El Dr. Rodolfo Ferrando, profesor agregado en Medicina Nuclear e Imagen Molecular en el Hospital de Clínicas, señaló que falta más educación a la población sobre los efectos negativos del cannabis. En diálogo con La Mañana explicó el estudio que lleva adelante para determinar cómo afecta esta droga al cerebro.
¿Cómo es la situación que observa hoy en día sobre el consumo de drogas?
Mi trabajo es de investigación y efectos cerebrales del consumo, en especial en lo referente a pasta base de cocaína y en los últimos años en cannabis. La información que manejo, por cercanía con otra gente del equipo de investigación que trabaja conmigo, es que en lo referente a pasta base se llegó a una meseta y no continuó creciendo. Es un consumo que se da con alta prevalencia en poblaciones vulnerables. Con referencia al cannabis, es más transversal en las diferentes clases sociales y a su vez está el posible impacto de la regulación del mercado. Los primeros datos estarían arrojando que no hay un aumento de la prevalencia de consumo con la regulación del mercado. Sí, hay percepción en la comunidad psiquiátrica de más consultas por complicaciones en consumo.
¿A qué se podría deber ese incremento en las consultas?
Esto es una hipótesis bastante personal y tendría relación con el aumento de la potencia del cannabis, lo cual es una tendencia mundial en los últimos años. De hecho, la mayoría de los estudios de investigación que hay están hechos en épocas en que el cannabis tenía 2 o 3% de THC, que es el principal constituyente psicoactivo del cannabis. Esos fueron los primeros valores que usó el Instituto de Regulación y Control del Cannabis [Ircca] en el mercado nuestro, en la venta en las farmacias, y ya ni siquiera son los que se usan hoy en día, donde hay disponible cannabis con más de 10% de THC. Y los auto cultivadores y los clubes de membresía utilizan cannabis con mucha mayor potencia. Eso lo puedo corroborar en mi experiencia personal, porque hemos analizado muestras provenientes de clubes y de gente que tiene cultivos propios, y el promedio está arriba de 20%. Se conoce que hay cannabis inclusive de mucha más potencia.
Se está realizando un reclutamiento para estudiar acá en Uruguay los efectos del cannabis en el cerebro. ¿Qué puede comentar al respecto?
El estudio proviene del Centro de Medicina Nuclear e Imagen Molecular del Hospital de Clínicas, que es donde me desempeño como profesor agregado. Se trabaja con técnicas que muestran por imágenes cómo están funcionando las diferentes regiones del cerebro. A su vez, dentro del equipo hay gente que hace evaluación toxicológica, psiquiátrica y expertos en neuropsicología. El estudio es financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República. Empezó a fines de 2019 y en 2020 con la pandemia retrasó mucho el reclutamiento de los participantes del estudio. Lo que se pretende es analizar el impacto del consumo del cannabis disponible en el mercado regulado que tiene Uruguay. Hay varios grupos objeto de estudio. Uno tiene usuarios de cannabis de baja potencia, específicamente a los usuarios de farmacias. Después hay otro grupo que tiene cannabis de alta potencia. Ese grupo se decidió reclutar inicialmente de clubes de membresía a los cuales se agregó después los auto cultivadores. Pero ha sido más difícil de reclutar. En el de farmacias hicimos un llamado directo, con el apoyo del Ircca. Se anotaron unas 100 personas y reclutamos más de 20. En los clubes encontramos mucha más resistencia. De hecho, terminamos reclutando más en el boca a boca o a través de la Federación de Clubes. Pero la realidad es que no hay interés. Lo que más les interesó a algunos fue el analizar las muestras gratis, las plantas. De todas maneras, tenemos unos 13 participantes hasta ahora en ese grupo contra unos 23 de las farmacias. En este último caso son suficientes para un análisis estadístico. Los de clubes y autocultivo todavía no. Además, tenemos un grupo (denominado De Control) que son consumidores ocasionales.
¿Cuándo podrían estar los resultados de estos estudios?
Creo que en el correr de este año vamos a dar los resultados. Pensamos reclutar en los próximos meses esos usuarios más que necesitamos para el grupo de auto cultivadores y clubes.
Dentro de los estudios que ya ha realizado, ¿cuáles son los efectos que se producen en el cerebro por el consumo de cannabis?
