Nació en España y recibió su doctorado en Economía en la Universidad de Stanford. Actualmente es economista laboral y microeconomista. Sus intereses de investigación incluyen trabajo, empresas, capital humano y migración.
Usted publicó recientemente junto a Shmuel San un estudio sobre el rol que las empresas y la movilidad laboral tuvieron en la asimilación de inmigrantes provenientes de la URSS en Israel en el período entre 1990 y 2019. ¿Cuáles fueron las principales conclusiones de su trabajo?
En ese estudio (https://www.iza.org/publications/dp/16389/the-role-of-firms-and-job-mobility-in-the-assimilation-of-immigrants-former-soviet-union-jews-in-israel-19902019) usamos datos administrativos de Israel para entender el proceso de inserción laboral de los inmigrantes que llegaron provenientes de la antigua URSS durante la década de los 90. Estos inmigrantes constituían una población muy numerosa y tenían niveles de educación elevados, pero también muchas dificultades a priori para integrarse debido mayormente a que no hablaban hebreo. Mi coautor y yo encontramos que, al llegar a Israel, estos inmigrantes percibían salarios considerablemente inferiores a los de los israelíes nativos. No obstante, a medida que transcurrieron los años, sus ingresos experimentaron un crecimiento sustancial y gradualmente cerraron las brechas salariales existentes.
El hallazgo central de nuestro trabajo es que la movilidad laboral y la capacidad de los inmigrantes para ascender en la “escalera de empresas” (firm ladder) desempeñaron un papel fundamental en el incremento salarial de estos individuos y en su convergencia con los nativos. Es decir, un factor importante detrás del aumento salarial de los inmigrantes fue su habilidad para cambiar de empleo con frecuencia, abandonando compañías con salarios modestos en favor de aquellas con políticas salariales más generosas. La movilidad laboral les permitió abandonar peores empresas en dirección a otras mejores, en lugar de quedarse atascados en malas empresas. Encontramos que los inmigrantes eran mucho más propensos a cambiar de trabajo en comparación con los nativos, incluso muchos años después de llegar a Israel.
En nuestro estudio argumentamos que un motivo que facilitó la movilidad laboral fue que estos inmigrantes no se encontraron con regulaciones migratorias que limitaban lo que podían hacer en el mercado de trabajo. La razón detrás de esta falta de restricciones radica en que estos inmigrantes adquirieron la ciudadanía israelí al llegar.
¿Qué implicancias tiene su trabajo para otros países pequeños que absorben inmigración?
Una implicación es la existencia de importantes beneficios derivados de no restringir la movilidad laboral de los inmigrantes. En todo tipo de países, es común encontrar regulaciones que limitan en gran medida las decisiones en el mercado laboral y la movilidad de los inmigrantes. Por ejemplo, aquellos inmigrantes sin permiso para trabajar en el sector formal no pueden acceder a las empresas más productivas de un país. Otro caso es el de los inmigrantes con un visado ligado a un empleador; este tipo de visados o bien impiden cambiar de trabajo sin solicitar un nuevo visado, o permiten cambiar de trabajo, pero solo tras superar ciertas dificultades burocráticas.
Permitir que los inmigrantes cambien de trabajo libremente sin trabas regulatorias puede facilitar una mejor integración, que los inmigrantes encuentren oportunidades más prometedoras y, como resultado, contribuyan de manera más significativa a la economía nacional. Esto fue precisamente lo que ocurrió en Israel, ya que estos inmigrantes no estuvieron sujetos a ninguna regulación que limitase lo que podían hacer en el mercado laboral en comparación con los nativos.
¿La movilidad laboral de los inmigrantes también podría tener implicancias para la productividad agregada del país?
Efectivamente. Nuestra investigación reveló una masiva reubicación de inmigrantes: inicialmente trabajaban en empresas de menor productividad y gradualmente pasaron a empresas más productivas. Bajo ciertas condiciones, la redistribución de empleo desde empresas menos productivas hacia aquellas más eficientes podría impactar positivamente en la productividad agregada del país y desencadenar efectos macroeconómicos positivos.
