A pesar de que han mantenido varias instancias con los representantes de la FOEB, los Consejos de Salarios, el Consejo Superior Tripartito, autoridades del Ministerio de Trabajo y dirigentes políticos, aún no han logrado ningún avance. Insisten en que deberían ser contemplados con una regulación diferente a la de las cervecerías industriales.
La cerveza artesanal está ganando cada vez mayores espacios entre los consumidores locales. Sin embargo existen algunos escollos que sus promotores deben sortear para que este sector que en su gran mayoría está conformado por emprendimientos familiares, pueda crecer. Uno de ellos y tal vez de los que presenta mayores complejidades está relacionado con el marco laboral y los laudos, hasta ahora pautados por los del sector industrial y que lejos está de adaptarse a la realidad de estos pequeños emprendimientos.
En este sentido los integrantes de la Asociación de Microcervecerías Artesanales del Uruguay (AMAU) están librando una batalla que les permita tener reglas de juego claras y diferentes a las de la industria y un marco legal que les permita continuar desarrollándose con mayor tranquilidad.
Una de esas trabas proviene desde la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) donde mantienen diferencias con la propuesta de los cerveceros artesanales. “Tenemos que lograr convencer a los trabajadores (de la FOEB) a que esto va a generar más trabajo” dijo a La Mañana Carlos Lamarca, presidente de AMAU, porque sin esta diferenciación “la cervecería artesanales de capitales nacionales y emprendedores nacionales no tienen posibilidades de crecer”. Para Lamarca “estamos jugando con reglas de otra escala” de negocios. “Desde hace varios años se le pide al gobierno, basado en datos y realidades “que se reconozca a la cerveza artesanal como un sector distinto a la industrial, algo que aún no ha sido tenido en cuenta.
La desigualdad también en el pago de impuestos
La propuesta que fue rechazada “sin mucho fundamento” también por el Consejo de Salarios implica la creación de una bandeja de actividades específicas para las cervecerías artesanales y que sean regulados por sus propios laudos. Inclusive estos pequeños emprendimientos propusieron laudos que se encuentran por encima de otros sectores como el de la industria cárnica y láctea y que tampoco fueron avalados
Actualmente la pelea se está librando en el Consejo Superior Tripartito. Para Lamarca es de estricta justicia que exista una regulación diferente que les permita trabajar más tranquilos. Como dato aportó que el 50% de las empresas que integran AMAU “no sacan lo que cobra una persona que se dedica a la limpieza en una cervecería industrial”.
Pero también existen otras barreras que afectan el desarrollo del sector como el régimen impositivo en el cual están abarcados. Al igual que industrial, la cerveza artesanal paga Imesi aunque con costos más elevados y que impactan más en la sustentabilidad de esas empresas. Mientras que la cerveza industrial paga un valor ficto del 22% de $82, la artesanal debe afrontar el 22% de $110 que es su costo de producción. Inclusive la diferencia puede ser aún mayor si mediante una ley se rebaja a $52 el ficto de las cervezas industriales como lo pidió el sindicato de la FOEB. En consonancia con lo que sucede con las industriales, las cervezas importadas pagan menores impuestos que las artesanales, incrementando la desigualdad.
AMAU nuclea a 40 cervecerías artesanales
El primer país en desarrollar este sector fue Estados Unidos en la década de 1980 y le siguieron algunos países europeos. En Uruguay los primeros registros de microcervecerías datan de 2007. A partir de ahí la cervecería artesanal no ha parado de crecer, aunque el boom local por esta bebida fue entre los años 2012 y 2016. En ese recorrido algunos emprendimientos comenzaron a posicionarse en el mercado y a trabajar de una manera más profesional mientras que otros quedaron por el camino.
La Asociación de Microcervecerías Artesanales fue creada en 2015 con el fin de generar “un camino” en el cual puedan crecer sus integrantes. Actualmente está conformada por unas 40 empresas pertenecientes a 12 departamentos generando unos 120 puestos de trabajo. Para formar parte de AMAU es necesario ser una empresa registrada que se dedique a la comercialización y/o producción de cervezas.
Los costos de producción desestimulan el desarrollo
Como en todos los sectores de nuestro país, la pandemia del covid-19 afectó notoriamente al desarrollo del rubro. Lamarca explicó que durante ese periodo se “rompió mucho una tela que cuesta hacer” y que tiene que ver con el relacionamiento con el cliente y del cervecero con el bar. “Fueron un par de años que se vendió muy poquito” sentenció el productor de Paysandú.
Los registros de posicionamiento indican que la cerveza artesanal abarca al 2% del mercado local. Para ser más grafico Lamarca dijo que “cada 100 litros de cerveza que se consume en el país, 2 son artesanales”. Estos datos aún son un sabor a poco para quienes viven de esta actividad por más que durante estos años se creció mucho y se trabajó muy bien, “seriamente (en forma) comprometida y (con) pasión”.
Para Lamarca se han logrado buenos productos “pero de todas maneras estamos lejos de tener una parte del mercado que sea incidente en el global”. Defendió el potencial de crecimiento con que cuenta el sector y subrayó el proceso de desarrollo que con 15 años en el mercado alguna de ellas han logrado posicionarse cada vez más. Sin embargo emergen algunas dificultades coyunturales que detienen ese crecimiento. Por un lado estar insertos en “un mercado bastante chico” profundizado con costos de producción que son “desproporcionados” con respecto a la región y el mundo. Y si bien las cervezas uruguayas han cosechado importantes logros en los concursos a los cuales se han presentado a nivel internacional, la evolución de los costos de producción se transforma en una barrera más a la hora de intentar comercializar fuera del país.
Cerveceros artesanales en todo el país
Desde hace 10 años Carlos Lamarca está al frente de su propia marca en el departamento de Paysandú. Contó a La Mañana que crear cervezas artesanales es estar inmerso de un mundo lleno de desafíos. Tan atrapante como “poder interpretarla, conocerla” y saborearla. Con esa pasión con que se transmite conocimientos y mensajes de una tarea que lleva adelante con mucho cariño, explicó los pormenores de una actividad que se lleva adelante con mucha responsabilidad. “Uruguay tiene una larga tradición de consumo de cerveza. Se trata de una cultura bastante arraigada con una bebida que permite un especial maridaje con la gastronomía local. Los canales de comercialización siguen siendo básicamente los bares bajo la modalidad de canilla a barril, aunque en los últimos tiempos han cobrado fuerza las grandes superficies, los estacioneros y los boliches de barrio”.
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