A fines de febrero, con una alerta apenas incipiente de la expansión del virus en el mundo, los uruguayos empezaron a adquirir de a poco algunos productos de farmacia. A partir de la declaración de emergencia sanitaria el 13 de marzo, comenzó un nivel de demanda que provocó que los precios de los artículos de higiene tuvieran un gran impacto, aumentando algunos hasta en un 700%.
La suba significativa de los precios fue alarmante. El hecho de que la pandemia provocara un aumento en los niveles de desempleo y envíos al seguro de paro, supuso un menor ingreso en el bolsillo de la mayoría de los uruguayos reduciendo así sus recursos. Con menos capital y un incremento en los productos necesarios para la emergencia sanitaria, las denuncias que llegaban días tras día a defensa del consumidor superaban con creces las habituales.
Las quejas llegaron por todas partes. Primero de los ciudadanos que necesitaban los productos para protegerse del virus y carecían de ellos, a los cuales les parecía ilógico pagar precios tan caros. Pero por otro lado, de sectores de la población que prescindían de los mismos en la diaria rehusándose a pagar tanto por los mismos que adquirían antes a un valor mucho menor.
Tamara, empleada farmacéutica, afirma que le daba “vergüenza” venderle a la gente a esos precios. “Muchos nos decían que no podían pagar y se retiraban sin realizar la compra”, confiesa. No obstante, hay que tener en cuenta que las farmacias realizaron esas subas abruptas a causa de los proveedores. De no efectuar tales aumentos era impensable pensar en obtener ganancias, por lo que fue imposible que se ajustaran tan fácilmente.
“Parecía que se terminaba el mundo. La gente compraba en base a lo que veía que se hacía viral en Internet acerca de la situación de otros países”, agregó Tamara.
Es un hecho que hoy en día cada vez más empresas se animan y se suman a vender online, ya sea desde su propia página web o mediante las distintas aplicaciones que se manejan para pedir repartos. Dada las circunstancias, muchos comercios tuvieron que replantearse algunos aspectos de la gestión para mantener la calidad en todos los puntos del proceso y dar respuestas oportunas a la demanda creciente.
MEF y MSP tomaron medidas para controlar precios
La Federación Uruguaya de Salud (FUS) manifestó su preocupación ante los precios de algunos productos -como el alcohol el gel y los tapabocas- que aumentaron de manera desmesurada en pocas semanas.
El Ministerio de Economía dispuso que el Área de Defensa del Consumidor se encargara de difundir una lista con los valores de referencia de los productos más afectados (en sus diferentes presentaciones), para que los consumidores pudieran tener una noción de que precios se manejaban en distintos establecimientos comerciales.
Por otro lado, también se implementaron lineamientos desde el Ministerio de Salud Pública (MSP) hacia las mismas empresas, las cuales iniciaron controles para que las compras se tornaran un poco más justas. Los productos llegaban y volaban por el hecho de que algunos compraban en cantidades innecesarias. Por esa razón, la medida a tomar fue racionalizar la venta y así asegurar de mejor manera la disponibilidad de estos insumos para la población.
Aprovechamiento y desinformación
Algunas personas trataron de aprovecharse de esta oportunidad comercializando productos no autorizados en lugares no tradicionales, poniendo en riesgo la salud de la población, ya sea porque el producto no cumplía con el fin deseado (y el consumidor lo utiliza creyendo que sí lo hará) o, peor aún, porque le hace daño a quien lo utiliza.
Asimismo, debido a la escasez de alcohol en gel en el mercado, algunos ciudadanos comenzaron a hacer su propio desinfectante para manos usando recetas que hallaban en la web. Las desventajas y razones para no hacerlo son varias; pero en principio se advierte que terminará con algo que no es efectivo y además constituye desperdicio de ingredientes. Expertos señalan que para elaborar este tipo de producto no alcanza con un tutorial de YouTube donde todo parece sencillo, rápido y sin riesgos mayores.
Por otro lado también se corrieron infinitos rumores sobre cómo prevenir el virus mediante prácticas tales como exponerse al sol o a temperaturas superiores a los 25 grados, la ingesta de alcohol, entre otras. Ana Senatore, química farmacéutica, aseguró consultada por La Mañana que “en este periodo es verdad que han sido muchas las incertidumbres, propias de los tiempos que le lleva a la ciencia generar evidencia concluyente. Hay certezas que se pusieron en duda gracias a un escenario de incertidumbre, plagado de miedos y prejuicios… Quienes estamos brindando un servicio de salud –ya sea en un consultorio o en una farmacia comunitaria cuando damos información– debemos asegurarnos de que lo que decimos sea veraz y promueva el cuidado de la salud con medidas eficaces y seguras”, agregó.
“No debemos pretender ser más realistas que la realidad, buscando respuestas que todavía no existen, repitiendo las quizás pocas pero valiosas certezas que tenemos sobre este virus y las medidas de prevención del contagio”, explicó Senatore.
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