Cuando el destino enfrenta a alguien a una realidad no esperada, surgen todo tipo de inquietudes. Hace 39 años, en el caso de Rosario Rubio, la más grande de ellas fue el miedo. Su hijo Alejandro había nacido con Síndrome de Down. El poder sacar lo mejor de él fue uno de sus principales desvelos.
Pero ella no era la única. Tres familias conocidas más pasaban por la misma realidad, y decidieron unirse para brindar a sus hijos la mejor calidad de vida posible. Fue por ello que comenzaron con la estimulación temprana de sus bebes, para que pudieran tener el mejor desarrollo posible. Luego surgió la idea de realizar un centro a nivel nacional, pero el objetivo se les escapaba de las manos en ese momento. Se preguntaron por qué no realizar un centro a nivel local que incorporara disciplinas y actividades que permitieran el mejor crecimiento de sus niños. Sin embargo, obtuvieron más de lo que pensaron en el inicio. Fueron ellos, los hijos, quienes marcaron el camino.
“El nombre fue más que acertado, porque también ha sido nuestro camino”, sostuvo Rubio, fundadora del centro Nuestro Camino en entrevista con La Mañana. “Fue una caja de sorpresas el cómo nos exigen”, agregó.
La entrevistada hizo referencia al cambio que hubo en la sociedad a favor de la incorporación de personas con discapacidad. Señaló que décadas atrás no podía inscribir a su hijo en un club de natación por tener síndrome de Down, y lo comparó con que hoy las puertas están abiertas.
La fundación Nuestro Camino se creó en el año 1985 como un centro de capacitación integral dirigido a niños y jóvenes con discapacidad intelectual. La misma busca brindar a los alumnos el mayor desarrollo posible de sus potencialidades, maximizando sus oportunidades en la vida. Los valores afectivos, personales y sociales son la prioridad mientras que se busca continuamente exaltar sus capacidades.
A través de un equipo técnico formado por maestros, psicomotricistas, fonoaudiólogos y psicólogos, los niños llegan desde que el doctor da el alta. En un primer momento se realiza una estimulación temprana que permita desarrollar habilidades. La entrevistada aseguró que además se trata de involucrar a la familia en todos los procesos y que trabajan con instituciones escolares para poder realizar un trabajo paralelo y de inclusión.
Actualmente, asisten 75 niños y jóvenes de diversas zonas de Montevideo y Canelones, tanto de edades tempranas como adultas. “La idea nuestra desde que se fundó era que fuera una fundación para los chicos con deficiencia intelectual moderada, y que puedan funcionar en un grupo con una disciplina, eso para nosotros tiene que durar siempre”, dijo la fundadora.
“Lo importante, siempre, es que el chico sea feliz y que esté bien”, enfatizó. Dentro de las actividades del centro que ayudan en el desarrollo de las habilidades se encuentran la gimnasia, el teatro, la natación, el arte, y también talleres prelaborales como vivero, huerta y cocina. “Esto les permite comenzar a adquirir responsabilidades, cumplimiento de horario y trato con un superior, por ejemplo, lo que los prepara para el mundo laboral”, indicó Rubio. El grupo de teatro, por ejemplo, ha sido invitado por la intendencia de San José, actuando en el teatro Macció con tal éxito que luego los asistentes pidieron que se repitiera la función. Añadió que “es increíble ver lo responsables que son cuando cumplen la tarea. Esto también permite que se sientan útiles y desarrolla el autoestima”.
Es que una de los ejes más importantes de la fundación es la inserción de los jóvenes en el mundo laboral. Actualmente, 18 de ellos se encuentran trabajando en diversas empresas, desde restaurantes y supermercados hasta colegios e imprentas. Con las leyes de incorporación de personas con discapacidad, tanto en el ámbito público como el privado, hay un incremento de consultas por parte de empresas, agregó.
“Lo más importante de Nuestro Camino es sacar a cada uno de los chicos adelante y que ellos puedan lucirse y hacer lo que les gusta, ya sea en un colegio o en el mundo laboral”.
Cuando un joven ingresa a una empresa se produce un proceso gradual, donde en un primer momento una psicopedagoga concurre al lugar y charla con los empleados, futuros compañeros de trabajo. Según el caso se busca al joven más idóneo, teniendo en cuenta sus gustos y características. Además, se incorpora un coach que dirige al joven en las actividades y que luego se va retirando poco a poco.
Feria navideña
Rubio señaló que desde el principio el objetivo de la fundación fue que no estuviera dirigida únicamente a personas que pudiesen pagar. Con el objetivo de que sea universal, la organización cuenta con un sistema de becas financiada con la colaboración de la sociedad.
En este sentido, hace más de dos décadas que se realiza una feria navideña donde los niños y jóvenes colocan un stand. Este año se llevará a cabo en el Club Fuerza Aérea los días 10, 11 y 12 de diciembre desde las 11 a las 21 horas. Se esperan cerca de cuatro mil personas.
Los asistentes podrán encontrar plantas cultivadas por los jóvenes en el taller de huerta, pesebres construidos en el de artesanías, y los tradicionales alfajores realizados en las clases de cocina. “Tenemos un equipo grande porque el fin de la feria es solventar y mantener este fondo, que demanda un esfuerzo grande”, apuntó. Por último confesó: “Los chicos están con un entusiasmo tremendo. Hay una gran cantidad que me llaman para decirme que quieren participar y les hacemos turnos en la cantina para que colaboren. Venden rifas, alguno le gusta estar en la entrada y es muy importante la feria. Han crecido con este tema y durante todo el año trabajan para vender los productos”
Para colaborar
La fundación se encuentra en Alejandro Gallinal 1736, entre Avenida Italia y Almirón. Los interesados en colaborar con Nuestro Camino pueden hacerlo asistiendo a la feria navideña y adquiriendo alguno de los productos, o pueden asociarse con bonos mensuales llamando a los números de teléfono 26199350 o 26136214.