El país más envejecido de América Latina es Uruguay, con el 18% de su población con 60 años o más, similar a lo que sucede en Japón, Italia, Portugal, Alemania y Finlandia. ¿Cómo se encuentra preparado Uruguay para cuidar a nuestros adultos mayores y ante una extensión de dos años más en la esperanza de vida?
Uruguay es el país más envejecido de la región, si bien antes estaba equiparado con las cifras de Cuba, hoy lo supera con un 16% de personas mayores de 65 años y 18% mayores de 60 años, y con una tendencia demográfica creciente en ese sentido. Otra cifra que marca la propensión es que los menores de 14 años en Uruguay representan solamente el 18% del total de la población uruguaya, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística.
En esa línea, La Mañana dialogó con la doctora en geriatría y presidenta de la Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría (SUGG), quien indicó está del todo claro si nuestro país está del todo preparado para un envejecimiento mayor de la población, sobre todo por el acceso de los cuidados y porque en general estas cifras suelen darse en países del primer mundo. De acuerdo con el último censo, lo que nos está “salvando un poco” es el saldo migratorio con esas 60 mil personas que llegaron en el último quinquenio.
De todas maneras, aseguró que lo importante es que, durante muchísimos años, a partir de 1919, en Uruguay se tiene una consideración por sus personas mayores, y todas tienen una pensión o jubilación. “Tenemos casi el 100% de la población con beneficios económicos para los adultos mayores”, expuso la entrevistada.
Agregó que, si se piensa en el bienestar de la persona mayor, Uruguay está despegado en ese sentido, ya que, por ejemplo, la pobreza dentro del rango de las personas mayores no llega al 1,4%, “lo que es algo inédito en la población de personas mayores en el mundo”. Igualmente, dijo que la pobreza, en realidad, es una cifra que a veces es muy difícil de manejar en el día a día, porque si bien tienen haberes jubilatorios o pensiones, muchas veces estos aportes desde el Estado benefician a las familias también, no solo a la persona mayor.
“La vida en familia es lo mejor”
Según la opinión de la especialista, “siempre vivir en la familia es lo mejor”. Afirmó que los cuidados y el entorno familiar es siempre la mejor opción. Comentó que la idea de los establecimientos de larga estadía es muy occidental, y que en culturas como las orientales no se plantean, prácticamente no existen. “Creo que en el entorno de donde se nace, se crece y se vive, también hay que envejecer, pero es una postura particular”, aclaró.
De todas formas, informó que cuando se observa lo que pasa en Uruguay, la mayoría de nuestros adultos mayores está bien y no es dependiente, solo un 6% tiene dependencia severa y nada más que un casi 4% está en establecimientos de larga estadía. “Es muy bajo el porcentaje, pero lo que sucede es que, si nos ponemos a pensar en la cantidad que son, nos parece mucho, sin embargo, en los hechos no es tanta. Nosotros gozamos de una nueva salud en las personas mayores”.
En esa línea, nombró al Sistema Nacional Integrado de Salud con un cuidado especial hacia la persona mayor, por lo que, en general, tiene herramientas para lograr una buena vida o una vida aceptable. “El estado de bienestar actual de ellos es bueno, porque pueden acceder a la salud, a lugares como plazas de deporte, centros de día gratuitos para realizar actividades físicas, intelectuales o manuales”, explicó Massera.
Cuando la vida en familia no es una opción
La doctora fue consultada cerca de los casos en los que, por ejemplo, el adulto mayor no puede permanecer en el hogar, tanto porque su familia no está durante el día y es difícil cuidarlo, o porque él mismo, con base en sus ingresos o necesidades, elige vivir en una residencia. En respuesta, la doctora apuntó que “dejar el hogar es una decisión muy difícil, porque estás dejando a la familia y al entorno”, pero si hay que elegir, “lo más importante es que la residencia esté cerca del hogar y los afectos, porque no está bueno asilarse del todo de la realidad”.
