Los comerciantes del departamento de Rivera, más específicamente los de la frontera, hace más de cinco años que buscan soluciones reales para ser competitivos con los comercios brasileños. La pandemia incrementó las problemáticas ya existentes y hoy los trabajadores no solo están en medio de una crisis sanitaria, sino, además, en una crisis comercial permanente.
Ya era común caminar por la ciudad de Rivera (del lado uruguayo) y toparse, de tanto en tanto, con pequeños locales comerciales con sus puertas cerradas y, sobre ellas, algún cartel con un “se vende”, “se alquila” o “se traspasa”. El hecho de que para los riverenses sea prácticamente imposible competir con el comercio brasileño y, por ende, sus proyectos no funcionen, no es una novedad, ya que desde hace más de cinco años que existen reclamos por flexibilidades tributarias que permita a los locales competir con el país vecino.
Sentirse rehenes de la situación geográfica, rehenes de la carga tributaria, rehenes del tipo de cambio y, en estos últimos meses, también rehenes de la pandemia, es el pensamiento compartido de los comerciantes de micro, pequeños y medianos comercios de la zona limítrofe del país. Es que son muchas las personas comerciantes que, en esta pandemia, debieron cerrar su negocio, y otras tantas ya venían con márgenes de rentabilidad de sus negocios casi imperceptibles.
La Mañana dialogó con una comerciante de la zona, Silvia Olivera, quien además es la voz representante del resto de los pequeños negocios en una posible reunión con autoridades nacionales. La entrevistada recordó que no se trata únicamente de un asunto comercial, sino que, además, el ánimo y la salud emocional de las personas se ven afectados cuando el contacto es limitado y la economía aprieta.
“Tenemos que estar con la puerta cerrada, con todo encintado, atendiendo a las personas afuera, y el trato se vuelve diferente. Te genera frustración, la gente se siente bajoneada”, explicó Olivera. Igualmente, aunque estamos limitados, estoy muy tranquila de que no nos hayan impuesto una cuarentena obligatoria, pero pienso que tenemos que ser solidarios, cuidarnos, cuidar a los demás, y eso afecta en lo emocional y en el bolsillo, no hay otra manera si no”, añadió.
“Necesitamos respirar”
La entrevistada aseguró que se siente dolida cuando en otros lugares se comenta que las personas en Rivera no se cuidan del covid-19, porque ella que está allí, cada día ve que la mayoría de las personas sí se cuidan.
“Son pocos y más bien jóvenes los que no respetan, pero, como dije, son en menor cantidad. No se están haciendo reuniones en absoluto, y esto tiene a los encargados de servicios de fiestas desesperados por trabajar. Otro rubro muy complicado ha sido el de las papelerías, que prácticamente no trabajaron en todo el año al no haber clases”.
“Nuestras divisas se van para Brasil y el único que nos puede dar una mano en este momento es el gobierno”, aseguran.
“Cuando vemos toda esta paralización es que notamos que se necesita urgente una solución fiscal, por ejemplo, que se dejaran inactivas las empresas por seis meses, sin que esto les genere interés alguno, es decir, que quede congelado, y que los dueños puedan tener a sus funcionarios en el seguro total para, luego de ese período, volver a empezar”, dijo Olivera.
La comerciante entiende que estas soluciones permitirían que las personas puedan ir respirando, “porque si seguimos apretando llegará un momento que esto se transformará en una ciudad fantasma, y necesitamos respirar”. “Es una tristeza transitar las cuadras y ver los locales cerrados y para alquilar. No es lo que se pinta en televisión, tenemos una cantidad de desempleo nunca vista, las personas no están pudiendo cumplir con sus compromisos, la gran mayoría de los comercios están trabajando realmente a pérdida”.
Aseguró, además, que no es nada fácil estar en el ojo de la tormenta de la emergencia sanitaria y estar atravesando una emergencia comercial histórica. “Necesitamos ayuda del gobierno y por eso queremos que el presidente nos reciba. Hicimos una solicitud en conjunto con la Asociación Comercial de Rivera, ya que contamos con el apoyo de su presidente”. “Estamos unidos en pos de lograr mantener las puertas abiertas de los comercios y no tener que despedir empleados. Tenemos la esperanza de que se nos dé oxígeno para seguir sobreviviendo, con la finalidad de hacer frente a los costos de funcionamientos de las empresas y, a partir de allí, mejorar la situación de las personas”, relató.
En busca de una respuesta
El pasado 27 de octubre se le hizo llegar al presidente Luis Lacalle Pou, una solicitud de entrevista de carácter urgente por parte de la Asociación Comercial e Industrial de Rivera (ACIR) y Olivera en representación de los pequeños comerciantes. La idea es dialogar partiendo de la base de que el comercio de Rivera está viviendo una crisis sin precedentes, en la que los locales están trabajando a pérdida, según dijo la entrevistada.
“Los micro, pequeños y medianos negocios nos agrupamos y decidimos seguir buscando ayuda, como ya lo habíamos hecho tiempo atrás, sin estar tan complicados como hoy”. Explicó que desde las autoridades se exhorta a que las personas del departamento permanezcan en sus casas, “entonces, el poco cliente local que tiene el comercio riverense se queda en su hogar, haciendo más notoria e insostenible la fuga de los compradores para el comercio brasilero”, agregó Olivera.
Indicó también que la cifra de fuga es muy relevante y que los pocos clientes fijos que tenían antes de la pandemia no están consumiendo como antes, ni salen a gastar dinero. “Lo que la gente que está por fuera no entiende es que somos rehenes de nuestra situación geográfica, de la moneda que manejamos (el real contra el peso) y de la alta carga tributaria que tenemos y, a esto se suma, que hace meses somos rehenes de la pandemia”.
Todos los días se están cerrando comercios, y esto es cada vez más grave debido a que Rivera es una ciudad comercial, que se sustenta en base al comercio, e incluso el turismo del departamento es de compras. “A veces, en el sur del Uruguay, se ven en la televisión imágenes de una cantidad de ómnibus llegando al departamento a hacer compras, pero acá los beneficiarios de esa cantidad de compradores solo son unos cinco o seis comercios de la zona céntrica, los comercios de barrios no, los comercios familiares tampoco. Y si las personas no pueden vivir del comercio, no tienen demasiado campo laboral para acceder a otro trabajo”, añadió la representante.
Olivera sostuvo que las ventas han bajado considerablemente, y que ha ingresado una cantidad increíble de mercadería brasileña estos últimos meses. “Nuestras divisas se van para Brasil, y el único que nos puede dar una mano en este momento es el gobierno”. Entre las soluciones que plantean los comerciantes para paliar, en tanto, la situación, es rebajando los cargos fijos de UTE, OSE y Antel. “Lo primero que sucede cuando alguien abre un comercio es que debe pagar altas tarifas comerciales. También necesitamos rebajas de aportes patronales, de IVA en un 50 %. Porque si no hacemos esto no conseguiremos ser competitivos nunca, ya antes no lo éramos y ahora mucho menos”, afirmó.
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