El trabajo de voluntariado es también una forma de amor al prójimo. Uno elige destinar su esfuerzo y tiempo de forma desinteresada, con el único afán de que el otro –a quien a veces no conocemos- se encuentre en un futuro mejor que en el presente. La empatía, el ponerse en los zapatos del otro y la compasión, son pilares fundamentales en esta actividad.
Esta es la esencia de los “Trabajos de Invierno”, un proyecto destinado a estudiantes de todas las carreras de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), organizado por la Vicerrectoría del Medio Universitario, que realiza diversas intervenciones a lo largo del territorio uruguayo.
Este año, la actividad tendrá lugar entre los días 29 de julio al 2 de agosto de 2019, donde 50 estudiantes y 12 docentes realizarán una intervención en salud y derecho en la localidad de José Pedro Varela, en el departamento de Lavalleja, llegando a alumnos de la escuela pública y la Fundación Sophia.
En el año 2010, durante más de cuatro minutos Chile sufrió un sismo de magnitud 8,8 que dejó como saldo 525 muertos y 23 desaparecidos.
El mundo entero se estremeció entonces y gran parte de él se movilizó para ayudarlos. Por entonces, estudiantes de la UCU también lo hicieron. Fue el puntapié inicial de este proyecto. Desde entonces, cada año, los alumnos dedican su tiempo de forma generosa. Anteriormente, se han dedicado a la construcción de viviendas, sumándose a los planes de Mevir, un programa extendido en el Interior que, desde hace casi medio siglo posibilita soluciones habitacionales dignas para miles de familias.
Este año, el diferencial del proyecto está radicado en que los estudiantes realicen actividades de voluntariado vinculadas a la actividad profesional que ellos estudian. En este marco han surgido proyectos distintos. Entre ellos están los de salud oral, que atiende la realidad de niños en edad escolar, y que será llevado a cabo por estudiantes de las carreras de odontología, fonoaudiología y nutrición de la UCU.
Al mismo tiempo, se contará con una arista educativa por parte de un equipo multidisciplinario. La parte asistencial se centralizará en los pequeños que, a sus seis años de edad, se encuentran en la etapa de cambio de dentición. “Buscamos sanar la boca de los chicos para que nazcan dientes nuevos en una boca sana y que aprendan a cuidarse”, adelantó a La Mañana, Federico Todeschini, decano de la Facultad de Odontología de la UCU.
Todeschini, agregó que está comprobado el impacto que tiene este tipo de programas y que buscan que sea incremental. “Deseamos que el año próximo podamos continuar atendiendo siempre a los niños de seis años y manteniendo a los que se atendieron el año anterior, de forma de que en unos años verdaderamente haya un cambio en la salud bucal de los niños de la población”, explicó.
“Está comprobado que este tipo de iniciativas tiene muy buen impacto, pero además deseamos que el programa sea incremental y que podamos tener una influencia directa en toda la comunidad”
La UCU llegó a la localidad gracias al vínculo con el colegio de la Fundación Sophia. “Luego llegamos a la parroquia y nos encontramos con un párroco que si bien es nuevo en la localidad se ha movilizado mucho y tiene importante cantidad de vínculos”, describió Todeschini respecto al proceso. De esta forma, se han ido tejiendo lazos.
La localidad de José Pedro Varela cuenta con poco más de cinco mil habitantes, una única escuela pública que no está comprendida en el Programa Nacional para la Promoción de la Salud Bucal, aseguró el decano, un pequeño colegio de la Fundación Sophia, un par de odontólogos privados y una policlínica de ASSE.
Pero el hecho de que sea una comunidad organizada los impulsó a elegir esta localidad para poder llevar adelante una medida de impacto. “La población nos ha recibido estupendamente bien y estamos muy entusiasmados con la idea. Además, podemos abarcar toda la población”, señaló Todeschini. Asimismo, uno de los factores que también incide en la elección es el tamaño del lugar y el hecho de que exista una necesidad real.
Añadió que la UCU lleva adelante programas de este tipo desde hace más de diez años en el Colegio San José OMI, de los Hermanos Oblatos, ubicada en el barrio Cerro de Montevideo.
“Se viene llevando de forma curricular, todos los alumnos de grado pasan por este programa en algún momento de su formación y esta es la primera vez que lo vamos a estar realizando fuera de Montevideo en una instancia concentrada”, indicó.
Al mismo tiempo, en el marco de Trabajos de Invierno, estudiantes de derecho y de otras carreras realizarán intervenciones educativas a liceales y talleres de formación, apoyo vocacional, formativos y de derechos.
Todos los alumnos deben pasar en algún momento de su carrera por los programas de voluntariado de la UCU, lo que refuerza además el vínculo entre el estudiante, la universidad y la sociedad.
Para poder movilizar a todo el equipo, se ha contado con el apoyo de la Intendencia de Lavalleja que, durante una semana, brindará la comida a los voluntarios quienes, a la vez, se alojarán en un club de baby fútbol. Asimismo, contarán con un segundo nivel de atención en el centro asistencial de la zona como apoyo al programa de salud.
El decano señaló que participar de estas actividades les aporta mucho a los estudiantes y que forma parte del proceso de extensión universitaria, donde se logra el vínculo con la comunidad. De esta forma, explicó que más allá de cubrir las necesidades se logra un objetivo formativo donde los alumnos conocen una realidad distinta. “Se trata de algo que cualquier universitario tiene que ser capaz de entender, porque es parte de su ser profesional y de la formación de la universidad”. El trabajo caritativo se extiende también a los docentes, que no reciben una remuneración extra por participar del programa.
De igual forma, remarcó que siempre se ha logrado un número importante de participación del estudiantado y que son conscientes que a ellos les genera mucho entusiasmo. “Deseamos que sea una muy buena experiencia y también motivadora para los años subsiguientes”, dijo respecto a las expectativas.
Esta iniciativa permite, además, fortalecer vínculos internos y crear sinergia entre la universidad y los estudiantes que trabajarán a doble horario, pero sobre todo, fortalecer la propia identidad de cada voluntario.
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