Sumó que es preciso tomar en cuenta que el lugar tenga las mínimas comodidades para que el adulto se sienta bien, como lo es un espacio de determinado metraje, con elementos necesarios para que pueda llevar una vida digna o que el sitio esté supervisado por un médico geriatra en lo posible.
“Como en Uruguay somos pocos geriatras, es difícil que todas las residencias tengan un médico de esa especialidad, pero debe haber una dirección técnica médica que se haga cargo de cumplir con las normas que se deben en estos establecimientos. También se debe evaluar la parte de alimentación, de recreación del lugar, todos los cuidados básicos y no básicos, que cuente con espacios abiertos donde se pueda acceder libremente es fundamental”, aseguró la entrevistada.
Facilitar trámites y mejorar inspecciones
Cada vez se agregan más figuras en las residencias para poder tener una habilitación total, se necesita de un director técnico que, en lo posible, sea médico geriatra, un dueño del lugar, enfermeros, cuidadores, trabajador social y psicólogo, más las habilitaciones como la de bomberos. La realidad es que no todos logran cumplir con los requerimientos en su totalidad, entonces, ¿cómo se puede solucionar?
Massera, dijo que desde la SUGG siempre están tratando de dar sus opiniones, sea el gobierno que sea, y tratando de reunirse con actividades del Ministerio de Salud Pública y de Desarrollo Social. “Últimamente nos estuvimos reuniendo con el Mides, a partir del tema que se dio con residenciales, los incendios y las cosas desagradables que sucedieron”.
“Nuestra opinión es que habría que simplificar, transversalizar datos entre los ministerios y poder aunar esfuerzos para facilitar la habilitación de estos establecimientos, porque naturalmente todas las exigencias son válidas y necesarias, lo que no es tan válido es todo el trámite que se requiere para acceder al certificado de habilitación. Llega un momento en el que los dueños de las residencias se agotan, no solo desde el punto de vista financiero, sino desde el lado del tiempo y las exigencias para lograr estar completamente en regla”, explicó.
La doctora indicó que la visión de la Sociedad es que tampoco existe un norte en lo que es el aspecto inspectivo, ya que hay una falta de protocolo común entre inspectores de ambos ministerios y, a su vez, es sumamente costoso obtener la habilitación de Bomberos. “Dialogamos sobre todos estos temas con ambas carteras, dimos nuestra opinión, lo llevamos por escrito, fuimos muy bien recibidos y estamos trabajando en eso para ver si se puede aceitar un poco la situación”, comentó.
Aclaró que “no todos los establecimientos de larga estadía que no están habilitados es porque no sean excelentes lugares, y no todos los habilitados son excelentes lugares, hay que poner el ojo en otras cosas. No es mala voluntad, lo que pasa es que cuando se hacen cosas a partir del Estado, en general, se burocratiza muchísimo”, puntualizó.
Abordar la pobreza desde la niñez
Respecto a las cifras de pobreza en adultos mayores en Uruguay, Massera expuso que es un asunto que debe ser encarada desde la niñez. “En el interior, por ejemplo, está prácticamente erradicada la pobreza en las personas mayores, ese 1,4% que sí está bajo la línea de pobreza se ve en Montevideo”, informó. Aseguró que es importante recalcar cómo va a crecer en los próximos años la esperanza de vida, que se estima que crecerá dos años más, por lo tanto, se tiene que lograr que esa población de personas mayores se mantenga autoválida. “Entonces, las políticas que hay que realizar desde el punto de vista nacional, son sobre las personas jóvenes, los niños, para que cuando lleguen a esa edad adulta estén en condiciones y sean independientes”, opinó.
Enfatizó en la idea de hacer políticas públicas en lo que es la buena alimentación, el ejercicio físico bien realizado, tener estudios, todo desde la niñez y que permita que cuando se llegue a la edad adulta mayor se tenga una buena calidad de vida, intelectualmente apta para continuar siendo independientes.
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