La basura, los residuos y los desechos que cada persona genera diariamente no siempre son reutilizados. La mayor parte de ellos se acumulan en alguna zona del mundo esperando desintegrarse, proceso que, muchas veces, puede llevar miles de años según la materia que lo componga.
En Montevideo, según datos del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, un ciudadano promedio genera 0.88 kilogramos de residuos sólidos urbanos domiciliarios por día, es decir, que por el total de la población que vive en la capital, se generan 2.066 toneladas diarias, que equivalen a 62.000 toneladas mensuales solamente en ese departamento. En Canelones se generan 0.81 kilogramos por persona por día, que son 492 toneladas diarias per cápita y suman un total de 14.800 toneladas mensuales.
“Cualquier persona que circule por la calle Felipe Cardoso puede ser testigo de la situación del “negocio de la basura”
La capital y Canelones mantienen el mismo sistema de recolección desde hace algunos años. Al principio los camiones pasaban por cada casa y tomaban la basura que cada uno dejaba en la puerta. Luego, se comenzó a utilizar la modalidad de los contenedores que se encuentra vigente hasta hoy. Lo que no se ha modificado es el sitio en el cual los camiones recolectores depositan esa basura: la usina de Felipe Cardoso.
El barrio Las Canteras está ubicado hacia el este de Montevideo y se encuentra rodeado por Maroñas, Parque Guaraní, La Cruz de Carrasco, Malvín Norte y Carrasco Norte. A simple vista es un barrio clásico en el que se amalgaman diferentes clases socioeconómicas. Se pueden encontrar desde grandes casonas, hasta conjuntos de cooperativas de viviendas como diversos asentamientos.
Lo que caracteriza a esta zona de la capital es ser el sitio en el que va a parar la basura recolectada de Montevideo y gran parte de Canelones. En el vertedero, las montañas de residuos son de más de 40 metros de altura, y es posible visualizarlas como cerros desde diferentes puntos del barrio. Al acercarse al lugar ubicado en Felipe Cardoso y Cochabamba, puede notarse una especie de microclima, la temperatura se eleva, y según cuentan vecinos aledaños de la cooperativa MESA 1 -ubicada sobre Felipe Cardoso a metros de Camino Carrasco-, esto se debe a los gases que expide la acumulación de residuos.
Prácticamente frente a la usina viven más de 60 familias que incluyen niños pequeños. El problema más grande para Carmen Sosa, vecina de MESA 1 desde hace unos 25 años, es que los niños ya nacieron respirando plomo. “Montevideo es un lugar en el que la basura no se clasifica, y aunque se clasifique, los camiones se llevan todo junto y así lo depositan en la usina, por eso es que hay muchos productos químicos nocivos que terminan en el aire de la zona, y eso lo que respiran”, señaló.
El negocio de la basura
Fuentes de la Intendencia de Montevideo consultadas por La Mañana indican que hace ya más de quince años el sitio donde hoy están las precarias casas era utilizado por algunos clasificadores. “Había personas que estaban autorizadas a ingresar a la usina y el propio personal del lugar ya las tenía reconocidas. Entraban, tomaban los elementos que se podían clasificar y se lo llevaban a donde hoy están los ranchos. Esa era su forma de ganarse la vida”, sostienen.
Los recicladores eran bien recibidos porque ayudaban con un asunto que, incluso al día de hoy, la IM tiene pendiente como es el reciclaje. Ese beneficio medioambiental lo generaban únicamente las personas que hurgaban en el vertedero, pero después comenzaron a ver que era un negocio bastante lucrativo el hecho de revolver y reciclar, y se fueron sumando personas a esa tarea de manera que se perdió el control y generaron inconvenientes.
Cuando los camiones llegaban para volcar la basura, los recicladores se trepaban peleándose entre ellos por agarrar las cosas que iban a desecharse, esto llevó a que más de uno saliera lastimado en esas riñas o que, incluso, falleciera. Para tirar algunas cosas los funcionarios debían ir acompañados por la policía, por ejemplo, cuando se trataba de materiales que fueron decomisados en la Aduana, materiales de depósitos, mercaderías de contrabando o fuera de fecha.
“Si no se hace eso, los recolectores se desesperan y pueden volver a treparse en los camiones en movimiento, y así la situación se torna ingobernable. De todas maneras la policía antes estaba pintada, pero ahora hay un buen servicio de la republicana y se controla un poco más”, relató el funcionario.
“Lamentablemente el vivir entre la basura se volvió un negocio lucrativo. La basura mueve mucha cosa, está a la vista de todo el mundo como algunos camiones que no son multados por la Intendencia, descargan basura a los costados del asentamiento haciendo crecer todo y generando que las personas menos quieran salir de esa situación”, acotó.
Cada vez en Felipe Cardoso se fue sumando más gente y desde la usina se comenzó a prohibir de a poco el ingreso y se los fue alejando. Pero las personas comenzaron a formar casas y familias y se arraigaron al lugar y una manera de que no puedan moverlos del sitio es teniendo niños a cargo, y ese es uno de los motivos por los que no los sacan del lugar.
Los vecinos del barrio entienden que los niños son rehenes de la situación y que el Estado debería tomar cartas en el asunto y buscar la manera de que esas familias no vivan más en la zona. “A los vecinos nos da mucha lástima las condiciones en la que están, son deplorables. Por eso tratamos de ayudarlos y hacemos algunas actividades para darles una mano en fechas especiales como Navidad o Día del Niño”, comentó Sosa.
“Montevideo es un lugar en el que la basura no se clasifica, y aunque se clasifique, los camiones se llevan todo junto y así lo depositan en la usina”
Cualquier persona que circule por la calle Felipe Cardoso puede ser testigo de la situación del “negocio de la basura”. A un par de metros del asentamiento se acumulan elementos que están a la venta, desde chapas hasta partes de automóviles o repuestos de electrodomésticos. No es necesario estar más de una o dos horas para ver como algunos camiones estacionan y descargan allí los desechos que a los dueños del negocio les interesa y luego siguen e ingresan a la usina a dejar el resto, si es que algo les queda.
Las dos caras del reclamo
El pasado lunes 17 de febrero, a raíz de la lluvia y el viento que se desató en Montevideo, algunos ranchos se desarmaron, otros se prendieron fuego y además se volaron los cables con los cuales las personas obtenían energía eléctrica de manera ilegal. Entonces las familias cortaron la calle Felipe Cardoso exigiendo que le reconectaran la luz, y quienes debían pasar por allí para descargar la basura tuvieron que dar una gran vuelta.
Por otra parte, el lavadero de camiones que la Intendencia tenía a metros del lugar fue desalojado debido a las constantes balaceras, sin embargo las personas siguen acumulando basura, los camiones tienen menos espacio para pasar porque ellos caminan por la calle, junto con niños y animales y denuncian que la IM no ha hecho nada al respecto.