Este tema es relevante para un país de baja población como Uruguay, que tiene una gran diáspora viviendo en el exterior. Hace unos 10 años el gobierno fomentó una reinmigración, pero no tuvo muchos resultados. ¿Cuáles serían las claves de un programa de ese tipo?
Algo a tener en cuenta es que el irse del país de origen es una decisión de gran envergadura que le cambia la vida a quien la toma. Esto implica que aquellos que deciden dar ese paso, especialmente los que lo hacen por largos períodos de tiempo, tienen razones poderosas para vivir en el extranjero, ya sea por preferencias personales, por oportunidades económicas o por haber echado raíces sociales y familiares en el nuevo país de residencia. Por lo tanto, revertir una decisión de esta magnitud mediante el uso de incentivos gubernamentales es muy complicado. Si los incentivos solo consisten en beneficios marginales, es poco probable que logren persuadir a un gran número de emigrantes a regresar. De hecho, aquellas personas que decidan regresar después de la implementación de un programa con beneficios modestos muy probablemente hubieran vuelto incluso sin la implementación de dicho programa.
Dicho esto, hay un estudio reciente (https://www.cesifo.org/en/publications/2023/working-paper/can-tax-incentives-bring-brains-back-returnees-tax-schemes-and-high) que sugiere que un programa en Italia destinado a atraer trabajadores con educación universitaria residentes en el extranjero ha tenido cierto éxito. Cabe mencionar dos características de ese programa. En primer lugar, es extremadamente generoso puesto que los beneficiarios, bajo ciertas condiciones, pueden vivir y trabajar en Italia pagando muy poco impuesto sobre la renta durante muchos años. La segunda característica es que no está restringido solo a ciudadanos italianos. Esto puede mejorar sus rendimientos al abarcar a un mayor número de beneficiarios potenciales y también al facilitar el retorno de italianos que han hecho vida fuera y, por ejemplo, se han emparejado con una persona no italiana.
En 2022 publicó un estudio sobre los efectos que las condiciones de trabajo en las etapas iniciales de una carrera laboral tienen en la adquisición de capacidades en el largo plazo. ¿Cuáles son las principales conclusiones de su trabajo y qué implicancias tienen los resultados para las políticas económicas?
En los últimos 15 años se han publicado varios estudios documentando que los jóvenes son muy vulnerables durante el momento de ingresar al mercado laboral por primera vez. Tener la mala suerte de buscar el primer trabajo durante un período de malas condiciones macroeconómicas resulta en efectos dañinos en el largo plazo, en particular en términos de menor empleo y salarios más bajos.
Mi estudio (https://direct.mit.edu/rest/article-abstract/104/5/1028/97730/The-Effect-of-Labor-Market-Conditions-at-Entry-on?redirectedFrom=fulltext) revela que la falta de adquisición de habilidades que son valiosas en el mercado laboral es un factor clave para explicar los efectos negativos en los salarios. En concreto, utilizando datos que miden las habilidades cognitivas de muestras representativas de adultos en varios países, encuentro que aquellas personas que se encontraron con condiciones macroeconómicas adversas durante su entrada al mercado laboral acumulan menos habilidades a largo plazo. Esto podría deberse a que estas cohortes desafortunadas, durante estos años críticos y formativos, o bien trabajan menos o bien trabajan en peores empresas donde se aprende menos.
Una implicancia de estos hallazgos es que las fluctuaciones en las condiciones macroeconómicas, incluso si son temporales, pueden generar daños persistentes para los jóvenes. Esto es algo a tener en cuenta para ciertas decisiones de política económica, por ejemplo, decisiones de política monetaria que tratan de equilibrar desempleo e inflación. Otra implicancia es que, si existen programas tratando de ayudar a estas cohortes desafortunadas, deberían estar dirigidos al menos parcialmente a mejorar las habilidades laborales de aquellos afectados.
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