Hijo de un comerciante rural y una maestra, decidió estudiar derecho, profesión a la que se dedicó por muchos años, además de haber continuado con el negocio de su padre. A la par, y también por sus orígenes, se acercó al Partido Nacional, donde comenzó a participar activamente de la militancia. Fue cuatro veces electo intendente de Colonia, pero también pasó por el Parlamento y se desempeñó como subsecretario del Interior, en una época donde la sociedad era mucho más “pacífica”. Entrevistado por La Mañana, el jefe comunal repasó los hechos más importantes de su trayectoria y se refirió a los problemas actuales que atraviesa el país.
Es oriundo de Colonia. ¿Cómo era el hogar en el que creció?
Un hogar tradicional, con principios morales muy arraigados. Yo nací en Colonia Suiza-Nueva Helvecia, una sociedad muy emprendedora, con una corriente migratoria importante: suizos, alemanes, austríacos. De hecho, tengo un abuelo gallego y otro austríaco. Mi padre era comerciante, había venido a construir la ruta 1 en la década del 30, y mi madre era maestra. También tengo una hermana. Los recuerdos de esa época son muy lindos. Allí hice la escuela, liceo, preparatorios, después me fui ocho meses a Estados Unidos becado, en el 63, y continué los estudios en Montevideo, hasta que me recibí de abogado.
¿Por qué quería ser abogado?
Porque me gustaban mucho las letras, el derecho, y al final elegí esa profesión, que la ejercí muchísimos años. Yo vendía los productos de granja y quesos del negocio de mi padre para costearme los estudios, sin perjuicio de que él estaba en una buena posición, pero quería conseguir dinero porque cuando me fui a Montevideo vivía en una pensión en el Centro. Después vino la dictadura, por lo que no había ninguna actividad política, salvo clandestina, de modo que me dediqué a la abogacía y también continué con el negocio de mi padre, que falleció muy joven.
Su padre participaba activamente en la militancia política. ¿Eso lo acercó a usted al Partido Nacional?
Exactamente. A papá le gustaba mucho la política, era de origen herrerista, y siempre recuerdo que él abría comités. Incluso fue edil departamental en dos períodos, así que yo también heredé ese amor por la política.
Recién mencionaba la militancia clandestina en el gobierno de facto. Siendo wilsonista y dado que Wilson era uno de los mayores enemigos de la dictadura, ¿cómo vivió ese período?
Era un riesgo enorme. Y como allegados al wilsonismo, nosotros estábamos excomulgados. Fueron tiempos muy duros y fue muy prolongada la dictadura. Luego yo participé activamente en las elecciones internas, militando en el Movimiento por la Patria en Colonia.
En el 85 tuvo por primera vez la oportunidad de ingresar al Parlamento al ser diputado suplente por Colonia. ¿Cómo fue esa experiencia?
Pude acceder algunas veces a la Cámara de Diputados, mientras seguía dedicándome a la abogacía. Me gustaba, siempre tuve vocación parlamentaria, porque me gusta debatir, estudiar, leer, estar informado.
Más tarde, en el gobierno de Lacalle Herrera, fue subsecretario del Interior. ¿Cómo era la sociedad entonces? ¿Cuáles eran los principales problemas a atender?
Esa fue mi primera experiencia administrativa en la actividad pública. Fue muy linda, en una sociedad que era completamente distinta a la actual. Hoy vivimos en una sociedad plagada de violencia. En ese momento las rapiñas eran una quinta parte de lo que son ahora, los homicidios también. Era un país mucho más pacífico.
¿Qué cambió?
El avance del narcotráfico fue fundamental, porque la mayoría de los homicidios hoy tienen una saña y una crueldad, y son consecuencia de las luchas por las bocas de pasta base y de drogas. Se disputan los territorios y se matan, y son todos muy jóvenes. Es lamentable. El gran veneno que tuvo la sociedad uruguaya fue ese.
¿Le ve una salida a ese problema?
No es fácil, es complejo. Pasa en todo el mundo, sobre todo, en América Latina: México, Colombia, Bolivia son proveedores de drogas y Uruguay muchas veces es el lugar de pasaje hacia Europa. Nos ha pasado de encontrar cargamentos enormes de cocaína en contenedores en el Puerto de Montevideo.
En el 95 asumió como intendente y en el 2000 fue el primero en Colonia en ser reelecto para ese cargo. ¿Cuáles fueron los mayores logros?
Fue un gran honor que lo asumí con orgullo. Yo soy coloniense de nacimiento y de corazón. Ahí me puse a trabajar, con un buen equipo, e hicimos una gestión que la gente ratificó a los cinco años con su voto de confianza, eligiéndome de nuevo.
