La Fundación Vida Silvestre trabaja en la preservación de la biodiversidad de nuestro país, al tiempo que inspira a futuras generaciones a valorar y preservar la riqueza natural. Con su trabajo, asegura que los paisajes uruguayos sigan siendo un refugio para la vida y un legado para el futuro.
La Fundación Vida Silvestre fue creada con el objetivo de llenar un vacío en la investigación y conservación de la fauna en Uruguay. Encabezada por su presidente, el investigador e ingeniero agrónomo Óscar Blumetto, trabaja en la protección y conservación de la flora y fauna del país. Esta organización, nacida hace 25 años del entusiasmo de un grupo de jóvenes apasionados por la naturaleza, ha evolucionado de manera significativa, posicionándose en la defensa de la conservación en Uruguay.
En sus comienzos, el panorama académico era limitado, con pocos investigadores en la Universidad de la República y el Museo de Historia Natural, recordó Blumetto en entrevista con La Mañana. No obstante, este grupo inicial encontró en la fundación una plataforma para desarrollar proyectos que, con el tiempo, se han expandido más allá de la fauna, abarcando también áreas marinas y terrestres.
En los últimos años, la organización ha crecido, pasando de ser una iniciativa totalmente voluntaria a tener un equipo profesional de biólogos, agrónomos y otros especialistas. Actualmente, uno de los programas más destacados de Vida Silvestre es el de Refugios de Vida Silvestre, que se enfoca en la conservación en tierras privadas, además de impulsar la creación de un marco legal para las áreas protegidas privadas en Uruguay.
Entre los logros más significativos de la fundación se encuentra la participación activa en la creación de la Ley de Áreas Protegidas, un hito importante para la conservación en el país. Asimismo, Vida Silvestre organizó tres congresos sobre áreas protegidas antes de que existiera la ley. “Demostramos un compromiso sólido y una visión a largo plazo en materia de conservación”, resaltó Blumetto.
La necesidad de financiación en la conservación
Sin embargo, los desafíos persisten. Uno de los principales es la falta de recursos económicos, tanto nacionales como internacionales, para apoyar los esfuerzos de conservación. “Uruguay enfrenta dificultades para acceder a fondos internacionales destinados a la conservación debido a su clasificación como país no pobre”, subrayó Blumetto. Además, existe una necesidad de incentivos económicos para los propietarios privados que eligen dedicar sus tierras a la conservación, un aspecto que aún requiere desarrollo legislativo y apoyo estatal.
Es que, en Uruguay, la mayoría de las áreas protegidas públicas son de pequeña extensión y, a menudo, de propiedad privada. Esto subraya la importancia central de las áreas privadas en la conservación de la biodiversidad. “Es fundamental crear un marco legal que reconozca y apoye estas áreas privadas, ofreciendo incentivos a los propietarios que deciden proteger sus tierras”, reconoció el actual presidente de Vida Silvestre. El objetivo es que estos esfuerzos de conservación sean sostenibles y atractivos para más propietarios.
Caminatas silvestres
En tanto, un componente clave del trabajo de Vida Silvestre es la educación ambiental. Según el presidente de la fundación, la sensibilización y valoración de la naturaleza son esenciales para su conservación. A lo largo de los años, se han desarrollado diversas estrategias, desde cursos y talleres hasta actividades de ecoturismo, como las Caminatas Silvestres. “Nuestras actividades de ecoturismo permiten a los participantes experimentar la belleza y fragilidad de los ecosistemas uruguayos”, sostuvo el entrevistado.
Las Caminatas Silvestres no solo educan, sino que transforman a los participantes, quienes, según indicó el investigador, adoptan comportamientos más respetuosos con el medioambiente en sus vidas cotidianas. Estas actividades han creado una red de seguidores que continúan participando año tras año y promueven la conservación entre sus círculos sociales. Arraigadas en la vasta diversidad de paisajes, se desarrollan en una variedad de entornos naturales, desde densos montes hasta costas marinas. “Exploramos una gama de lugares emblemáticos en todo el país, desde el Parque Nacional Santa Teresa hasta los humedales del este”, comentó Blumetto. Por lo general, estas travesías pueden durar entre tres y cinco días, dependiendo de la ruta seleccionada y las actividades planificadas. Durante la expedición, los participantes tienen la oportunidad de pernoctar en campamentos situados estratégicamente en medio de la naturaleza, lo que les brinda la oportunidad de conectarse íntimamente con el entorno y disfrutar de la tranquilidad de las noches estrelladas. Los campamentos están diseñados para ser sencillos pero cómodos, proporcionando refugio y seguridad a los excursionistas después de un día de exploración.
De todas formas, las principales amenazas a la biodiversidad en Uruguay son similares a las del resto del mundo: el cambio en el uso del suelo y la intensificación agrícola, así como la urbanización en la costa. A pesar de estos desafíos, “existen modelos de producción compatibles con la conservación, como la ganadería extensiva”, destacó Blumetto. Es en esta línea que Vida Silvestre aboga por estos modelos y busca mercados que valoren y paguen un precio justo por productos sostenibles, lo que puede servir como incentivo para los productores.
El apoyo de la comunidad
No obstante, la conservación de la biodiversidad no puede lograrse sin la participación de las comunidades locales y otras organizaciones. En esta línea, Vida Silvestre trabaja en estrecha colaboración con municipios, intendencias y grupos de la sociedad civil, reconociendo que la conservación efectiva debe realizarse in situ. “La educación ambiental y la sensibilización son pilares fundamentales en este proceso”, clarificó el entrevistado, quien agregó que “se ha visto un cambio notable en la sensibilidad de la población hacia la conservación a lo largo de los años”.
Mirando hacia el futuro, Vida Silvestre se enfoca en expandir sus esfuerzos en la conservación marina y continuar desarrollando programas de educación ambiental. La red de Refugios de Vida Silvestre sigue siendo un componente central de su estrategia, con más de 30 áreas ya incorporadas y una lista de espera de propietarios interesados en unirse al programa. La limitación actual radica en la falta de recursos para realizar los relevamientos de biodiversidad y el seguimiento necesario, pero la fundación sigue comprometida con su objetivo. “Nuestra misión es proteger la riqueza natural de Uruguay e inspirar a futuras generaciones a valorar y preservar nuestro patrimonio natural”, alegó Blumetto.
La conservación de la biodiversidad en Uruguay enfrenta múltiples desafíos, pero también cuenta con oportunidades significativas. En ello, indicó Blumetto, la organización trabaja bajo la premisa de que es posible crear un impacto positivo y duradero. Su enfoque en la educación, la colaboración comunitaria y la conservación privada ofrece un modelo valioso para otros países y organizaciones comprometidas con la protección de nuestro planeta.
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