La tradición comenzó en Bélgica, en el año 1246. En Montevideo, este año el punto de encuentro será el Av. Libertador y Colonia.
El domingo 2 de junio se realizará la procesión de Corpus Christi que este año adopta el lema “Yo soy. El que era, el que es y el que viene”.
La solemnidad de Corpus Christi es una de las celebraciones católicas más importantes, conmemora la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Es una celebración anual que tiene lugar el jueves posterior a la Santísima Trinidad, aunque por motivos pastorales, en algunos sitios se traslada para el domingo siguiente, como ocurre en nuestro país, que ese año cae 2 de junio.
Para Montevideo 2024 tiene una particularidad especial, porque la Iglesia Católica conmemora los 300 años de la presencia de Jesús Eucaristía en la ciudad, cuya historia se remonta a la primera capilla que los jesuitas construyeron con los indios misioneros, donde hoy se encuentran las calles Piedras y Zabala, Ciudad Vieja.
El cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, dijo al respecto que “desde 1724, con la instalación de los jesuitas y la construcción de la primitiva capilla, Montevideo ha contado ininterrumpidamente con la celebración de la Santa Misa y con la presencia del Santísimo Sacramento. La presencia de Jesús sacramentado ha acompañado el desarrollo de nuestra ciudad y pronto, desde 1726, la celebración colonial más festiva fue la de Corpus Christi”.
“Jesús está presente en nuestra ciudad desde hace 300 años. Es innumerable el caudal de gracia, consuelo, fortaleza y alegría que el Buen Jesús en estos 300 años ha dado a miles y miles de montevideanos o de cristianos que han venido de lejos o que han estado de paso por nuestra bella ciudad”, agregó.
La procesión de Corpus Christi del domingo 2 tiene como punto de encuentro la plaza Fabini (Av. Libertador y Colonia) a las 15.00 horas. La procesión saldrá desde la parroquia San Miguel Garicoits (iglesia de los Vascos) en Julio Herrera y Mercedes, y tendrá como punto de llegada la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en la Aguada.
Una vez en el destino se realizará un tiempo de adoración eucarística y la bendición final.
El origen de la procesión se remonta a Bélgica, 1246, cuando monseñor Roberto de Thorete, obispo de Lieja ordenó la celebración que tuvo lugar por primera vez en 1247, el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad.
Posteriormente, un obispo alemán lleva la procesión a Alemania y el papa Urbano IV la traslada a toda la Iglesia Católica.
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