Tengo estudios de usuarios de cannabis de farmacia con una concentración del 4% y otros de usuarios de clubes con una concentración cercana al 20% de THC. En ese grupo todavía no hay datos suficientes, para un análisis estadístico, porque se sigue reclutando personas para el proyecto. Todos los participantes del proyecto de estudio son mayores de 18 años y es uno de los de los requisitos. En el tema de adolescentes hay una exhaustiva bibliografía al respecto. Hay conceptos que se manejan por el consumo de drogas psicoactivas un periodo crítico del desarrollo cerebral. Sobre todo, en ciertas funciones que maduran en la adolescencia, que son funciones propias del cerebro humano, particularmente lo que se llama la corteza prefrontal y sus conexiones. Cuando somos adolescentes nuestro comportamiento está madurando, las capacidades cognitivas, el comportamiento social, el juicio moral y lo que es la capacidad de planificación a largo plazo y si uno introduce una sustancia y actúa sobre esas regiones, puede alterar la maduración de esas regiones cerebrales.
¿Cuánto impacta entonces el uso de cannabis en la adolescencia?
Hay estudios que se han centrado mucho en el riesgo de psicosis, donde han arrojado, con mayor claridad, una relación entre el consumo de cannabis y desarrollo de psicosis crónica. Esto pone en evidencia una vulnerabilidad específica en esta edad. Hay otros trastornos como la ansiedad o depresión y una asociación entre el uso problemático de cannabis en la adolescencia y que al adolescente le vaya mal en diversos aspectos de su vida. A nivel cerebral se ha demostrado atrofia de ciertas áreas del cerebro. Y estudios demuestran que, aun con frecuencias relativamente bajas de consumo, hay riesgo de que se estén alterando estructuras cerebrales durante la adolescencia.
¿A un consumidor regular de cannabis se le observan cambios dentro de la estructura de su cerebro?
Sí, tiene. El consumo semanal, por ejemplo, de los usuarios de cannabis de farmacias, estaba entre 2 gramos y 20 gramos. O sea, hay gente que lo hace en forma regular, pero no está embarcada en un consumo importante. En este grupo, en un análisis preliminar, que ya lo comunicamos en un congreso a nivel latinoamericano y otro a nivel mundial, se demostró cambios relevantes en la función cerebral y estadísticamente significativos. Es en regiones del cerebro que están dentro de lo esperado y que concuerdan con estudios de la literatura, que muestran que hay una modulación de ciertas áreas que pertenecen en buena parte a lo que se llama el sistema de recompensa.
¿Qué opinión, entonces, le merecen estos resultados de un producto que es ofrecido de manera legal y producido por el Estado?
El cannabis que vende el Estado es un producto que se estudia mucho antes de largarse. Fui miembro del programa de salud cerebral del Ministerio de Salud Pública y se me pidió específicamente mi opinión sobre cuál era una concentración de THC relativamente segura y lo más alta posible para ofrecerse a los usuarios. Estuvo la problemática de decir que los consumidores buscan de alta potencia, entonces si no se les ofrece lo van a ir a buscar por otro lado, que era lo que estaba pasando. Eso le veo bien. Pero para mí el consumo de marihuana es malo. Es malo para la salud y eso es algo que debería tener claro la población. Es como el tabaco que no hace bien y todo el mundo lo tiene muy claro. El cannabis tiene una cantidad de efectos negativos demostrados y discutirlo es ponerse necio. Y el consumidor debe saberlo. Estoy de acuerdo con el mercado regulado, pero no soy pro-consumo. Lo que hay que hacer es aprovechar esta situación de regulación, para educar mucho más, porque ahora el Estado tiene esa responsabilidad, ya que está ofreciendo la sustancia.
Según su criterio, ¿existe esa educación por parte del Estado?
Según mi visión aún es insuficiente. Hay conciencia sobre que esto ha estado en el debe desde el inicio de la regulación del mercado y que probablemente esa sea la pata floja que tiene todo este tema de la regulación. Creo que hasta el momento no se ha procedido de la forma ideal en este aspecto. Falta más información a la población y más educación en cuanto a los efectos negativos del consumo de cannabis. En el tabaco hay una política clarísima y no hay lo mismo con el alcohol y no lo está habiendo con el cannabis.
¿A qué se debe esto?
Se manejan otros intereses. Como con el alcohol, hay una industria atrás. Y cuando hay intereses económicos, políticamente las situaciones son más difíciles de manejar. Esto siempre pasa. Entonces, es más difícil para las autoridades enfrentar esos intereses cruzados.
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