Si los datos sobre la concurrencia en la educación media son preocupantes, los conocidos ahora para educación primaria lo son aún más. El ausentismo escolar ha crecido desde 2019 a nivel nacional y desde el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) se habla de “un deterioro progresivo en la asistencia escolar”.
En agosto, se habían presentado los datos del Monitor Educativo por parte de la Dirección General de Educación Secundaria. Se destacaba que en el ciclo básico de los liceos públicos las inasistencias fictas fueron del 32,2% en 2023, mientras que en 2019 (antes de la pandemia) habían llegado al 27,1%. En primer año el promedio de faltas fue del 35,9%.
Ahora, el Ineed presentó los datos sobre ausentismo escolar entre los alumnos de primer año a sexto de escuelas públicas o jardines, tomando el período marzo-agosto de este año. En esos seis meses, en promedio, los alumnos perdieron 16 días de los 115 de clase que hubo en ese período. Solamente un 25% concurrió el 92% de los días, otro 25% llegó al 80% y el restante 50% concurrió un 86%.
Un hecho que llamó la atención es que marzo fue el mes de menor concurrencia (80%), cuando habitualmente es el de mayor, debido a que se inician las clases. Las autoridades estiman que esto se pudo deber a que este año la Semana de Turismo fue en marzo.
En el estudio se categorizan las inasistencias en ausentismo severo y frecuente (agrupado en crónico), y asistencia normal y destacada. El ausentismo crónico es definido como la inasistencia al 10% o más de los días lectivos. Entre marzo y agosto el 66,3% de los alumnos presentó ausentismo crónico, divididos en severo (27,4%) y frecuente (38,9%). La asistencia normal se ubicó solamente en 28,1% y la asistencia destacada fue del 5,5%.
Dentro del ausentismo crónico, este año la característica fue su incremento mensual. Por esta razón, las autoridades educativas señalan que “este aumento significativo durante los primeros meses del año escolar muestra la necesidad de identificar a los niños con ausentismo crónico lo antes posible, para implementar de forma temprana intervenciones oportunas”.
Otra característica es que la cantidad de faltas se produce de manera mayor entre quienes comienzan a no concurrir desde marzo que entre aquellos que lo hacen de manera normal en los primeros meses. Los ausentes crónicos empiezan con una tasa de 3,3% en marzo y llegan a 21,6% en agosto (faltas acumuladas) y los no crónicos faltan 1,2% de las clases en marzo y suben a 5,9% en agosto.
La situación del ausentismo crónico es más frecuente entre niños que asisten a primer y segundo año, así como en las escuelas Aprender. Otro detalle en el informe sobre este punto es que se observa una diferencia de 12,4 puntos porcentuales entre Montevideo y el interior del país (74,9% y 62,5%, respectivamente). Otra característica es que el incremento paulatino del ausentismo crónico se da a medida que desmejora el contexto socioeconómico y cultural de los centros. En las escuelas públicas de contexto muy desfavorable el ausentismo crónico llega al 78,5%, mientras que en las de contexto muy favorable es de 52,2%. También a medida que avanzan los meses el ausentismo se incrementa en mayor proporción entre los niños de contexto más desfavorable.
Este ausentismo se da en ambos sexos de manera casi similar, mientras que es más acentuado en primero y segundo año de la escuela. Sobre las características de los centros educativos, en las escuelas urbanas el ausentismo crónico llega al 64,2%, mientras que, contrariamente a lo que se podría pensar, las tasas son elevadas en las escuelas de tiempo completo (63,8%), aunque baja notoriamente en las de tiempo extendido (54,9%). Las escuelas de tiempo completo cumplen jornadas de siete horas y media cada día y una sala semanal de docentes de dos horas y media. Las de tiempo extendido abarcan siete horas.
También en el informe se señalan las fechas de mayores faltas de alumnos. La media fue de 16% entre marzo y agosto, y se llegó a más del 30% en varios días. Dos picos máximos fueron el 21 de junio y 21 de agosto, días en que hubo alerta meteorológica. También se registra un aumento del ausentismo cuando hay paro de maestros. Otros factores de ausencia son días de lluvia, olas de frío y también el pronóstico del comienzo del temporal de Santa Rosa.