El logro principal fue mantener la economía en buen estado, eso es fundamental, porque sin recursos económicos no se pueden hacer las obras que la gente demanda según sus necesidades, para mejorar su calidad de vida. Esto implica ser eficiente en la recolección de los residuos, en su disposición final, en la limpieza, la vialidad urbana y rural. Nosotros tenemos mucha actividad cultural, museos, bibliotecas, orquestas, coros, teatro, es decir, le damos una gran importancia a todo lo cultural. Tenemos 15 “escuelas del hogar” donde se imparten cursos de toda naturaleza.
Colonia del Sacramento es una ciudad fundada en 1680 por los portugueses, es más vieja que Montevideo, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. Yo tuve el honor de ir a Berlín a recibir ese galardón enseguida de asumir. Eso fue un antes y un después, porque Colonia pudo ser conocida, se jerarquizó. Nosotros cuidamos mucho los valores patrimoniales y el casco histórico de la ciudad, y hoy es un lugar que visitan miles de uruguayos y extranjeros durante los 365 días del año.
Como intendente le tocó una situación muy complicada que fue la crisis del 2002. ¿Cómo transitó ese momento?
Fue un azote aquella crisis bancaria, la caída de la actividad económica. Nosotros lo sufrimos, pero lo pudimos superar porque siempre tuvimos las finanzas muy bien equilibradas. Si usted tiene reservas, en los momentos malos acude a ellas. En esa época los argentinos venían a Uruguay a tratar de sacar la plata. Fue un momento muy difícil que le tocó vivir a Jorge Batlle. A veces vienen olas monstruosas como esa, que fue imparable. Nos mandaron US$ 1.500 millones del gobierno norteamericano, que fue lo que nos salvó, cuando Tabaré Vázquez pedía el default. Hizo muy buen Batlle en no hacerle caso.
En 2005 volvió al Parlamento, pero esta vez como senador, con la particularidad de que era la primera vez que asumía un gobierno del Frente Amplio (FA). ¿Qué recuerdos tiene de esa etapa? ¿Cómo era la relación con el entonces oficialismo?
Yo tuve una participación muy activa, me gustó mucho la tarea parlamentaria, completamente distinta a la tarea ejecutiva que tiene un intendente. Ahí lo que hay que hacer es trabajar y estudiar mucho porque hay que conocer los temas. Yo estaba en varias comisiones y tuve que aprender de todo. Estuve en la Comisión de Legislación y Códigos, en la Comisión de Trabajo, en la Comisión de Transporte y Obras Públicas y otras más.
Siempre traté de ejercer una oposición responsable. Interpelé ministros varias veces, sobre todo, al ministro del Interior y al ministro de Transporte por el tema Pluna, donde tuve un rol protagónico, tanto que eso culminó con la renuncia del ministro de Economía de la época y el procesamiento, y del presidente del Banco República, además de aquellos argentinos que causaron un daño enorme al país.
El FA era de mano enyesada. Yo debo haber interpelado 12-13 veces a distintos ministros por diversos temas y siempre las explicaciones eran satisfactorias, la mayoría se imponía en forma aplastante. El FA ejercía el poder absoluto en el Parlamento, lo que no le parecía no lo apoyaba y chau, no había mucho diálogo.
En el período pasado volvió a ser intendente de Colonia y nuevamente reelecto para el actual. ¿Cómo define este fenómeno?
Son 17 años ya. En la historia de Colonia no hay ninguna cosa así. Es el respaldo de la gente que me conoce y está conforme con lo que uno hace, cómo administra los dineros públicos y cómo ejecuta las obras que la gente reclama para vivir mejor. Hicimos una obra icónica que fue la remodelación de la Plaza de Toros del Real de San Carlos, que es otro elemento de atracción enorme para el turismo —en las vacaciones de julio la visitaron 12.500 personas, ha sido todo un éxito—.
Hoy Colonia tiene una oferta turística muy diversa y espero que se siga desarrollando normalmente. El sector de servicios vinculados al turismo sufrió muchísimo por la pandemia, es decir, gastronómicos, hoteles y transporte. A los hoteles, por ejemplo, les hemos prorrogado los vencimientos de sus contribuciones inmobiliarias durante tres años, y ahora les dimos una importante rebaja en las contribuciones, ya que no se las actualizamos y no les cobramos multas ni recargos, además de que pueden pagar en seis cuotas.
¿Qué balance hace de lo que va de su administración en este período?
El balance es positivo. Económicamente estamos muy sólidos, no se ha caído la recaudación como consecuencia de la pandemia y estamos muy contentos con eso. Pensamos que podía afectarla mucho más, pero se ha mantenido en los términos históricos y hoy estamos en una buena situación económica. Lo que la gente quiere es que hagas cosas, que tengas las calles en buen estado, la caminería rural, que el sistema lumínico funcione bien. Hemos cambiado todas las luminarias por el sistema led y eso la gente lo valora mucho.
¿Cuáles cree que pueden ser las soluciones para los problemas relacionados a la diferencia cambiaria con Argentina, sobre todo, los que padecen los comerciantes de fronteras? ¿Deberían considerarse los proyectos que están en el Parlamento relativos a ese tema?
