La Cumbre UE-Celac reforzó el optimismo en torno a la posible concreción del acuerdo entre el bloque europeo y el Mercosur. Para el embajador de Italia, inclusive, se ha fortalecido la idea de que se puede cerrar a fin de año. En una larga charla con La Mañana, Giovanni Iannuzzi explicó cuáles serían los beneficios para ambas partes de lograr un tratado de este tipo. Por otro lado, habló acerca de las relaciones entre Uruguay e Italia, las oportunidades comerciales y las metas actuales de la embajada.
En una entrevista con La Mañana hace poco más de dos años, usted dijo: “Tenemos una actitud muy positiva respecto del acuerdo UE-Mercosur”. Luego de tantos años de negociaciones, ¿cuál es la visión sobre las posibilidades de establecer ese tratado?
Después de la Cumbre UE-Celac podemos ver las cosas con optimismo. Del lado de Italia siempre ha habido una actitud favorable y muy interesada en este acuerdo. Los encuentros que han tenido los miembros del Mercosur en Bruselas han fortalecido la idea de que se puede marchar con el objetivo de cerrar el acuerdo a fin de año, porque en estos dos años, además de la pandemia, muchas cosas han pasado, ha cambiado el contexto internacional con la guerra de Rusia contra Ucrania y con el nuevo gobierno de Brasil que está más atento a los temas ambientales, que son de gran importancia para Europa.
¿En qué se beneficiarían ambas partes de un tratado de este tipo?
Al establecerse este acuerdo tendríamos un mercado de alrededor de 750 millones de personas que podrían aprovechar las ventajas que tienen los dos bloques, puede ser increíblemente provechoso para ambos. El Mercosur tiene proveedores de bienes básicos y Europa tiene una capacidad de producción agrícola muy adelantada. Sería verdaderamente uno de los avances más importantes a nivel del comercio mundial. No estamos hablando de un acuerdo simplemente de libre comercio, sino de asociación, en el cual las dos partes reconocen tener visiones sociales, políticas, democráticas y de libertad y derechos humanos muy semejantes.
¿Cómo fueron sus inicios en la diplomacia? ¿Cuánto influyó el hecho de que su padre se haya dedicado a la misma profesión?
Eso ha influido porque yo siempre estuve más listo para hacer una vida de nómade, o sea, cuando escogí esta carrera ya sabía lo que era mudarse cada cuatro años, acostumbrarse a un nuevo sitio, dejar un lugar, con las penas que implica. No obstante, los términos en los que actuamos han cambiado enormemente a lo largo de mis casi 35 años de trabajo en diplomacia.
¿En qué sentido?
A principios de los 90 había un enfoque muy importante en los temas políticos, pero con la globalización se empezó a apuntar mucho más a la promoción del producto italiano, de la imagen del país, el soft power que tiene Italia, y también fueron evolucionando las relaciones con las comunidades compatriotas en el extranjero. Por ejemplo, cuando yo comencé en la diplomacia los italianos del exterior no votaban, y ahora tienen pleno derecho de voto.
¿Qué aprendió de la diversidad cultural que fue encontrando en los distintos países donde trabajó?
Ha sido interesante ver tantas culturas diferentes, abrir la mentalidad, enfrentarme con situaciones particulares como las de los misioneros en África, en mi primer sitio; la articulación y las negociaciones de Naciones Unidas que hice en Ginebra con largos plazos en Nueva York; la atención a países europeos vecinos como Grecia y Rusia. Antes de la guerra contra Ucrania, Italia tenía una relación de intercambio económico muy importante con Rusia, y todavía persiste una cercanía de espíritu entre las dos poblaciones.
¿Cómo recuerda su llegada al Uruguay?
Yo llegué a fines de enero de 2020, Montevideo estaba dormida por el verano, y a los pocos días de que se instalara la nueva presidencia se cerró todo por el covid-19, entonces, tuve que llevar mi agenda en forma remota. Los primeros meses hubo que contribuir con los italianos que estaban varados, y eso ayudó a establecer las bases para un trabajo que después se desarrolló de promoción cultural de la imagen de Italia. A su vez, relanzamos la presencia italiana en la Expo Prado y construimos un nuevo edificio consular que la colectividad italiana en Uruguay, que crece a la altura de 2.000 nuevos ciudadanos cada año, merecía. Yo creo que fue perfecto haber estado aquí en la primera ola de la pandemia, en un país que gestionó la fase más delicada de una manera impecable, con un número muy bajo de muertos, y organizó un servicio de atención en casa que ayudó muchísimo. En 2022 pude llevar adelante mi trabajo en una condición normal y con gran provecho. En otoño empezaron las visitas oficiales y vino una delegación de la región Emilia-Romaña.
¿Qué metas principales se ha marcado la embajada?
