Uruguay tiene como uno de los principales retos de futuro la atención de los adultos mayores, una de las más numerosas de América Latina en comparación con el total. La pandemia dejó en evidencia la importancia de la atención a esta población de mayor riesgo. Se consideran personas mayores aquellos que superan los 60 años.
En la actualidad casi el 20% de la población uruguaya, unas 670 mil personas, supera los 60 años. Según la tasa de crecimiento de las personas de esta edad, comparando 2004 con 2011 (último censo), la tasa de crecimiento es de 0,9% mientras que la población total del país aumentó en 0,19%, lo cual marca un importante envejecimiento de la población. En 1975 –según datos del Instituto de Estadística– los mayores de 60 años eran el 14,3% de la población y para 2011 se ubicaban en 18,7%, manteniéndose ese porcentaje hasta la actualidad.
Esto está marcando un constante envejecimiento de la población, con la característica que las personas de edad avanzada son predominantemente mujeres. El censo de 2011 también reveló cómo ha crecido el envejecimiento poblacional. En 1975 había un adulto mayor cada dos menores de 15 años, y casi 40 años después esa proporción es casi uno a uno.
Otro aspecto que manejan los demógrafos es la edad de dependencia. Mientras que a mediados de los ’70, la población infantil representaba el 46% de las personas dependientes y la población mayor de 60 años el 24%, hoy día están casi emparejadas (31% para los mayores y 26% para los menores).
Uruguay y Cuba se presentan en la región como los países con el mayor porcentaje de personas mayores de 60 años. Si bien la Cepal estima que la tendencia en América Latina será a un envejecimiento de la población, para Uruguay se señala que habrá una “vejez dentro de la vejez”. O sea, dentro del grupo de los adultos mayores tendrán cada vez más edad en promedio, ya que crece de manera importante el grupo de personas de más de 80 años. Por encima de los 60 años, la población que más crece es aquella que llega a los 82 años.
Es interesante mirar el pasado para ver cómo ha cambiado Uruguay en materia de población. Un informe de la Cepal indica que a principios del siglo XX (hace más de 100 años), el nivel de la fecundidad era de 6 hijos por mujer, hoy es de 1,96. La esperanza de vida de los uruguayos era de 50,83 años (49,49 años para los hombres y 52,2 para las mujeres) ubicándose por encima de países como España e Italia. Hoy en día la esperanza de vida en Uruguay llega a 78 años, siendo para las mujeres 81 años y para los hombres 74 años.
En el año 1908, la mitad de la población tenía menos de 19 años, no existiendo prácticamente diferencias por sexo y en la actualidad más de la mitad de la población total sobrepasa los 31 años.
Garantizar una vida digna
En el Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay se encuentra el Instituto Nacional de las Personas Mayores (Inmayores), siendo este el rector en materia de vejez y envejecimiento. Su cometido es la promoción integral de las personas adultas mayores y “se considera fundamental promover una cultura positiva del envejecimiento por medio de políticas que garanticen una vida digna y el bienestar para todas las personas”.
Su directora es la psicóloga Malva Torterolo, quien ocupa ese cargo en representación de Cabildo Abierto. En la celebración del Día Internacional de la Persona Mayor, destacaba que el instituto trabaja con estrategias para que las personas envejezcan con dignidad, por lo que Inmayores reconoce y protege sus derechos. “La vejez, como etapa de la vida, debe ser concebida de manera positiva, heterogénea y basada en derechos”, manifestó.
Torterolo dijo que “resulta imprescindible desarrollar acciones de sensibilización que promuevan una imagen de la persona mayor como sujeto de derecho, con dignidad y el potencial necesario para contribuir al desarrollo de nuestra sociedad”. También destacó que se requiere “crear una cultura a favor del envejecimiento activo y saludable desde un abordaje integral y generacional”. Hizo referencia al impacto de la pandemia señalando que quedó de manifiesto la relevancia de la función social en el abordaje y la intervención de las personas mayores, “siendo uno de los grupos más vulnerables y con mayor riesgo ante el contagio de la enfermedad”.
Durante el año pasado, Inmayores junto al Ministerio de Salud Pública y la Secretaria Nacional de Cuidados diseñaron herramientas que permitieron realizar la mayor cantidad de inspecciones a los hogares de larga estadía desde que se originara este instituto. Dentro de los cambios que se están impulsando se encuentra el trabajo en conjunto con la Secretaría de Cuidados y el Ministerio de Salud Pública, para mejorar lo que es el control en los residenciales. A través de un formulario único inspectivo se unifican criterios entre los técnicos que concretan la fiscalización y se facilita el intercambio de información entre los organismos.
La directora de Inmayores sostuvo que se está trabajando con la Secretaría de Cuidados y Discapacidad la implementación de un programa que permitirá el cierre de los establecimientos para adultos mayores que se consideren críticos, “asegurando el realojo de los residentes y garantizando condiciones de dignidad y respeto de sus derechos”.
Asimismo, con el Plan Ibirapitá (que está en la órbita del BPS) se vienen llevando a cabo actividades diferentes con el objetivo de planificar y ejecutar proyectos a nivel nacional sobre vejez y envejecimiento. Torterolo sostiene que desde el instituto consideran “fundamental crear una cultura a favor del envejecer y tener conciencia de ello desde la más temprana edad, generando acciones políticas que posibiliten garantizar una vida digna y el bienestar de todas las personas”.
El Ministerio de Desarrollo Social ha intimado en el último mes, conjuntamente con MSP, a 470 centros de larga estadía para personas mayores, para que avancen en las etapas de regularización y puedan ser habilitados. El ministro Daniel Lema ha señalado a este respecto que “bajamos la tolerancia, vamos a profundizar las fiscalizaciones en todos los centros y los monitoreos constantes para que se cumplan con todas las características exigidas” y acotó que “cuando hablamos de personas mayores, estamos hablando de todos, porque todos aspiramos a llegar de la mejor forma a esa etapa de la vida”.
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