“…la ley es como el cuchillo
no corta a quien lo maneja … ” José Hernández.
Con el Parlamento en receso, y avanzando sobre la Justicia, la Fiscalía pretende incidir en la lisa política intentando perjudicar al candidato Guido Manini Ríos a un mes de las elecciones.
Ya no es lo que las encuestas dejan entrever del inesperado avance de Cabildo Abierto, donde las más tímidas mediciones le asignan 3 senadores y 9 diputados como piso. La gran preocupación que genera esta nueva opción política es el hecho que desde su inicio, hace apenas cinco meses se ha mantenido en constante crecimiento, lo que le augura un muy posible acceso a la segunda vuelta y a la postre el triunfo electoral. Y esto genera pavor en el mundo de los intereses espurios, que no se resignan a entregar “la plaza”.
¿Cuál es el motivo de todo esto? ¿Será que molestó que Manini sugiriera que el narcotráfico goza de protección en los círculos de poder? ¿Qué necesidad existe de articular esta burda maniobra antes de las elecciones?
¿Pensaban que iban a engañar al soberano?
Todo conduce a pensar que en esta recta final de treinta y pocos días se podría producir un fenómeno explosivo donde la ciudadanía, ya harta de estos quince infructuosos años y desconfiada de las promesas de los políticos históricos que se postulan como alternativa, apoyarían masivamente a esta pujante fuerza nueva.
Y esta fuerza que desde su inicio tuvo que soportar una permanente campaña de etiquetados falsos y desinformación para cerrarle el paso desde su nacimiento, ahora se le suma la continuada amenaza de indagatoria al líder de Cabildo Abierto, que se desparrama a través de los medios de prensa taimadamente. Resulta muy llamativo que sea la Fiscalía la que tiene la carga de probar el supuesto ilícito de quien ha tenido una intachable trayectoria como militar y ciudadano.
En su momento el entonces Comandante del Ejército le hizo llegar el expediente a su jerarca inmediato, el ministro de Defensa. Mediante el cual las actuaciones debieron llegar al Presidente de la República, quien de acuerdo al art 168 núm 2° de la Constitución, ejerce el mando superior de las Fuerzas Armadas. Manini estando sometido a jerarquía por lo cual no podía hacer por sí mismo la denuncia correspondiente sobre las declaraciones de Gavazzo, sin la intervención de sus superiores.
Destacados juristas ya habían informado a su debido momento de la pérdida de independencia del Poder Judicial, consagrada en el nuevo Código de Proceso Penal, que le otorgó a la Fiscalía de la Nación un poder extraordinario sobre la prosecución de las causas penales. Es de hecho la Fiscalía la que puede decidir por sí sola proseguir o no las investigaciones y cuales personas serán objeto de las mismas, o dejadas de lado.
Lo cierto es que esta nueva modalidad, que hoy causa tanto estupor al sector de la ciudadanía que clama por un cambio auténtico, no constituye un hecho inédito en la historia de nuestra república. Este nuevo giro con que se pretende manipular el juego electoral, nos recuerda los tiempos oscuros de la salida del gobierno “Cívico Militar,” que ensoberbecido con un poder que creía no tenía fin, aunque cambiara de forma – al final de su ciclo y ya a la salida- se seguía considerando con facultades suficientes como para decidir si Wilson Ferreira podía o no, ser candidato, por más que representara una notoria mayoría nacional. Claro que para “legalizar” esa proscripción se contó con la complicidad de la parodia de un pacto: el Club Naval.
O lo que es peor aún, nos estamos retrotrayendo a aquellos tiempos aciagos del “mitrismo”, donde se imponía el “hacete amigo del juez” o atenete a las consecuencias, que era sinónimo de apoyar al candidato del oficialismo, si no el pobre gaucho perdía sus pertenencias y era deportado a la frontera!