Tenemos que seguir el camino que ya hemos establecido, reforzando la promoción comercial. Contamos con una Cámara Mercantil Uruguay-Italia nueva, joven, que constantemente está agregando más socios. Hay empresas italianas como Case New Holland, como Tecnimont, otras vinculadas a la energía que se quieren acercar a Uruguay y nosotros estamos decididos a acompañarlas.
Asimismo, tenemos que revitalizar la agenda política entre los dos países. El encuentro entre el presidente Lacalle y la primera ministra italiana Giorgia Meloni en Bruselas fue muy prometedor y abre perspectivas muy importantes.
Otra línea de trabajo es la atención a la colectividad italiana aquí. Hay más de 50 asociaciones regionales italianas con las cuales mantenemos un intercambio muy seguido y cuyas iniciativas respaldamos, algunas en conjunto con el Instituto Italiano de Cultura de Montevideo. Quiero mencionar también a la Sociedad Dante Alighieri, una institución joven, dinámica, que ayuda a promover la cultura italiana en todos sus aspectos, cine, teatro, idioma, literatura, cocina.
Por otro lado, vamos a tener una visita del navío escuela italiano que está de gira en el mundo. Ahora se encuentra en Canarias, en las próximas semanas va a ir a Norteamérica, va a seguir por el Caribe, Brasil, y a fines de octubre va a estar aquí. Es uno de los navíos escuela más bellos del mundo que todas las armadas nos envidian y va a parar en Montevideo. Va a ser un momento importante para las Fuerzas Armadas, porque uno de los primeros comandantes de la Marina uruguaya fue Giuseppe Garibaldi, entonces, los cadetes de la Marina italiana van a rendir homenaje al país donde Garibaldi luchó y eso no es poco.
Además, estamos trabajando en la promoción de la candidatura de Roma a la Exposición Universal del año 2030, con lo cual toda la red diplomática italiana de extranjero está comprometida. Días atrás Italia llevó adelante una misión de sistema con este objetivo. Estamos convencidos de que Roma ofrece las mejores características para ello. Italia puede contar con una presencia de 160 millones de turistas, lo que asegura una gran visibilidad a todos los países que tengan ahí sus pabellones.
¿Cómo ha vivido los diferentes recorridos por el interior del país acompañado de los demás embajadores de la UE?
Han sido muy interesantes. Yo agradezco mucho a la delegación de la UE por haber establecido esta agenda de viajes al interior con mis colegas y bajo la coordinación del embajador Paolo Berizzi. También tuve encuentros con las comunidades de italianos aprovechando mi presencia ahí, tuve la oportunidad de conocer departamentos y de estrechar vínculos con intendentes. Que seis o siete embajadores europeos lleguen todos juntos da una idea de compromiso por parte de cada país y de la UE. Este es un país que tiene muchos orígenes de Europa, países como España, Italia, Portugal, Alemania han dejado una huella aquí y eso hay que valorarlo. Yo aprecio la iniciativa del Parlamento uruguayo, que el año pasado votó la ley que reconoce el Día del Inmigrante Italiano en Uruguay el 23 de noviembre de cada año.
¿Cómo describiría las relaciones entre ambos países?
Las relaciones bilaterales marchan en un carril muy firme, pero al mismo tiempo no hay que dar nada como seguro. Es como una huerta en la cual hay diferentes plantas: la cultural, la social, la política, la del idioma, y ambos países tienen que seguir cuidándolas con mucha atención. Hay un patrimonio que es invaluable, que no se encuentra en muchos otros países en el mundo y que estoy seguro de que todos los embajadores han cuidado en el pasado y van a seguir cuidando en el futuro.
Hoy mencionaba las relaciones comerciales y el papel de la Cámara Mercantil. ¿Cuáles son las oportunidades de comercio entre ambos países para las empresas o inversores interesados?
Las posibilidades están ahí y nosotros hacemos lo posible para favorecerlas. Hace pocos meses la Agencia Italiana para el Comercio Exterior abrió una oficina aquí en la embajada para llevar adelante análisis sobre el mercado uruguayo y así promover las inversiones. Uruguay tiene grandes posibilidades en Italia con materias primas como ganado, pulpa de celulosa, entre otras. Italia tiene mucho interés, hay muchos productores que miran a Uruguay. Tenemos que trabajar mucho en gestionar las barreras no arancelarias, hasta que no se cierre el acuerdo UE-Mercosur, esta va a ser una tarea muy importante que vamos a llevar adelante junto a nuestros socios de la UE, porque el mercado uruguayo no es un gran mercado y hay un empuje monopolístico sobre el cual hay que hacer gestiones a veces muy delicadas y complejas. Esperemos que podamos progresar en eso de manera que los importadores uruguayos de bienes italianos se puedan ver más favorecidos.
Además de la promoción de la cultura italiana, ¿hay acciones para impulsar el turismo, considerando que su país es un destino turístico muy significativo a nivel mundial?
