayores de 65 unas 686 mil personas. Si se compara con la población que había en 2011, la cantidad de personas entre 0 y 14 años para 2030 habrá disminuido en 156 mil, mientras que los mayores de 65 habrán aumentado en 137 mil. Esto significaría un mayor peso de la seguridad social, en especial en lo referente a pagos de jubilaciones y pensiones por parte del Estado.
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