Evolución en el tiempo
A su vez se presentó por parte del Ineed un informe sobre cual había sido la evolución de las faltas por parte de los escolares. La tasa promedio de asistencia ha ido disminuyendo progresivamente: en 2019 fue de 88,6%, en 2022 de 86,6% y en 2023 de 86,1%. No se consideraron los años 2020 y 2021 por la pandemia. La ausencia crónica (alumnos que presentan una asistencia igual o menor al 90% de los días hábiles) se incrementó de manera considerable, pasando del 46,1% en 2019 al 59,3% en 2023. Si por ejemplo se toma junio de 2019, un 6,5% de los alumnos ya había faltado al menos el 10% de los días lectivos. En 2022 para ese mismo mes sube a 13,3% y en 2023, se ubicó en 12,3%.
Otro hecho puesto al descubierto con este estudio es que el ausentismo crónico está creciendo más en el interior que en Montevideo.
Dentro de los departamentos se destaca Salto, que presentó el mayor ausentismo crónico en 2023. La tasa fue de 68,6%, cuando en 2019 era de 51,5%. Por otra parte, Rivera y Montevideo muestran altos niveles de ausentismo crónico, pero con un incremento menor. El departamento fronterizo llega al 66% y la capital del país a 65,4%.
Este fenómeno de ausentismo crónico en las escuelas se extiende a nivel nacional. Por ejemplo, Colonia pasó de 24,9% en 2019 a 37,5% en 2023 y Río Negro de 39,3% a 54,7%.
Si bien las escuelas ubicadas en contextos socioeconómicos más desfavorables registran la mayor proporción de ausentes crónicos, en los últimos años ha habido un mayor incremento en los quintiles más altos. Para 2019 en las escuelas en contextos más desfavorables el ausentismo crónico era de 59,7% y llegó a 71,3% en 2023. En los sectores muy favorables, aumentó de 31.4% a 45,4%.
El informe concluye que el sistema educativo monitorea las inasistencias desde hace más de veinte años e incluso cuenta con un sistema de alertas tempranas a nivel de alumno para intentar contribuir a mejorar la asistencia. A pesar de ello, los datos muestran que “el problema se ha incrementado”. Otras conclusiones sobre la comparación de 2019 con 2023 es que el ausentismo crónico “evidencia una tendencia preocupante”, hay “un deterioro progresivo en la asistencia escolar” y “se observa un mayor crecimiento de la problemática en los contextos más favorecidos”. A la vez se menciona “la urgencia de adoptar nuevas medidas preventivas y de intervención temprana”.
Buscar el nexo con la familia
La inspectora técnica de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria Liliana Pereira comentó los datos brindados durante la presentación de los informes. Señaló que la problemática de las ausencias crónicas es de larga data, aunque se incrementó tras la pandemia. A esto sumó que hubo una desvinculación de la familia con la escuela. La rutina de no concurrir a los centros durante la pandemia, lo considera como un factor que pudo haber ayudado a un incremento del ausentismo. Dijo que debido a esta situación se creó el Plan Asiste. Este se comenzó a ejecutar en agosto de 2023. Dentro del plan se enviaron cartas personalizadas a las familias de los alumnos recordando las faltas que tenían. “No se ha podido con el plan revertir esta situación, ya que no es un tema educativo. La inasistencia tiene causas multifactoriales”, dijo Pereira. Sobre el Plan Asiste manifestó que, gracias a él, el director de la escuela sabe qué niños tienen problemas de ausentismo crónico y qué acciones ha realizado el maestro frente a esa situación. Destacó que con el plan ahora “hay otro piso diferente” con el cual encontrar soluciones. El plan tiene de respaldo un sistema informático (GURI) el cual, al tercer día de falta consecutiva del alumno, emite una alerta para el maestro. Pereira dijo también que se debe fortalecer la comunicación con la familia. “Hoy buscamos que el maestro, el primer día que falte el niño, busque el nexo con la familia. Esa alianza con la familia la debemos volver a tener. La familia debe ser consciente de que esa falta, aunque sea un día, perjudicó a su hijo ya que hay algo que ese día no aprende”.
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