A Colonia lo afecta menos que al litoral, pues nadie va a cruzar el río en un barco para comprar más barato todos los días, no vale la pena.
El gobierno tiene que intervenir y rebajar impuestos, eso lo están planteando los departamentos del litoral. Hay que ayudar, porque si no, van a quebrar, y la generación de puestos de trabajo de todos esos comercios es fundamental. Creo que el gobierno está tomando medidas en ese sentido, yo espero que sean suficientes.
¿Cuáles son los mayores desafíos hoy a nivel departamental?
El departamento está jugado a captar inversiones, sobre todo, de argentinos, y hoy tenemos algunos proyectos muy interesantes, también de uruguayos, pero mayoritariamente de argentinos, porque hoy Uruguay es un ejemplo de institucionalidad y de firmeza. El gobierno está haciendo las cosas muy bien y llama la atención en el mundo. Somos un ejemplo no solo en la forma en la que manejamos la pandemia, sino también la economía, y por el relacionamiento que tienen los partidos políticos. Argentina tiene la famosa grieta, que parecen enemigos, no parecen nacionales. Uruguay es diferente en ese aspecto. Yo confío en que vamos a seguir captando mucha inversión. El otro día estuve hablando con el intendente de Maldonado, Enrique Antía, y me decía que en Punta del Este la inversión que se ha hecho en edificios ha sido enorme. Seguiremos un camino similar.
¿De qué depende que haya más inversión en Colonia?
Depende de que seamos un atractivo para que la gente pueda ganar dinero, porque los que invierten lo hacen para obtener un beneficio. En este momento tenemos un proyecto enorme de construcción prácticamente de una segunda ciudad al lado de Colonia, en un campo de 515 hectáreas, con siete kilómetros de costa. Es una inversión de argentinos.
¿Cómo evalúa, en términos generales, lo que ha sido la gestión del gobierno nacional hasta el momento?
Para mí ha sido excelente, y los números lo marcan. Tenemos una inflación absolutamente controlada, un país con una fuerte institucionalidad. Manejaron la crisis sanitaria en óptima forma, tan es así que Daniel Salinas es el ministro que tiene la mejor reputación del elenco de gobierno, y el presidente de la República ha actuado en forma notable, con una energía, una vitalidad, una claridad de conceptos, una capacidad para el diálogo, que realmente es muy bueno, muy positivo.
¿Cómo ha visto estas últimas reuniones entre partidos, incluso con la oposición?
Que se dialogue me parece bueno. Manini está teniendo conversaciones con Fernando Pereira; Lacalle Pou visitó la sede del FA hace poco, se ha entrevistado con todos y dialoga con todo el mundo. Esa es la mejor forma de, entre todos, impulsar el desarrollo del país.
¿Le preocupan las rispideces que a veces surgen desde adentro del sistema político?
Es natural. Con el tema de la enseñanza se han dado muchos enfrentamientos. Creo que está fuera de lugar que estén ocupando centros educativos, no me parece bueno para nada, y ha habido algunas manifestaciones de falta de respeto con carteles y cánticos, y eso está muy mal.
¿Qué importancia considera que tiene la reforma de la seguridad social?
Es imprescindible, porque como lo dicen todos, no solo los de la coalición de gobierno, sino también muchos representantes del FA, el sistema se agota. Es decir, si no lo modificamos, teniendo una expectativa de vida que ha crecido enormemente —por suerte—, una gran cantidad de personas capaces de jubilarse y una población que se va reduciendo, vamos hacia un final inexorable: va a llegar un momento en el que podrá estallar el sistema. Yo soy abogado, estoy en la Caja de Profesionales Universitarios, que tiene una situación muy crítica, y vamos a ver cómo sale; hay que tomar medidas ya.
El golpe de la pandemia y la apuesta por el turismo interno
La pandemia pegó muy duro en Colonia, sobre todo, porque su puerto, que es el más importante de Uruguay en cuanto a cantidad de pasajeros, estuvo cerrado dos años. Por allí ingresaban y egresaban 2.200.000 personas al año, lo que implicaba la visita de cientos de turistas al departamento que se trasladaban en barco todos los días desde Buenos Aires. “Y no eran solo argentinos, sino también brasileños, norteamericanos, europeos, que pasaban el día en Colonia, y eso se cortó abruptamente”, manifestó Moreira.
Esa situación obligó a las autoridades del gobierno departamental a apostar fuertemente al turismo interno, objetivo que dejó muy buenos resultados, pues se ha triplicado. “Muchos uruguayos no nos conocían y ahora nos conocen, gracias a que hemos hecho una tarea muy fuerte de promoción junto con la Asociación Turística Departamental de Colonia y el Ministerio de Turismo”, agregó.
Además, como actualmente miles de uruguayos visitan Argentina por los precios tan bajos, eso genera una gran circulación de personas en Colonia, que “prácticamente cubren un barrio del centro de la ciudad, y no hay ni lugar para estacionar”, de acuerdo con el intendente.
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