En su número del 26 de abril de 2018, Búsqueda dedicó una página a ventilar aspectos de la vida personal de quien había sido el propietario y alma mater de la cadena de supermercados Tienda Inglesa. La nota llamó la atención, porque tanto el tema como la forma de encararlo parecían excéntricas a la tradición de esta otrora prestigiosa publicación, fundada por el Dr. Ramón Díaz, defensor de los valores libertarios. El artículo arrancaba con “Dos patrulleros de la Policía estacionaron frente a una casona en la zona de Carrasco…”, adelantando un desarrollo propio de una novela de Corin Tellado, de las que se conseguían en una época en Supermercados Disco.
No pasó desapercibido en ese momento que ese repentino interés periodístico contrastaba llamativamente con el hecho que el semanario ignoró completamente las noticias que surgían de Europa acerca del Grupo Casino, controlante de la cadena de Supermercados Disco, y competidor local de Tienda Inglesa.
Tres años antes del interés del semanario por la vida del Sr. Henderson, en 2015, el fondo de inversión Muddy Waters centraba su atención en el Grupo Casino. Carson Block, el principal del fondo, cuestionaba en un duro informe las prácticas contables del grupo, cuyas empresas se entrelazaban en complejas estructuras societarias supuestamente diseñadas para esconder un elevadísimo nivel de deuda. “El grupo Casino es una de las empresas más sobrevalorizadas y menos entendibles que hayamos visto. El problema principal con Casino es que sus estados contables no sirven en lo más mínimo para comprender la pobre salud de la empresa. De hecho no distinguen entre lo que Casino tiene y lo que debe, y estimamos un apalancamiento de 10 veces, entre lo que debe y su patrimonio”.
La intuición de Block probó ser correcta, ya que justamente el negocio de los supermercados es que se financian con proveedores, y tienden a vender al contado, por lo que históricamente son generadores de fondos. El aumento vertiginoso de la deuda solo se podía explicar por el vértigo de adquisiciones que llevó adelante Jean-Charles Nouri, el director general del Grupo Casino nacido en Argelia. Según el informe de Block, el grupo había incurrido en una serie de transacciones financieras destinadas a distorsionar sus estados contables.
Esto provocó una caída de las acciones del Grupo Casino, que recurrió a la justicia francesa para defenderse de las acusaciones. Nouri intentó ante la prensa presentar el enfrentamiento como una lucha entre el capitalismo de tipo “anglosajón” y el “modelo francés”, pero el tiempo y la realidad parecieron ir dándole la razón a Block, quien desde el primer momento afirmaba que se trataba de una firma “opaca”.
Finalmente, en mayo de 2019, Nouri puso a sus empresas controladas en concordato, bajo las leyes francesas. Según informaba el Financial Times, ya para mediados del año pasado el Grupo Casino había perdido acceso a los mercados de financiamiento de corto plazo, lo que lo hizo más dependiente del crédito bancario, justamente en un momento en que los bancos ya se encontraban demasiado expuestos a la empresa controlante, Rallye.
Fue así que el grupo empezó a considerar la venta de sus operaciones en América Latina como forma de cancelar deuda, algo que requería previamente simplificar su hermética estructura societaria. Casino ya tenía una relación conflictiva con su controlada Pao de Azucar de Brasil, de la cual se había apoderado totalmente tras un mediático conflicto con su fundador, Abilio Diniz, uno de los empresarios más respetados del país norteño.
No sería la primera vez que una endeudada empresa europea utiliza una subsidiaria para movimientos de fondos que luego terminan dañando la imagen del país. Cabe solo señalar lo ocurrido hace años con la italiana Parmalat. Para nuestro país no sería tampoco la primera vez que un “pied-noir” se ve involucrado en una trama financiera.
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