En 1953 la Sociedad de Ayuda Rural del Uruguay (SARU) en acuerdo con la Congregación de Franciscanas del Verbo Encarnado, crean dos pensionados estudiantiles, uno ubicado en Carlos Reyles (Durazno), y otro en Guichón (Paysandú). En ambos conviven durante el año liceal estudiantes del área rural circundante.
La presencia invalorable de la Asociación Hermanas Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado es fundamental en este proyecto, brindando seguridad y continuidad a la obra. Pero la obra de SARU no se limita a los dos pensionados. En el caso de Carlos Reyles, SARU colabora con A Todo Ritmo (ATR), un centro juvenil que acompaña a liceales de bajos recursos con muy poco apoyo familiar, apoyándolos para que retomen los estudios o que no los abandonen, brindándoles en horas de la tarde talleres y una merienda-cena.
En entrevista con La Mañana, Inés Uría, licenciada en Psicología especializada en niños y adolescentes manifestó que “cuando uno se cría en el interior, tiene ese amor al campo adentro, que no te lo saca nadie”
¿Cuándo y cómo te incorporaste a la obra de SARU en Carlos Reyles?
Desde chica, sin saberlo, conocí la obra porque el hogar quedaba a 36 kilómetros del campo que tenía mi papá y cada vez que íbamos a Carlos Reyles, mamá siempre llevaba algo para el colegio de las hermanas, pero nunca lo había unido a SARU. Hasta que un día estando de novia, fuimos a almorzar en la parrilla en el Prado, y había un cartel enorme explicando la obra en cada departamento. Fue allí me percaté que lo que yo conocía de chica, era financiado por la obra de SARU. Así que ahí mismo me presente a la presidenta Reyna Guerra y le ofrecí ayuda. Yo estaba estudiando psicología justo en las dos edades que atendía SARU, que tenían guardería y adolescentes. El año siguiente comencé a dar apoyo con chicas adolescentes y a colaborar en la guardería. Viendo jugar a los chiquitos aprendí a detectar cuando ellos podían tener algún problema, y así empecé a organizar algunas charlas con los padres de Carlos Reyles. Sobre todo de la parte evolutiva para saber qué esperar cuando y en qué momento, por ejemplo, es esperable que deje los pañales o cosas así que estaban muy ávidos de recibir.
Sabemos que siempre hay una lista de espera para entrar. ¿Se ha ido expandiendo para aumentar la capacidad para recibir chicos?
Efectivamente ha ido creciendo. El centro tiene muy buena reputación porque las Hermanas ofrecen una educación integral que no es común en los otros hogares con convenios con el INAU, y que satisface a las familias rurales de todo Durazno. Los estudios que ofrecen los hogares se han ido adaptando a los intereses de los adolescentes. Las hermanas están pensando constantemente en cosas novedosas, de no quedarse, de brindar conocimiento constantemente. Hace 30 años atrás se enseñaban labores, tejido, costura, hoy por hoy, tiene su computadora a disposición.
¿Qué haría falta hoy en Carlos Reyles?
Se necesitarían cursos terciarios con orientación agropecuaria y técnica para los egresados del liceo, preparándolos para las oportunidades de trabajo que se plantearán en la zona en los próximos años.
¿Qué es lo que más destacas de SARU para las familias que viven en el interior?
La importancia del internado es la posibilidad que después se van a casa y tienen la posibilidad de seguir estando con su familia y que los padres le sigan transmitiendo sus valores y su amor, su arraigo al campo. Y eso también es lo que de alguna manera SARU pretende que no se vayan los chicos del medio rural, en la cual se puedan desarrollar de una forma sana y desarrollándose en una profesión.
Obviamente hay chicos que son del interior de la medio rural, que no les gusta el medio rural y les gusta la ciudad. Bueno, igualmente SARU les da la oportunidad con becas y son muchos los que están haciendo facultad en Montevideo y SARU las ayuda también. Pero aunque hagan, por ejemplo, escribanía, alguna puede volver a su pueblo de referencia y ser escribana.
¿Qué es lo les da SARU a los jóvenes además de la posibilidad de continuar sus estudios?
Yo creo que si uno les ofrece la oportunidad del conocimiento, buenos hábitos y valores, estos chicos no van a fracasar, no importe en el medio que estén. La idea es que aporten a la comunidad, y se conviertan en buenos ciudadanos que apoyen a la campaña que los vio nacer y que constituye la reserva productiva del Uruguay.
¿Han recibido apoyo de las grandes empresas que se han instalado en la zona?
Desde SARU nunca fuimos a pedir ayuda, pero ellos tampoco se han mostrado interesados, hasta ahora.
Cuantos habitantes tiene Carlos Reyles y cuantos jóvenes están siendo alcanzados por estas dos obras?
Carlos Reyles es una ciudad muy pequeña, con una población menor a 1000 habitantes. En ATR empezaron con mas de 50 chicos, dirigidos por Jaime Castells, quien golpeó muchas puertas en busca de ayuda para poder armar el centro. El centro ha ido creciendo y multiplicando el número de talleres a contra-horario del liceo. En el Hogar-Colegio SARU viven 25 chicos de ambos sexos.
Ustedes son todos voluntarios y llevan adelante esta obra hace más de 60 años, ¿cuál es la fórmula para mantener esa importante obra?
Una vez que conoces la obra, no podes dejar de estar ahí y te enamora, realmente eso es así, te enamoras. Vamos todas las voluntarias a conocer cada uno de los hogares. Atendemos la parrilla y el quiosco SARU durante la Expo Prado. Lo vivimos todos con una gran alegría, con una pasión. Yo creo que es la vocación de servicio. Ver esas caritas felices de los chicos cuando los vas a visitar!
Por información:
www.saru.org.uy
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