Basta recorrer la Avenida 18 de Julio cualquier día hábil de la semana para verificar que el Montevideo de hoy no es el mismo que el de hace dos semanas. Encontrar un comercio abierto que no se dedique a la venta de artículos de primera necesidad como alimentos o elementos de higiene, es un desafío. Lo mismo sucede si se trata de ubicar algún transeúnte que camine solo con el fin de pasear, casi no están, solo se ven personas que salen y entran de sus trabajos o que están esperando el transporte.
Estos días se han escuchado reclamos desde varias asociaciones de trabajadores que indican que se los enviaron al seguro de paro por el cierre temporal de las firmas para las que trabajan, sin garantías de que al finalizar la cuarentena y con la estabilización de la economía vayan a ser tomados nuevamente.
Por otra parte se han oído algunos que afirman que se enteraron de la situación al llegar a su lugar de trabajo y encontrar cerrado el local o la oficina, y sin ser avisados ni consultados. Una trabajadora del mini shop de una reconocida estación de servicio ubicada en el barrio Punta Carretas aseguró que en un día normal de trabajo el local recauda entre $30.000 y $40.000 pesos, sin embargo, el pasado viernes, la caja cerró con $1.300.
El remarque de precios en productos de supermercados, el abuso en los precios de mercaderías de depósito, la suba del kilo de limones y naranjas, el exagerado costo del alcohol en gel, los tapabocas y los guantes de látex, así como el desabastecimiento de farmacias en cuanto a antigripales o termómetros, forman parte de una realidad difícil de negar.
Del otro lado del escenario, pero dentro del mismo relato, tenemos una cifra alarmante: el 25% de la planilla de trabajadores del país se encuentra englobado en el sistema informal. Es decir, que ante cualquier eventualidad, podrían no tener ningún respaldo en cuanto a seguro de paro, reinserción laboral o pago de la índole que sea. Un vendedor ambulante, por ejemplo, entra en esa calificación. La solución a estos asuntos no se vislumbra a corto plazo, sino más bien a mediano y largo.
A este panorama un tanto similar al de algún filme de cine catástrofe que circula en el top 10 de la plataforma Netflix, se suma la suba de las tarifas, elevándose hasta un 15%. UTE, OSE y Antel son los protagonistas. Ahora bien, ¿qué podría hacerse para amortiguar, de alguna manera, lo inevitable? Para responder desde una de las tantas miradas que se le puede dar al asunto, La Mañana dialogó con Antonio Ameijenda, presidente del Centro de Almaceneros, Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (Cambadu).
Desde la gremial empresarial entienden que una de las herramientas fundamentales para no permitir que todo el comercio se venga abajo es comprando a los trabajadores pequeños, como lo es un almacén de barrio, panadería o rotisería, evitando así que las pérdidas sean extremas, y que entonces el negocio continúe siendo viable.
Preservar la cadena de pagos
Desde el gobierno se han implementado medidas económicas paliativas por el coronavirus, definidas con el objetivo de “contribuir a la liquidez de la economía preservando la cadena de pagos” y con foco principalmente en las pequeñas y medianas empresas. En ese sentido, Ameijenda catalogó las medidas como importantes y oportunas ya que contemplan todos los sectores.
Cambadu nuclea muchas empresas unipersonales, literal E, y algunas monotributo, por ende todo el sector “vive el día a día en este momento”.
Son empresas que no poseen un respaldo económico muy grande, “entonces necesitan de un apoyo para poder enfrentar la situación rápidamente”, dijo el entrevistado. Añadió que lo referente a la flexibilidad de los seguros de paro es otra herramienta que dará soluciones eficaces.
La gremial empresarial tiene 120 empleados, si bien se ha disminuido el sector de trámites. Se está enviando a mucha gente al seguro, entonces siguen funcionando las altas y las bajas o licencias y Cambadu lleva los registros de esas actividades.
“De todas maneras estamos haciendo contingencia. Trabajamos para que los trámites puedan hacerse a distancia, dejando un personal mínimo, que atienda emergencias como cuando hay que firmar algo sí o sí, pero no para consultas”, explicó el presidente de la gremial en cuanto a la necesidad de alinearse con las prácticas que se deben fomentar.
Frenar el monopolio
Otra de las preocupaciones que se suma a la gremial es el hecho de la posible unificación de grandes superficies, es decir, la compra de Disco, Devoto y Géant por parte del grupo poseedor de los supermercados Tienda Inglesa .
“Nosotros seguimos en ese asunto, y lamentablemente la situación de coronavirus no nos ayuda a la hora de tomar acciones legales y reclamos”, dijo el presidente de Cambadu.
Indicó que en los próximos días harán llegar sus reclamos de la misma manera que ya han reclamado otras asociaciones de negociantes. “Vamos a presentar un documento en conjunto con otras sociedades en contra de la fusión que se estima realizar. Es muy importante que no se realice porque tiene muchas puntas que nos desfavorecen como comerciantes. La idea es que no hay tiempo de explicaciones, porque estamos contrarreloj y todos los sectores estamos preocupados por esa acción prevista”.
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