El gobierno italiano está comprometido con un proyecto muy relevante denominado “Turismo de las raíces”, que va a tener su momento más importante en 2024. Estos proyectos son promovidos por las oficinas del turismo italiano en el extranjero, que en el caso de Uruguay el trabajo se realiza en la oficina de Buenos Aires. Esta iniciativa está basada en la idea de que la diáspora va a ser favorecida todas las veces que esté interesada en recordar su historia y en buscar cuáles han sido los pueblos y las ciudades de los cuales sus antecesores han provenido, por eso se llama “Turismo de las raíces”. Yo invito a leer en la web lo que se ofrece a todos los integrantes de la diáspora que estén interesados en esta propuesta. A su vez, queremos evaluar de qué manera el destino de Montevideo puede ser de interés para ITA Airways, la compañía de bandera italiana, que está viviendo un momento de gran expansión. El año pasado empezó a trabajar sobre Buenos Aires y San Pablo, ahora está aumentando sus destinos en Brasil, agregando Río de Janeiro, y se establecieron contactos con el aeropuerto de Carrasco para ver de qué manera Montevideo puede ser un destino directo y así abrir una línea con el aeropuerto de Roma.
Habló de la guerra de Rusia en Ucrania y puntualmente de los lazos que ha mantenido Italia con la población rusa. ¿Le ve una resolución en el corto plazo a este conflicto?
La resolución hay que verla, no podemos imaginar solamente un recorrido de enfrentamiento militar. El asunto es que las posiciones del invadido y del invasor están muy lejanas y yo lo comprendo, porque si alguien va a tu casa y te dice: “este cuarto no tiene que ser más tuyo porque lo agarro yo”, no es fácil decirle que se acomode. Yo espero que la presión internacional que en este momento se está ejerciendo sobre Rusia pueda empujar al Kremlin a entender las razones del derecho que están detrás del respaldo que Europa está dando a Ucrania. Y se lo damos con buena razón, porque si los ucranianos no estuvieran ahí defendiendo su territorio, nosotros podríamos tener ahora los tanques rusos al borde de Polonia y esta sería una amenaza para la UE y para la OTAN. Hay que llegar a un arreglo internacional que en mi opinión necesitará una renovación de la idea de la paz en Europa que tome en cuenta también las necesidades de seguridad que puede tener Rusia.
¿Cómo ve Italia la situación del narcotráfico en la región latinoamericana, en particular, en Uruguay? Hay un acuerdo de seguridad entre Uruguay e Italia. ¿Está siendo utilizado para combatir el narcotráfico? ¿Cuáles son los desafíos para el país y en qué sentido la república italiana puede colaborar?
Por antiguas razones América Latina es una región donde la producción y el tráfico de estupefacientes se han llevado adelante de manera importante. A los descubrimientos recientes de pasajes de drogas en los puertos de esta zona se suma la preocupación por el fenómeno del lavado de activos. Se trata de un campo en el cual la colaboración se puede fortalecer compartiendo experiencias y metodologías de lucha contra este crimen. El acuerdo que en este momento se está finalizando entre los dos países seguramente va a dar un marco más fuerte a la colaboración ya tan eficaz entre los aparatos de policía de los dos países.
Las similitudes de Uruguay e Italia y la verdadera cocina italiana
Su familia se compone por su esposa, quien “con mucho coraje y atrevimiento” lo ha acompañado por 35 años, y su hija de 30 años que, si bien le sacó “provecho” a la vida de mudanzas, no optó por la diplomacia y hoy trabaja en una empresa multinacional.
En su tiempo libre, el embajador disfruta de hacer deporte y pasear. También le gusta mucho la historia, los temas científicos y la geografía. De hecho, en este último año, sin barreras a los viajes, visitó los países vecinos, luego de haber viajado por el Uruguay.
Lo que más le gusta de nuestro país es el perfil “muy sencillo” de la gente y la idea de que las instituciones tienen un valor que es más importante que la pertenencia política. “El uruguayo es una persona muy amigable y muy abierta, y no le veo defectos”, comentó.
Consultado sobre qué es lo que más extraña de Italia, no identificó un elemento en particular, dado que considera que Uruguay es muy similar a su país de origen, en el sentido de que ambos disfrutan de iguales condiciones ambientales y que “la gente es más o menos la misma”. “Podría decir que me falta un poco la cocina italiana, pero no sería correcto, porque aquí encontramos huellas de nuestra cocina. Inclusive, puede ser que la cocina italiana que nosotros vemos aquí sea la cocina de origen que en el siglo XIX han llevado los inmigrantes, y tal vez en Italia no hemos entendido que la cocina que ahora tenemos ahí, que ha evolucionado, no es la verdadera, que la verdadera se encuentra aquí”, explicó el diplomático.
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