Las últimas cifras de desempleo para el total país se ubicaron en 8,6 por ciento, equivalente a un total de 160 mil desocupados. La tasa para Montevideo fue de 7,9 por ciento, mientras que en el interior la principal cifra es en Artigas, con 12,6 por ciento.
En diálogo con La Mañana, el economista Nicolás Cichevski consideró que el año culmina con un nivel de desempleo más bajo a lo esperado hace un año. Recordó que a finales de 2021 ya se habían alcanzado y superado los niveles de empleo de 2019 y en 2022 había sido un año relativamente chato en ese sentido. Por otra parte, este año comenzó con una economía afectada por la sequía, pero sobre todo por el contexto de Argentina y el impacto que esto tiene en el comercio y los servicios, sectores que suelen ser más intensivos en empleo. De esta manera se culmina el año con unos cincuenta mil puestos de trabajo más que el año pasado, en un escenario en el que el salario real también se ha recuperado.
Cichevski dijo que la masa salarial terminará creciendo casi cinco por ciento este año “y eso es un poco la sorpresa”. No obstante, aclaró que los puestos de trabajo creados han sido informales en su mayoría. Esto “sería el rezago que quedaba para volver al mercado de trabajo tras la pandemia. Durante esa etapa la gran mayoría de los puestos de trabajo que se perdieron, y los que no habían vuelto, eran los trabajadores informales, y esos son los que han vuelto a buscar trabajo hoy”.
Aclaró que “es positivo generar puesto de trabajo formales, pero también es mejor generar puestos informales, a no generar ninguno”.
Cuando se lo consulta sobre si estamos en el tope del trabajo informal, Cichevski explicó que a partir de 2015 la tasa de informalidad se estancó en torno a veinticinco por ciento, o sea uno de cada cuatro trabajadores era informal. Se trata de cuatrocientos mil trabajadores que estaban en el sector informal. Hoy en día se está un poco por debajo de esa cifra, habiendo menos que en 2019, o sea en la prepandemia. No obstante, señala que “es posible que todavía queden algunos trabajadores informales que no volvieron. O sea, todavía ni siquiera integran el número de desocupados, que son aquellos que buscan trabajo. No están buscando trabajo por la razón que fuere, salieron del mercado de trabajo”. A esto se agrega que la estacionalidad hace que en verano la tasa de empleo sea más alta.
Cuando se lo consulta sobre dónde pueden estar las posibilidades de empleo, sostiene que la creación de nuevos puestos este año viene a cerrar la brecha que se había generado con la pandemia. En el largo plazo, la masa salarial, que es la combinación de empleo y salarios, crece al mismo ritmo que el Producto Interno Bruto (PIB). Si este se incrementa tres por ciento, y los salarios dos por ciento, el empleo probablemente crezca uno por ciento en el año.
En 2021 el salario cayó y se estabilizó en 2022. Se generó un brecha, ya que en 2021 creció cinco por ciento el PIB y 2022 otro cinco por ciento y la masa salarial no creció diez por ciento. “Eso pudo haber sido por la composición del crecimiento que estuvo orientado al sector agroexportador que es menos intensivo en empleo. Y este 2023 cerró la brecha porque la masa salarial va a crecer cinco por ciento y la economía prácticamente cero o apenas alguna décima”, explica nuestro entrevistado.
De esta manera, y pensando en 2024, cuando se espera un crecimiento del PIB de tres por ciento, con salarios creciendo quizás algo por encima de dos por ciento, “el crecimiento de empleo es más bien limitado. Creo que vemos un 2024 con el nivel de empleo estable”, acotó.
Nicolás Cichevski explica que el dinamismo del mercado laboral es muy heterogéneo. Los sectores con baja capacitación van a seguir teniendo problemas de empleo, sobre todo en un contexto externo que no hará crecer a Uruguay a tasas de tres o cuatro por ciento como en otros momentos, como fue a la salida de la pandemia o con el boom de las commodities que terminó en 2014. “Mantener estos niveles de empleo, no necesariamente sería un mal resultado, sobre todo teniendo en cuenta la sorpresa del alza de este año. Lo que hay que hacer es lograr que los treinta o cuarenta mil puestos de trabajo que no estaban en los planes de nadie y se crearon este año se mantengan el año que viene”, reflexiona Cichevski.
Argentina seguirá barata
Sobre como influirá la finalización de la planta de UPM, el economista señaló que afecta al sector de la construcción, pero “fue un poco más suave a lo que se preveía hace unos trimestres. En cierta medida, el plan de obras de infraestructura vial y la promoción de la vivienda social están apuntalando el empleo en la construcción y haciendo que el impacto de la finalización de la planta no sea algo tan abrupto”.
En referencia a la situación en Argentina, para el economista no solo tiene repercusión con el contrabando, sino también en el denominado turismo de compras. Además, en términos relativos es mucho más barato hacer turismo en Argentina, que hacer turismo interno, algo que también le ocurre a Chile. A esto se suma turistas extraregión que van hacia el vecino país por la situación cambiaria.
Cichevski explicó que “nuestra visión es que en 2024, en los tres primeros trimestres y quizás más hasta finales del año, Argentina va a estar significativamente más barato que Uruguay. Es posible que en el transcurso del año que viene y a medida que se vayan corrigiendo los precios relativos, la situación cambie. El problema de Argentina es que tiene una discrepancia interna en los precios. Hay cosas muy baratas y cosas que no son tan baratas. Por ejemplo, la pasta de dientes en Argentina es muy barata, pero no la vestimenta. Eso probablemente se vaya corrigiendo, con lo cual alguno de los productos que cruzamos a comprar, se van a ir encareciendo. Pero igual estamos partiendo de un nivel de brecha de precios prácticamente absurdo”.
Ser más competitivo
Consultado sobre cuál sería la solución para que Uruguay pueda crear más empleo, Cichevski sostiene que en términos generales se debe ser más competitivo. Se debe mejorar las capacidades de los trabajadores que ingresan al mercado de trabajo, que “en gran medida no tienen las habilidades para lo cual se demandan puestos de trabajo. O sea, un ingeniero que se recibe a los veintitrés años va a tener un empleo porque hay empresas demandando esas calificaciones. Pero quien no termine ni tan siquiera el liceo va a enfrentar un escenario mucho peor. Claramente hay que mejorar la capacidad de los trabajadores, no es un tema solamente universitario. El tema es lograr que los trabajadores tengan habilidades aptas para las demandas del mercado de trabajo, no de hoy, sino del futuro, ya que cambian año a año”.
El otro punto pasa por cómo lograr que Uruguay sea más competitivo. Y no pensando en tipo de cambio, sino en que sea rentable invertir en el país. “Ahí estoy pensando en términos de eficiencia de los sectores no transables y la eficiencia de la comercialización de productos energéticos. Se trata de insertarse mejor en el mundo y abrir más mercados. En definitiva, somos tres millones y si no logramos ampliar los mercados externos, las empresas no tienen a quien venderle. Los casos de éxito de las empresas que han logrado ser muy dinámicas en los últimos diez o veinte años, como algunos sectores de la tecnología, carne, celulosa, o soja, han sido todas mirando hacia afuera”, concluyó Cichevski.
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